100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre

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100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre

El desenmascaramiento del gobierno de coalición

La VII Conferencia del Partido Bolchevique (Conferencia de Abril de 1917) sellará el triunfo de la posición leninista de pasaje a la revolución socialista y los bolcheviques se lanzaron con ardor a la tarea de prepararla junto a las masas.

Agarrándose a un último hilo de esperanza de recuperar alguna credibilidad política entre las masas, en 26 de Abril, el Gobierno Provisional publica la declaración “Sobre el Gobierno de coalición”, en que la burguesía rusa señaliza ensanchar la composición por medio de la integración de “fuerzas creadoras”, que no eran nadie más que los dirigentes socialistas revolucionarios y mencheviques, cuyos partidos detenían hegemonía en la mayoría de los Sóviets.

En 1º de mayo, una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado  aprobó la participación en el gobierno de coalición. La votación reflejaba la posición capitulacionista de los “socialistas” conciliadores (mencheviques, socialistas revolucionarios y otros) ante la burguesía rusa y al imperialismo de la Entente (coalición de Inglaterra,  Francia y Rusia), los cuales maquinaban continuar la guerra. Con esta decisión, se formaba en 5 de mayo el primer gobierno de coalición. En él entraron el menchevique I. Tseretéli (ministro de los Correos y Telégrafos), los socialistas revolucionarios A. Kérenski (Ministro de la Guerra y de la Marina) y V. Tchernov (ministro de la Agricultura).

La creación del gobierno de coalición fue listamente rechazada por obreros y soldados en diversas localidades. Era el resultado del intenso trabajo de los bolcheviques en saludo a las deliberaciones de la Conferencia de Abril.

Enemigos de la revolución desenmascarados

“La nueva etapa de nuestra Revolución está insertada en todas las esferas de la vida económica revolucionándola de cima a bajo – modificando profundamente las fuerzas del viejo mundo y del mundo nuevo. La guerra y el desorden económico que de ella deriva agravan de forma extrema las contradicciones de clase. La política de conciliación con la burguesía, la política de maniobras entre revolución y contrarrevolución van mostrándose claramente insostenibles.

De dos una:

O se va adelante, contra la burguesía, por el pasaje del poder a las manos de los trabajadores. Por el fin de la guerra y del desorden económico. Por la organización de la producción y de su distribución;

O se va para tras, con la burguesía, por la ofensiva y por la prolongación de la guerra, contra las medidas decisivas para eliminar el desorden económico. Para la anarquía en la producción y por una política francamente contrarrevolucionaria.

El Gobierno Provisional está tomando claramente el camino de la contrarrevolución descarada.

Es deber de los revolucionarios cerrar más estrechamente sus hileras y seguir impulsando adelante la Revolución”. Artículo de Stalin, publicado en 30 de mayo de 1917 en el periódico Soldatskaya Pravda (“La Verdad del Soldado”).

Ya en comienzos de mayo, atendiendo a los anhelos de la burguesía rusa y de potencias como Inglaterra y Francia, fue constituido, en el seno del gobierno de coalición, un comité especial para dirigir los asuntos de guerra.

Con el objetivo de coercer los soldados a proseguir con la guerra, Kérenski publicó una orden contra la confraternización en el frente de guerra e instituyó la “Declaración de los Derechos del Soldado” que limitaba fuertemente los derechos conquistados por los soldados en los primeros días de la Revolución de Febrero. Los bolcheviques, movilizando las masas contra la guerra imperialista y levantando la bandera general de “paz, pan y tierra”, la llaman de “Declaración de la falta de derechos de los Soldados”.

Por otro lado, la situación económica del país continuaba extremadamente grave. En 30 de mayo el número de desempleados ya sumaba cerca de 50 mil, solamente en la ciudad de Petrogrado. La burguesía proponía una solución para la crisis a cuesta de la clase obrera.

Sobre la cuestión económica, los oportunistas del gobierno de coalición, por un lado iban la revoque de los capitalistas y, por otro, engañaban las masas con promesas de mejorías rápidas de la situación de los trabajadores.

Sobre la cuestión agraria, los ministros “socialistas” conciliadores tampoco tomaron ninguna medida concreta. Los latifundistas promovían una desenfrenada especulación con las tierras, las dividían y las vendían para extranjeros.

La ausencia de una respuesta precisa a una de las cuestiones fundamentales de la revolución — la cuestión de la tierra — resultó en un crecimiento incesante de las acciones del campesinado. Al que el ministro de la Agricultura socialista revolucionario había declarado tener carácter temporal y había incitado que se acabase con ellas. Los representantes bolcheviques intervinieron en favor de la inmediata confiscación de las tierras de los latifundistas.

Las masas avanzan bajo la dirección de los bolcheviques

En Petrogrado, Moscú, Odessa y en todas las grandes ciudades industriales, las masas se agitaban. Grandes concentraciones y comicios se sucedían. A la vez, todo tipo de calumnias y difamaciones eran difundidas por los contrarrevolucionarios con el objetivo de descalificar los bolcheviques y su jefe, Lenin, que fue acusado de ser un agente alemán infiltrado. Esto en razón de los bolcheviques ser defensores de la salida de Rusia de la guerra, lo que, para los imperialistas de la Entente, favorecía a Alemania.

En 12 de mayo, el ministro del Interior envió una circular a los comisarios de gubpérnia1 que exigía la toma de medidas urgentes contra el movimiento revolucionario local. Pero, era imposible contener el crecimiento de la revolución. En la capital, en 19 de mayo, se realizaron manifestaciones y reuniones de obreros y soldados en protestas. Fueron registradas huelgas y acciones en fábricas, además de incontables confiscaciones de tierras por campesinos en varias regiones.

En muchos Sóviets, las elecciones realizadas de mayo a junio dieron a los bolcheviques una sólida mayoría. En Moscú 205 de los 625 lugares pasaron a pertenecer a los bolcheviques.

Como desarrollo de la situación, los Sóviets de Obreros y Soldados de Voznessensk, Krasnoiarsk, Marienburg, Tomsk declararon su desconfianza en el Gobierno Provisional y apuntaban que la salida para la situación era la entrega del Poder a los Sóviets.

En contraposición a los anhelos de las masas, la conferencia de toda Rusia de los mencheviques, de 7 a 12 de mayo, confirmaba la decisión de su entrada en el Gobierno Provisional y consideró necesario darle todo el apoyo. También los socialistas revolucionarios, en su III Congreso, iniciado en 25 de mayo, hacía lo mismo, aunque en las hileras del partido ya hubieran críticas a la dirección, que resultarían inmediatamente en la ruptura de los socialistas revolucionarios de izquierda con este partido.

Desde el principio bolcheviques sostuvieron que la entrada de los partidos dichos socialistas en el gobierno de coalición no modificaba nada la situación y desenmascaraba los socialistas revolucionarios y mencheviques. El título del Pravda (La Verdad), órgano de los bolcheviques dirigido por Stálin, en 11 de mayo fue “Nada se Alteró”.

Despertaba y crecía cada vez más la insatisfacción de las masas con la política imperialista del Gobierno Provisional y con el espíritu de conciliación de los mencheviques y socialistas revolucionarios.

Los bolcheviques eran la fuerza que organizaba los movimientos de masas, sobre todo entre los obreros y soldados y su intenso trabajo conquistaba importantes resultados. En la Conferencia de Comités de fábricas, que se celebró en Petrogrado de 30 de mayo, se agrupaban ya en torno a los bolcheviques tres cuartas partes de los delegados. El proletariado de la capital marchaba casi en su totalidad bajo la consigna bolchevique: “Todo el Poder a los Sóviets”.

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1 Gubpérnia – División administrativa del antiguo imperio ruso.

Referencias:

         – Albert Nenarókov. Historia Ilustrada de la gran Revolución Socialista de Octubre – 1917 en Rusia, mes a mes. Ediciones Progreso, Editorial “Adelante!”.

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