Además de tener su hijo Ronny asesinado por policías en 1997, la actriz Kátia D’Angelo — conocida por notables participaciones en el cine y en la televisión, como en la película O Caso Cláudia, en 1979, y en la novela Pantanal, en 1990 — ahora nuevamente es víctima del viejo Estado. En 1° de junio del año pasado, equipos del ‘choque de orden’ destruyeron su casa y la de otras familias de una modesta villa en la Barra da Tijuca, zona Oeste de Río de Janeiro, donde Kátia vivía hace 47 años. El episodio hizo con que la actriz embarcara en una incansable lucha por justicia y denuncia de los innumerables crímenes del ‘choque de orden’ de Eduardo Paes.
La indignación de Kátia D’Angelo, de 58 años, ganó las páginas de los periódicos en febrero de 1997 cuando su hijo mayor, Ronny, en la época con 26 años, fue asesinado en una fiesta de carnaval. Con la ayuda del prominente abogado Nilo Batista, Kátia descubrió que los asesinos de Ronny eran cuatro policías militares, que hacían la seguridad de la fiesta. Aún así, las investigaciones no llegaron a la identificación de los policías. La búsqueda por respuestas para el asesinato del hijo hizo con que la actriz comenzara a recibir constantes amenazas. Asustada, ella huyó del país.
Tres veces víctima
Años antes de la muerte de su hijo, en 1991, la escuela de teatro que Kátia coordinaba — Grupo de Teatro Proscênio — fue cerrada arbitrariamente por orden de los habitantes de un condominio en la Barra. Ya en 2007, ella llegó a ser detenida por 30 horas en la comisaría 16ª DP (Barra de la Tijuca) en una celda solitaria, fría, húmeda y sin cama, por cuenta de un error en la computadora de la Vara de Ejecuciones Penales. Hasta hoy, la actriz espera ser indemnizada por las dos arbitrariedades y por el asesinato de su hijo.
Como si no fuera lo bastante, en 1° de junio de 2009, a las 6:30h, Kátia y sus vecinos fueron despertados por la confusión de coches, tractores y decenas de obreros, enviados por el intendente Eduardo Paes para destruir las cinco casas del condominio Vivendas da Barra.
— Mi padre y yo nos mudamos para aquella casa en 1963, cuando la Barra no tenía un único edificio. Fue allá que tuve mis hijos y donde viví tranquila por todos estos años. Perdí con esa demolición, por lo menos, 80% de todo lo que yo construí a lo largo de mi vida. Aquella era realmente un área de protección ambiental, pero la región fue decretada APA, en 1991 y nosotros estábamos allá desde 1963. Yo trabajé mi vida entera como actriz y profesora de teatro y ahora no tengo más nada, vivo en la casa de amigos y parientes. Ellos simplemente tomaron todo y lo destruyeron con un solo golpe. No nos dejaron que tirásemos nuestras cosas. Todo el mundo sabe que yo ya perdí un hijo asesinado y ahora perdí mi casa — lamenta la actriz.
Décadas de trabajo en la basura
Muy quebrantada, Kátia relató los momentos de pánico que marcaron la operación antipueblo del ‘choque de orden’.
— Eran 120 hombres y dos tractores. Yo oí una confusión por la mañana y fui hasta la ventana para ver lo que estaba aconteciendo. Cuando vi, Rodrigo Bethlem, el comisario de la 16ª DP y un operario de la municipalidad llamado Alexandre estaban quebrando la puerta del primer piso de mi casa, que nosotros alquilábamos para una joven llamada Adriana. El propio Rodrigo Bethlem rompió la puerta e invadió la casa. Adriana tomó un susto y saltó de la cama preguntando ‘¿Quién está ahí?’. Ellos respondieron ‘Es el choque de orden. Usted tiene una hora para sacar todo. Recoja sus ropas y sus documentos y salga, pues la casa de al lado ya está siendo demolida’ — denuncia la actriz.
Kátia D’Angelo también cuestionó los criterios de la municipalidad para la delimitación de las APA (Áreas de Protección Ambiental) y se defendió de las acusaciones de que el condominio Vivendas contaminaba el canal de la Barra.
— La mayoría de los condominios de la Barra está en terrenos invadidos y nadie se mete con ellos. Teníamos fosa séptica y sumidero, contaminábamos el canal mucho menos que los condominios de lujo que nos rodeaban. Cuando llegamos, la Barra era un enorme matorral. Los nuevos condominios dieron la espalda para el canal, instalaron en sus márgenes casas de empleados, canchas, parrillas, basureros, tratándolo como los fondos del terreno, el fin de la calle, un local despreciable. Pero nadie va a meterse con ellos porque son ricos. El poder sólo muestra sus garras para los pobres — acusa Kátia.
“¿Adónde me voy a vivir?”
Una de las vecinas de la actriz, la peluquera Rosilene Barcellos Santos, contó que, además de destruir su casa, los hombres de la municipalidad invadieron el inmueble intimidando su familia y robando alimentos.
— Ellos llegaron 6:30h. Mi hijo vino hasta mí y dijo ‘mamá, nuestra casa va a ser demolida. Rodrigo Bethlem está ahí’. Nos mandaron salir de la casa, aún lloviendo mucho. Los niños se quedaron aterrados cuando oyeron de la boca del secretario que la casa de ellas iba a ser demolida. Los operarios de la municipalidad entraron en mi casa, invadieron mi cocina y comenzaron a comer el desayuno que yo había preparado para mis hijos. No pidieron nada. Entraron diciendo que tenían hambre y comieron todo, aún viendo mi hijo desesperado, llorando agarrado a mi pierna. ¿Adónde me voy a vivir? — pregunta Rosilene.
— No basta haber perdido mi hijo Ronny, asesinado por policías militares, tener mi escuela cerrada arbitrariamente, haber dormido una noche en la cadena por error de la justicia, ahora soy una sin techo. Sin la dignidad que debe el Estado a cualquier ciudadano. ¿Qué Estado es ese que nos ve como enemigos? La demolición de nuestras casas fue como la demolición de nuestras vidas — lamenta Kátia D’Angelo.
Tras el ataque al condominio Vivendas da Barra, las operaciones del ‘choque de orden’ en la zona Oeste de Río continuaron reduciendo a polvo decenas de viviendas, principalmente en los barrios de la Barra da Tijuca y Recreio dos Bandeirantes, regiones consideradas ‘nobles’ de donde el pueblo pobre está siendo expulsado por las políticas antipueblo dictadas por la gestión Eduardo Paes y su nuevo secretario de orden pública Alex Costa.
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