João Pedro Stédile y la dirección del MST hace mucho ya habían capitulado de la lucha por una reforma agraria radical, faltaba apenas firmar la declaración. Y él escogió el circo del Fórum Social Mundial y el Periódico Zero Hora — portavoz del latifundio en Rio Grande do Sul — para anunciar lo que hace mucho ya era su práctica: la ocupación de tierras no interesa más.
En aquel instante, decenas de campesinos padecían encarcelamiento por haber participado de la toma de las tierras del latifundio en varias partes del país, en una situación en que las fuerzas de represión del viejo Estado semifeudal y semicolonial brasileño desencadenaron una verdadera razia sobre el movimiento campesino, prendiendo liderazgos y apoyadores en São Paulo, Santa Catarina y Minas Gerais.
La estrategia reaccionaria de criminalizar, desmoralizar y aislar el movimiento es incitada por representantes de los podridos poderes de este viejo Estado, capitaneados por los latifundistas Gilmar Mendes en la Judicatura, Reinhold Stephanes en el Ejecutivo y Kátia Abreu en el Legislativo, más el monopolio de la prensa estando al frente la Globo, el Estado de São Paulo, Veja, IstoÉ , Record, Bandeirantes, etc., etc … Como si no bastaran sus propios y reaccionarios motivos, esta infamia toda es estimulada y encorajada, por la acción no menos reaccionaria del mayor servil: Luiz Inácio , que no pierde oportunidad para menospreciar y condenar la lucha de los campesinos. Y es principalmente a través de su Ouvidor Agrario que moviliza su "fuerza de tarea" ( Ouvidoria , Abin , PF, Policía Ambiental, PM, Policía Civil, Fuerzas Armadas, Ibama , INCRA, etc.) y promueve en las áreas de conflicto su campaña "Paz en el campo", su "reforma agraria de calidad", eufemismo y nueva cobertura para la represión más feroz contra los campesinos en lucha por la tierra.
Pero, para que quede bien claro, reproduciremos parte de la entrevista que el más destacado dirigente del MST concedió al Zero Hora:
" Zero Hora — ¿Qué cambió en el MST?
João Pedro Stédile — No fue el movimiento que cambió. Fue la lucha por la tierra. En los años 70 y 80, una parcela de la burguesía nos apoyaba porque apostaba en un modelo de desarrollo industrial que necesitaba de mercado interno para vender sus productos. Cito como prueba de ese apoyo el plan de reforma agraria de Sarney (José Sarney , presidente del Brasil de 1985 a 1990), que pretendía asentar 1,4 millón de familias. Eso cambió con la implantación del modelo neoliberal que consolidó el agronegocio, que depende del capital financiero y de las empresas transnacionales".
Y concluye que "…en los años 70 y 80, bastaba ocupar tierras y se conseguía apoyos que resultaban en presión política. Hoy, la ocupación de tierra no suma aliados. Por lo tanto, no interesa más."
Oportunismo capitulacionista
La historia es vieja, pero aún así, no deja de ser impresionante el malabarismo que hacen los oportunistas para justificar sus posiciones. Para quien — por un análisis de simplificación dogmática de la realidad — la existencia de clases y de sus contradicciones en Brasil es resumida en "clase trabajadora y burguesía", a punto de jurar que la etapa presente de la revolución brasileña ya es socialista, "descubrir" que la lucha de ocupación de tierras hasta ahora existió porque "una parcela de la burguesía" la apoyaba es realmente impresionante. ¿Por qué tal explicación no pasa de un malabarismo grosero? Primero: la lucha por la tierra y su táctica de "ocupación" está determinada y ha existido porque existen campesinos pobres sin tierra o con poca tierra, los cuales existen en la condición de existencia del latifundio, de la clase de grandes propietarios de tierra, que históricamente viene reproduciéndose en un constante y sistemático proceso de concentración de esa propiedad.
Es importante que se esclarezca que condición, por su parte, es la base principal de un capitalismo atrasado en el país, engendrado por el imperialismo. La existencia de este sistema tiene como instrumento de defensa y protección un Estado burocrático-latifundista genocida que se utiliza de la represión a las masas trabajadoras, de un cuerpo de leyes fascistas y de todo un sistema ideológico de justificación y reproducción del mismo.
Segundo: la comprensión de Stédile de que con el advenimiento del "neoliberalismo" no existiría más una "parcela de la burguesía" interesada en la industrialización y fortalecimiento del mercado interno, lo que resultaba en apoyos a la reforma agraria, es otra falsa cuestión. De hecho, lo que Stédile , forzando la lógica de su concepción, señala sin querer reconocer completamente es la categoría de media burguesía (genuina burguesía nacional), que él denomina de parcela "de la burguesía", la cual no sólo sigue existiendo cómo sigue interesada en el fortalecimiento del mercado interno a través del mayor desarrollo industrial del país. Pues es la condición única de impulsar sus capitales y ampliar su acumulación, dado el dominio de los monopolios (gran burguesía extranjera y local), histórica y profundamente atados al latifundio.
Otro disparate es identificar Sarney con esa "parte de la burguesía". Él nunca fue, jamás, políticamente representante o portavoz de la burguesía nacional (media y pequeña burguesías). Esta media burguesía siempre tuvo un ala derecha, de centro y de izquierda. En la historia más reciente estas alas políticamente estuvieron representadas principalmente en el PTB, MDB, después PMDB y PDT. Brizola y Miguel Arraes , entre otros exponentes más vacilantes como Itamar Franco, eran políticos típicos del ala izquierda de la burguesía nacional. El plan de asentar "1.400.000 familias" campesinas sin tierra era parte del acuerdo que eligió Tancredo, expresando en esto uno de los principales intereses de esa media burguesía (burguesía nacional) y de fuerzas políticas reformistas. Para esto, en medio de una alianza conservadora, estas fuerzas aseguraron la creación del Ministerio de la Reforma Agraria y el senador Marcos Freire, de los llamados "auténticos" del MDB, para ocuparlo. A propósito, Freire inmediatamente murió en un sospechoso accidente aéreo en el interior del Pará, región donde imperaba la mayor, más organizada y más violenta sección de la UDR. Ya Sarney , disidencia del régimen militar que buscaba salvarse políticamente, como vice que asumió con la muerte de Tancredo, era no sólo representante en la alianza, de los intereses de la gran burguesía y de los latifundistas, como pasó a ser en el lugar de Tancredo su principal representante.
La verdadera faz
Lo que el malabarismo de Stédile quiere ocultar, también, es el hecho de que cierta desidia en la burguesía nacional en relación a la cuestión agraria y alineamiento con la reacción en esta cuestión, es de responsabilidad no solamente de FHC, pero también y principalmente de su aliado Luiz Inácio . Pues quién, en su acción ilusionista, como lacayo del capital financiero, entrega el país a su más completo dominio por el imperialismo, escenifica demagógicamente un nacionalismo tacaño y farsante. Ilude y engaña esa "parte de la burguesía" con una falsa industrialización, a través de la apropiación del capital financiero y desnacionalización de la economía del país. En realidad, el análisis y argumento presentados por Stédile no pasan de pretexto para escamotear el hecho de que la dirección del MST se rindió ante los gritos histéricos de la reacción contra el movimiento campesino. Más aún, que se rindió por completo a los tirones de oreja de los actuales gerentes de turno, sus amigos "progresistas", para que parara de estovarlos en sus planes continuistas con esa historia de ocupaciones de tierra.
La lucha por la tierra siempre fue muy dura y difícil y así seguirá siendo, sin embargo nunca faltó voluntad a los millones de campesinos sin tierra y ni tampoco apoyo de las masas populares del campo y principalmente de la ciudad. Es decir lucha de clases y no alguna unanimidad. Para ganar seguidamente apoyo para ella en amplias capas sociales, como siempre fue, dependerá de la determinación combativa de una dirección y de la lucha radical de las masas de campesinos pobres, fuerza capaz de una conmoción tal como para impactar toda la sociedad, atizando y agudizando la lucha de clases. Tanto las amplias masas campesinas cuánto amplios sectores sociales en la ciudad, en medio de la agudización de la lucha de clases, son arena de disputa entre las fuerzas en choque. Solamente en un ambiente así y erguiendo un programa claro a contemplar, además de los intereses de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, así como de las clases de pequeños y medios propietarios y en una lucha persistente y prolongada, es que el movimiento campesino, dirigido cada vez más por una dirección proletaria, irá conquistando parte por parte este apoyo y victorias entre avances y retrocesos.
Sólo un movimiento radical así es que representa lo nuevo en este país enfermo de explotación y opresión, de privilegios de una minoría de ricos, podrido hasta la médula por la corrupción de la política oficial y tanta "izquierda" oportunista al servicio de esa vieja orden. Y sólo un movimiento así irá a quebrar un cierto adormecimiento y conformismo de ciertas capas sociales producido por la política oportunista y por el bombardeo de la contra propaganda de la reacción. Es una lucha difícil porque es una lucha revolucionaria que una vez desencadenada adquiere una fuerza de inercia que sólo va a parar con la solución de la contradicción o con la entrega de la tierra a los campesinos o por una acción en nueva dimensión por parte de la reacción, como aconteció en 1964 contra el movimiento liderado por las Ligas Campesinas.
Sí, porque los campesinos pobres quieren tierra e, independiente de la voluntad de quienquiera que sea, o de la capitulación de la dirección del MST, continuarán tomando las tierras del latifundio. Porque, a pesar de todas las dificultades, las cuales aumentan con traiciones y capitulaciones de gente que se hace pasar por defensores del pueblo, no hay nada de nuevo en eso. Viene ocurriendo a lo largo de nuestra historia y entre altos y bajos del movimiento campesino, la lucha nunca paró. En este aspecto quien en realidad cambió fue la dirección del MST, para mucho peor, y no la lucha por la tierra. Para tanto, basta que se vea como está dándose una desagregación en las hileras del MST, originando tanto otros movimientos como la deyección completa de muchos hasta entonces destacados líderes de la lucha por la reforma agraria.
A qué sirve la capitulación de Stédile
El apoyo a las dos elecciones de Luiz Inácio valió a muchos dirigentes del MST la participación en la gestión del viejo Estado, tocándole la cartera del Desarrollo Agrario y del INCRA. Esta integración se dio no para impulsar cualquier proceso de transformación agraria, y sí, como no podría dejar de ser, simplemente para gestionar la política del latifundio para la cuestión agraria. Política establecida por Cardoso y continuada por Luiz Inácio , sin quitar ni poner, siendo ella responsable por el crecimiento de la concentración de la tierra, por el surgimiento del latifundio de nuevo tipo (el agronegocio), por un sinnúmero de asesinatos de campesinos y la prisión política de miles de padres de familia tratados como bandidos como resultado de las campañas de criminalización, desmoralización y aislamiento. Y la dirección del MST continúa formando parte de esta gestión servil de todo lo que representa la decadencia del capitalismo dentro y fuera del país.
Así, al entibiar la lucha, se enfría la conquista de aliados en el campo de la lucha. Las organizaciones campesinas que emprenden la lucha combativa sin vender ilusiones electoreras al campesinado, continúan recibiendo el apoyo y la solidaridad de los trabajadores de la ciudad. Esto acontece, inclusive, con las bases del MST que, revelándose a su dirección, continúan tomando tierra. Y pese a todas las dificultades actuales la tendencia de la lucha es de crecer y, inclusive, polarizar gran parte de la sociedad, como ocurrió en otros momentos.
El oportunismo conduce a esto: primero retiró el latifundio del blanco de la lucha por la tierra centrando exclusivamente en el "agronegocio" y sus "transgénicos", para inmediatamente declarar la renuncia a la táctica de la ocupación de tierras. El perjuicio que tal traición a la lucha trae es de llevar las masas para lejos del camino de la lucha y empujarlas hacia el proyecto electorero del oportunismo y de la burguesía. Achicarse frente a los gritos de la reacción es una cobarde rendición ante los enemigos del pueblo, aun cuando provengan de fuerzas vacilantes. Actitudes como estas sólo encorajan el enemigo a ir para la ofensiva, sólo anima y atiza su odio y su ferocidad contra las masas en lucha, sus organizaciones, activistas y dirigentes. La historia es pródiga en mostrar esto, proceder con conciliación y apaciguamiento sólo fortalece el enemigo, las clases reaccionarias no perdonan.
Es triste, lamentable y fea la capitulación, pero ella es propia del oportunismo. ¡Los oportunistas que se jodan! El problema es que quién paga el precio son las masas. Pero, la posición asumida por Stédile fomentará una nueva lucha en el movimiento popular de forma general y particularmente en el interior de las propias hileras del MST. Por un lado se profundizará aún más su desagregación, pero por otro profundizarán las rupturas de liderazgos, activistas y masas esclarecidas que no aceptarán la capitulación y buscarán proseguir el camino de la lucha.
Como dijo alguien muy entendido en el asunto:
"¡El camino es zigzagueante, sin embargo las perspectivas son brillantes!"
¡Viva la lucha de los campesinos pobres, viva las tomas de tierra, viva la revolución agraria!
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