Ângelo Arroyo, camarada Joaquim, o camarada J, obrero metalúrgico, hijo de familia proletaria, nació en São Paulo, en 6 de noviembre de 1928. Ingresó en las hileras del Partido Comunista del Brasil en 1945 y, al año siguiente, fue elegido miembro del Comité Regional de São Paulo y 1º secretario del Comité Distrital de la Mooca, importante polo industrial en la época.
Actuó activamente en el movimiento sindical y fue un destacado dirigente del Sindicato de los Metalúrgicos en la década de 1950. Luchando contra el sindicalismo colaboracionista, defendió con firmeza las posiciones clasistas y combativas. Como dirigente sindical, actuó en incontables huelgas y manifestaciones proletarias en São Paulo en los años 1952 y 1953. Contribuyó decididamente para crear células comunistas en las fábricas. Debido a su intensa actividad revolucionaria, fue detenido incontables veces.
Estudió con afinco el marxismo-leninismo y era un arduo defensor de la ideología científica del proletariado. En noviembre de 1954, en el IV Congreso del partido, fue elegido miembro del Comité Central.
En el XX Congreso del PCUS, en 1956, Cuando Krushov y sus secuaces abrieron ataque contra Stalin y la línea revolucionaria del Partido Comunista de la Unión Soviética, renegando la revolución y el socialismo, Ângelo Arroyo se levantó junto de sus camaradas, Pedro Pomar, Maurício Grabois, Lincoln Roque, Lincoln Oest, Luiz Guilhardini, João Amazonas y otros, en defensa del partido de Lenin y Stalin y combatiendo tenazmente el revisionismo.
En el V Congreso del Partido Comunista del Brasil, en 1960, se opuso a la orientación revisionista de Prestes, rechazando el llamado camino pacífico, afirmando que el pueblo brasileño jamás se libertaría de sus opresores sin emprender la lucha armada. Entre 1960 y 1962 desarrolló intensa actividad en São Paulo contra los revisionistas.
Fue uno de los organizadores de la Conferencia Nacional Extraordinaria, realizada en 1962, que reorganizó el Partido Comunista del Brasil y en ella fue elegido miembro de su Comité Central y de la Comisión Ejecutiva. Después de la reorganización del partido, se lanzó con ardor a las tareas de su reestructuración.
A mediados de los años de 1960, cumplió diversas tareas partidarias en las áreas rurales en diferentes regiones del país. Se conectó sólidamente a las masas campesinas pobres. Se dedicó intensamente al estudio del arte militar y de la revolución china, particularmente de la Guerra Popular Prolongada. Era un inflexible defensor de la lucha armada revolucionaria.
Integró la Comisión Militar de las Fuerzas Guerrilleras del Araguaia. Conocía como pocos la selva, era un exímio cazador, recorría decenas de kilómetros haciendo contactos y la conexión entre los destacamentos guerrilleros y la comisión militar. Era muy estimado por las masas campesinas del Araguaia, con quien vivió y luchó.
En 1974, miles de soldados del ejército, marina y aeronáutica, así como agentes diversos de las fuerzas de represión ocupaban y cercaban toda la región. Helicópteros, camiones, coches, motocicletas, perros, baqueanos de la región (reclutados u obligados bajo tortura a servir a la represión como guías), fueron hartamente utilizados en la represión a la Guerrilla. Muchos de los 69 guerrilleros comunistas o cayeron en combate, o fueron detenidos, bárbaramente torturados y asesinados, habiendo desaparecido sus cuerpos. Decenas de campesinos, combatientes, apoyadores o simples habitantes de la región fueron cazados y bárbaramente torturados bajo acusación de colaborar con la Guerrilla.
Cumpliendo determinación del comando de las Fuerzas Guerrilleras, Ângelo Arroyo consiguió burlar el cerco de los militares y reató contacto con la dirección del Partido Comunista del Brasil en la ciudad, a quien informó la derrota de la Guerrilla y presentó un detallado informe de los acontecimientos del Araguaia que sirvieron de elemento para la lucha interna desencadenada en la dirección del partido.
Entre los años de 1974 y 1976 el debate, y aún informaciones sobre los acontecimientos del Araguaia, quedó restricto a un pequeño círculo del partido, y aún así no hubo un debate profundo sobre la cuestión.
Casa onde ocorreu o Massacre da Lapa, em São Paulo, em 1976
Fue con base en el informe de Ângelo Arroyo que Pedro Pomar, destacado dirigente del Partido Comunista del Brasil, pudo hacer su análisis profundo y sagaz de la Guerrilla, formulando un documento para ser debatido por el Comité Central, debate que se inició en la reunión de julio de 1976 y tuvo continuidad en la reunión de diciembre del mismo año. Esa reunión de diciembre del Comité Central, realizada en la casa de la Calle Pio XI, barrio Lapa, ciudad de São Paulo, sería la última en la cual participarían Ângelo Arroyo, Pedro Pomar y João Baptista Drummond, como veremos más adelante.
En su balance del Araguaia, Pomar insistía en resaltar la decisión justa del partido de llevar a cabo la preparación de la lucha armada revolucionaria y la dedicación y heroísmo de los militantes que no ahorraron esfuerzos y sacrificios para aplicar tal decisión. Pero, riguroso en el análisis y crítica, afirmaba que la derrota no había sido de carácter exclusivamente militar y temporal como había apuntado Arroyo en su informe, pero sí completa, y que su principal causa no se debía a los errores y fallas circunstanciales y militares, pero sí a errores de concepción sobre la Guerra Popular. O sea, que lo que se había aplicado en el Araguaia no correspondía esencialmente a la concepción y teoría de la guerra popular y a su línea establecida en los documentos partidarios.
Evocando el sacrificio heroico y supremo de los combatientes del Araguaia, Pomar defendió lo justo de la guerra popular y la necesidad de comprender las lecciones de esta experiencia. En sus conclusiones enfatizaba que si la dirección llevase hasta a fondo el balance crítico de estos errores “la bandera de la lucha armada que empuñaron tan heroicamente y por la cual se sacrificaron los camaradas del Araguaia debe ser erguida aún más alta. Si consiguiésemos de hecho conectarnos a las grandes masas del campo y de la ciudad y ganarlas para la orientación del Partido, no importa cuál sea la ferocidad del enemigo, con toda certeza la victoria será nuestra”.
Pero cabe resaltar que, tanto el informe de Ângelo Arroyo y el documento de balance preparado por él, cuanto en el documento redactado por Pedro Pomar, aunque presenten conclusiones divergentes, ambos son enfáticos en afirmar la necesidad del partido de dedicarse a la mayor preparación ideológico-política y militar, y retomar lo más breve posible a la lucha armada revolucionaria.
Sin embargo, ese balance fue violenta y trágicamente interrumpido en la mañana de 16 de diciembre de 1976. Las tropas del II Ejército, en una operación conjunta con otros órganos de la represión del régimen militar fascista, a partir de informaciones obtenidas a través de un traidor, cercaron la casa de seguridad, situada en la calle Pio XI. Algunos participantes de la reunión ya se habían retirado y fueron, uno a uno seguidos por las fuerzas de represión y presos. Uno de ellos, João Baptista Franco Drummond, fue asesinado bajo brutales torturas.
Pedro Pomar y Ângelo Arroyo, que permanecieron en la casa después del término de la reunión para seguir debatiendo y esclareciendo sus divergencias, segundo informaron posteriormente algunos de los supervivientes, no sabían que estaban completamente cercados, y fueron cobardemente asesinados a tiros por las fuerzas de represión. Cayeron fusilados por más de 50 disparos en el episodio que quedó conocido como Masacre de la Lapa.
A partir de entonces, los debates sobre el Araguaia en el interior del partido fueron saboteados y enterrados por la dirección de João Amazonas. Paso a paso, se impuso una nueva línea revisionista que condujo a la gradual y completa liquidación del Partido Comunista del Brasil como partido comunista revolucionario. Renegando la línea revolucionaria de la guerra popular, esta dirección revisionista-oportunista, a través del retorno al camino electorero y reformista, dio origen a otro partido revisionista, bajo la continuidad de la sigla PCdoB.
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*Con informaciones de Pomar, Arroio y Drumond , héroes del pueblo brasileño – artículo publicado en la edición en enero de 1977, en la edición nº 112 de A Classe Operária, órgano del Comité Central del Partido Comunista del Brasil.
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