100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre: Ayer y Hoy

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100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre: Ayer y Hoy

Nota de la Redacción de AND: Dando continuidad a la serie de artículos en celebración del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia, publicamos a continuación extractos del texto Ayer y Hoy, escrito por Josef Stalin, camarada de armas de Lenin. El artículo original fue publicado en 13 de junio de 1917 en el periódico Soldátskaia Pravda (en español, La Verdad del Soldado) nº 42.

La crisis de la revolución

Tres exigencias presentaron Gutchkov y Miliukov1 para no salir del gobierno provisional: 1º) restaurar la disciplina, 2º) declarar la ofensiva, 3º) reprimir los internacionalistas revolucionarios.

El ejército se desarticula, en él no reina más la orden; restaurad la disciplina, reprimid la propaganda de paz, sino renunciaremos, “anunció” Gutchkov al Comité Ejecutivo en la conocida Conferencia del Palacio Mariinski (20 de abril).

Estamos vinculados a los aliados, se exige de nosotros una ayuda en el interés de la unidad del frente; incitad el ejército en el sentido de desencadenar la ofensiva, tomad providencias represivas contra los que combaten la guerra, sino renunciaremos, “anunció” Miliukov en la misma conferencia.

Lo expuesto arriba aconteció en los días de la “crisis del poder”.

Los miembros mencheviques y social-revolucionarios del Comité Ejecutivo fingieron no estar dispuestos a hacer concesiones.

Enseguida, Miliukov publicó un documento de “aclaración” a su “nota”. Los oradores del Comité Ejecutivo proclamaron en esa ocasión la “victoria” de la democracia revolucionaria” y las “pasiones se aplacaron”.

Pero la “victoria” se mostró ilusoria. Tras algunos días la “crisis” estaba nuevamente declarada; Gutchkov y Miliukov “debían” irse; se iniciaron incontables consultas entre el Comité Ejecutivo y los ministros, y “la crisis fue resuelta” con la entrada de los representantes del Comité Ejecutivo para el gobierno provisional.

Los espectadores confiando dieron un suspiro de alivio. Finalmente Gutchkov y Miliukov “fueron vencidos”! Finalmente vendrá la paz, la paz “sin anexionar y sin indemnizaciones”. ¡Fin de la masacre fratricida!

Sin embargo, ¿que aconteció? Ni bien se habían hecho las sumas de las “victorias” de la llamada “democracia”, ni bien se habían “enterrado” los ministros dimisionarios, y ya los nuevos ministros, los ministros “socialistas”, comenzaron a hablar el mismo lenguaje que tanto agradaba a Gutchkov y la Miliukov ! En verdad “los muertos se juntaron a los vivos”!

Juzgad vosotros mismos.

Desde su primer discurso en el Congreso Campesino2 el nuevo ministro de la guerra, el ciudadano Kerenski, declaró que era su intención restaurar en el ejército una “disciplina de hierro”. Lo que viene a ser esa disciplina, lo dice de manera precisa la Declaración de los derechos del soldado3, firmada por Kerenski, por la cual se confiere a los comandantes el “derecho de emplear la fuerza de las armas… contra subordinados que no ejecuten las órdenes”, “durante el combate” (véase punto 14 de la Declaración).

Aquello con que Gutchkov soñaba, pero no osaba poner en práctica, Kerenski “puso en práctica” de un golpe, cubriéndolo con el estrépito de las frases retumbantes sobre la libertad, la igualdad, la justicia.

[…]

¿No será tal vez verdad que la orden del día de Kerenski poco difiere, en substancia, de las conocidas órdenes del día imperialistas del gobierno czarista, según las cuales “debemos combatir hasta la victoria final, debemos expulsar el enemigo insolente de las fronteras de nuestra patria, debemos liberar el mundo del yugo del militarismo alemán…” etc.?

[…]

Ninguna duda es posible. La guerra era y permanece imperialista. Los discursos sobre la paz sin anexiones, mientras se prepara de hecho la ofensiva, no sirven sino para mascarar el carácter criminal de la guerra. El gobierno provisional se colocó claramente en el camino del imperialismo activo. Lo que aún ayer parecía imposible, se hizo posible hoy gracias a la entrada de los “socialistas” para el gobierno provisional. Mascarando la substancia imperialista del gobierno provisional con frases socialistas, reforzaron y ampliaron ellos las posiciones de la contrarrevolución que avanza.

Los ministros “socialistas” son utilizados con éxito por la burguesía imperialista para sus objetivos contrarrevolucionarios: esa es la situación actual.

No vencieron los ingenuos “demócratas revolucionarios”, sino Gutchkov y Miliukov, viejos agentes del imperialismo.

[…]

Pero una cosa es, sin embargo, fuera de duda: la política interna del gobierno provisional está enteramente subordinada a las exigencias de su política imperialista activa.

Una sola conclusión se impone.

El desarrollo de nuestra revolución entró en una fase de crisis. La nueva etapa de la revolución, que irrumpe en todas las esferas de la vida económica y las revoluciona radicalmente, galvaniza todas las fuerzas del viejo y del nuevo mundo. La guerra y la ruina que la acompaña, aguzan al extremo los conflictos de clase. La política de acuerdos con la burguesía, la política de quien maniobra entre la revolución y la contrarrevolución se hace claramente una política fracasada.

Una de dos:

o ir adelante contra la burguesía para efectuar el pasaje del poder a las manos de los trabajadores, para poner fin a la guerra y a la ruina, para organizar la producción y la distribución;

o ir para tras juntándose con la burguesía a favor de la ofensiva y de la prolongación de la guerra, contra la adopción de medidas decisivas para eliminar la ruina, a favor de la anarquía en la producción y de la política contrarrevolucionaria abierta.

El gobierno provisional se coloca claramente en el camino de la contrarrevolución abierta.

El deber de los revolucionarios es el de unirse más sólidamente y hacer progresar la revolución.


Notas:

1 – Miliukov y Gutchkov ocupaban respectivamente los cargos de ministro de los Negocios Extranjeros y ministro del Ejército y de la Marina durante el Gobierno Provisional.

2 – El I Congreso Campesino de Toda la Rusia se realizó en Petrogrado de 4 a 28 de mayo de 1917. En el Congreso, los social-revolucionarios y los grupos próximos de ellos estaban en mayoría. La inmensa mayoría de los delegados campesinos de las governadorias representaba los kulaks, capas superiores del campo, una minoría de propietarios de tierras.

3 – Decreto sobre los derechos fundamentales de los soldados y marineros bajado por Kerenski y aprobado por los mencheviques y social-revolucionarios del Comité Ejecutivo del Sóviet de Petrogrado. Los soldados y marineros la acogieron con manifestaciones de protesta y la llamaron “declaración de la ausencia de derechos”.


Referencia:

Obras de J.V. Stalin, volumen III, 1917, Marzo – Octubre. Ed. Victoria. Río, 1953. Traducido de la edición Italiana “Opere Complete”, vol.3, Ed. Rinascita, Roma, 1951.

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