Una onda de huelgas, paralizaciones y revueltas contra el régimen de esclavitud explotaron en las principales obras del país en una gran demostración de revuelta y fuerza de la clase obrera. Algunas de las principales obras del populista-electorero Programa de Aceleración del Crecimiento — PAC e incontables obras del Mi Casa Mi Vida fueron escenario de rebeliones que erizaron patrones, gerentes de turno y oportunistas.
Assembléia lotada de operários da Suape em Ipojuca, Pernambuco
El Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos — Dieese – calculó que más de 170 mil obreros de la construcción participaron de las grandes movilizaciones y paralizaciones en marzo.
Lo que motivó ese torrente de revueltas fueron reivindicaciones elementales, solapadas por los grandes grupos de constructoras con pleno aval de las centrales sindicales gubernistas: alimentación adecuada, suministro de agua potable, alojamiento digno, pago de horas extras y adicional nocturno a operarios tercereados, licencia-remunerada, reajuste salarial y de los vales-alimentación, equiparación salarial para trabajadores que desempeñen las mismas funciones, equipamientos de seguridad, mejoría de la estructura sanitaria de las instalaciones, pago de salarios atrasados, pago de pasajes a los trabajadores reclutados en otras ciudades y estados para que puedan visitar sus familias, plan de salud, el fin del sistema de “barracão” que obligaba a los trabajadores a adquirir alimentos y remedios en los almacenes de las empresas, entre otras reivindicaciones.
Todas esas reivindicaciones son antiguas conquistas de la clase obrera en nuestro país, obtenidas a cuesta de décadas de huelgas, prisiones y hasta la muerte de valerosos hijos de la clase. Derechos violentamente retirados y negados a los trabajadores por las sucesivas gestiones de turno del viejo Estado, política profundizada por la gestión oportunista del PT bajo la tónica de que la explotación de las clases trabajadoras sería para “el crecimiento y el bien del país.”
Espejo revelador
Proprietários rurais de São João da Barra estão contra a LLX de Eike Batista
Nada como la lucha clasista para revelar los traidores y enemigos de los trabajadores. La mayoría absoluta de las movilizaciones obreras ocurridas en los meses de marzo y abril no fue fruto de alguna jornada de luchas. Fueron explosiones espontáneas de las masas indignadas. Ocurrieron al margen y contra la orientación de los sindicatos y centrales sindicales oficialistas.
La primera reacción de la gestión Roussef y del monopolio de los medios de comunicación fue ignorar y descalificar la onda de rebeliones. El monopolio de los medios de comunicación tildaba las revueltas como “obra de vándalos”, fruto de “desavenencias personales entre trabajadores” y otros argumentos reaccionarios. Pero, cuando 80 mil trabajadores se encontraban en pie de guerra contra la esclavitud en las obras y los almacenes de las grandes constructoras e instalaciones ardían en llamas; cuando como un camino de pólvora nuevas revueltas eclosionaron en otras regiones del país, la orden patronal y de la gestión Roussef fue poner fin a las protestas.
Para reprimir la revuelta en Jirau y Santo Antônio (RO), los ministros de la Defensa, Nelson Jobim, y de la Justicia, José Eduardo Cardozo, enviaron 600 hombres de la Fuerza Nacional de Seguridad.
En el día 29 de marzo, la gestión semicolonical convocó, a toque de caja, una reunión con las centrales sindicales oficialistas para atacar la lucha de los obreros en las obras del PAC. La reunión, presidida por el ministro jefe de la Secretaría General de la presidencia Gilberto Carvalho, contó con la participación de la Central Única de los Trabajadores — CUT; Fuerza Sindical; Central General de los Trabajadores del Brasil — CGTB; Central de los Trabajadores y Trabajadoras del Brasil — CTB; Unión General de los Trabajadores — UGT; Nueva Central Sindical de Trabajadores — NCST; y Coordinación Nacional de Luchas — Conlutas. En esa reunión, fue creada una comisión de “sindicalistas” y patrones para “gestionar la crisis en las obras”.
Una serie de reuniones de la dicha comisión se sucedieron para arreglar las medidas para dar fin a las movilizaciones. Las denuncias de incumplimiento de la legislación laboral y los abusos más evidentes denunciados por los obreros, como la actuación de los “gatos” (intermediarios reclutadores de trabajadores del interior del país para trabajar en las obras del PAC), pago de horas extras y aumento de días de descanso fueron mínimamente tratados.
Las centrales gubernistas se ocuparon del encuadramiento de los sindicatos para que cuidaran de la desmovilización y votaran por la reanudación inmediata de las obras.
La acción corrosiva del oportunismo fue repelida en diversos casos por los trabajadores en lucha, como en Suape — PE, donde las paralizaciones fueron mantenidas durante algunos días, contrariando la dirección oportunista del sindicato que, por fin, saboteando la voluntad de las masas, logró acabar con la huelga.
Mafia pro-patronal en Suape
Comité de apoyo de AND en Pernambuco
En el complejo petroquímico de Suape, el oportunismo fue desenmascarado de forma aún más reveladora.
La edición nº 75 de AND ya había repercutido la denuncia de trabajadores que acusaban el Sintepav, sindicato oportunista conectado a la Fuerza Sindical, de utilizar matones contratados para reprimir protestas. Uno de esos matones, apuntado como guardaespaldas del presidente del sindicato, fue acusado de tirar contra obreros, habiendo asesinado uno de ellos durante una protesta en 11 de febrero.
En 25 de marzo, durante una asamblea general que contó con la presencia de miles de obreros, una comisión de base de los trabajadores distribuía un panfleto y realizaba agitación cuando fue cercada por dirigentes de la Fuerza Sindical y sus matones. Un representante del sindicato oportunista, desde lo alto del coche de sonido, incitó los trabajadores a agredir los miembros de la comisión de base.
Los miembros del comité de apoyo de AND en Pernambuco, que hacían la cobertura periodística de la asamblea, registraron el momento en que miembros de la Fuerza Sindical agredieron trabajadores que defendían la huelga. Los miembros del comité de AND fueron igualmente agredidos por esos matones cuando divulgaban el periódico entre los obreros. Varios integrantes de la comisión de lucha de los trabajadores fueron heridos y uno de ellos fue hospitalizado con una grave herida en la cabeza.
Incontables trabajadores se solidarizaron con los miembros del comité de apoyo de AND y con los miembros de la comisión de base agredidos. Ellos fueron contundentes al afirmar que “este acto cobarde, muestra para nosotros quien de hecho está de nuestro lado y quien está del lado de los patrones y de las contratistas”.
Tríade y pacto anti operario
Gobierno federal, centrales sindicales gubernistas y patrones pusieron en marcha su plan para no sólo acabar con las huelgas, pero además intentar impedir que nuevas revueltas ocurran.
En la primera quincena de abril, el ministro del trabajo, Carlos Lupi, se reunió con representantes de la CUT y de la Fuerza Sindical y refrendaron la decisión del Juez Federal del Trabajo, Afrânio Viana Gonçalves, Titular de la 3ª Vara del Trabajo de Porto Velho/RO, autorizando a la Camargo Corrêa y el Consorcio Energía Sustentable del Brasil “la reanudación gradual de la obra” y a ejercer “en la plenitud su poder directivo sobre la mano de obra de sus trabajadores contratados que inicialmente, con la reanudación de la obra, no será totalmente reaprovechada”.
En el día 14 de abril, el ministro Gilberto Carvalho anunció que “habrá exoneración de trabajadores en la Usina Hidroeléctrica Jirau, en Rondônia, por causa de la reducción del ritmo de las obras”. La constructora Camargo Corrêa, que encabeza el consorcio responsable por las obras de la Usina de Jirau anunció la demisión de seis mil obreros.
Después del anuncio de despido masivo, simulando benevolencia, la administración federal pasó a estudiar la “migración de los dimitidos” para trabajar en las obras de terraplenado de la hidroeléctrica de Belo Monte, en el Río Xingu — PA. De un cautiverio para el otro, los obreros sólo cambiarán de lugar.
Entre un ataque y otro contra la clase obrera, surgen disparates e insultos de todo tipo, como el proferido por Paulo Pereira da Silva, presidente de la Fuerza Sindical, ampliamente divulgado en internet:
— ¿Cómo es que colocan en la selva amazónica centenares de hombres sin mujer? Era preciso tener prostíbulos junto a las obras — dijo el agente pro-patronal.
Nada diferente podría ser esperado de un elemento de ese jaez. Declaraciones como esas sirven sólo como levadura para la revuelta obrera.
Miles de trabajadores siguen enfrentando pésimas condiciones de trabajo en todo el país en el frenesí de grandes obras en curso. La revuelta de los trabajadores no podrá ser siempre contenida con promesas y mentiras. La clase obrera forjará en la lucha clasista sus nuevos liderazgos y colocará en práctica los apuntamientos de un miembro de la comisión de base de los obreros del complejo petroquímico de Suape:
— Nuestro trabajo no puede y no va a parar. Sólo con una organización independiente y combativa, sin sindicalistas vendidos y patrones, es que la lucha seguirá hasta la victoria.
Algunas de las principales revueltas obreras ocurridas en marzo/abril
1Hidroeléctrica de Jirau (Rondônia)
Consorcio Energía Sustentável do Brasil (Suez-Tractbel, Eletrosul, Chesf y Camargo Corrêa)
22 mil obreros
2Hidroeléctrica de São Domingos
Mato Grosso do Sul
Consorcio Integraçao (Engevix y Queiroz Galvão)
3 mil obreros
3Obras en la Bahia
Varias del Mi Casa Mi Vida, entre otras
80 mil obreros
4Termoeléctrica de Pecém — Ceará
Consorcios EDP y MPX
6 mil obreros
5Complejo petroquímico de Suape — Pernambuco
Odebrecht
14 mil obreros
6Refinería Abreu y Lima — Pernambuco
Consorcio Conest (Odebrecht y OAS)
20 mil obreros
7Complejo de puerto de Açu
São João da Barra — Río de Janeiro (Grupo LLX)
1.500 obreros
Huelga y protesta contra desapropiaciones en el Puerto de Açu — RJ
A finales del mes de mayo, 1.500 obreros de las obras del Complejo del Porto do Açu, en São João da Barra — RJ, entraron en huelga exigiendo el cumplimiento del acuerdo salarial, el pago de horas extras y mejores condiciones de trabajo.
Las obras del Porto do Açu son efectuadas por el consorcio ARG Civil Port, contratado por la LLX, propiedad del gran especulador Eike Batista, para la ejecución de la obra portuaria del complejo.
Las instalaciones del Porto do Açu ocuparán 90 kilómetros cuadrados con astillero, usinas termoeléctricas, siderúrgicas, unidades de tratamiento de petróleo y una montadora de automóviles, entre otros.
En el día 25 de abril, propietarios rurales de la región paralizaron las obras, cerrando el acceso al puerto. Cerca de cien manifestantes incendiaron neumáticos y mantuvieron un tramo de carretera bloqueado por cerca de 4 horas protestando contra las desapropiaciones de tierra que serán hechas en la región para la implantación del complejo industrial.
Huelga victoriosa en Itabira — MG
Paulo Prudêncio
Centenares de obreros de la construcción paralizaron las obras en la ciudad de Itabira, ciudad localizada a 104 km de Belo Horizonte — MG, reivindicando reajuste salarial y mejores condiciones de trabajo.
La paralización ocurrió entre los días 11 y 13 de abril. La lucha combativa de los trabajadores dirigidos por el Sindicato de los Trabajadores en las Industrias de la Construcción y de lo Inmobiliario fue victoriosa y conquistó las reivindicaciones de la categoría, entre ellas: reajuste salarial, seguro de vida en grupo, desayuno y merienda, dos juegos de uniforme en el acto de la admisión del trabajador, protector solar suministrado por el contratante, abono vacacional y horarios reservados para la visita de los representantes del sindicato de los trabajadores en las obras.
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