Las milenarias semillas de maíz indio, que la nación guaraní preserva y aún utiliza, tienen la cualidad especial de resistir genéticamente a las semillas transgénicas producidas e impuestas a Brasil por los monopolios imperialistas.
Así, los campesinos pobres que deseen cultivar la planta, escapando de los maleficios de los transgénicos pueden optar por la siembra con producto indígena. (Ver box)
Las plantaciones transgénicas pueden contaminar, a través del viento y animales polinizadores, los cultivos hechos con semillas comunes y desprotegidas, tanto en tierras vecinas cuánto en distancias mayores. Los perjuicios provocados por tal contaminación, sin embargo, no afectan el maíz indígena, pues este posee una fuerte resistencia natural que las semillas comunes no tienen.
La información es de Richard Monsen Miller, profesor del Centro de Ciencias Agrarias de la UFSC (Universidad Federal de Santa Catarina). Explica él que el maíz guaraní, también conocido como criollo, tiene la capacidad de "triturar" los elementos extraños: "Si un gen invasor como el transgénico penetra en el grano, él es triturado por el propio sistema de la planta, no sobrevive."
La semilla indígena posee, dentro de ella, "un lugarcito en que hay una programación de caos, y donde los genes no quedan quietos" — dice el profesor.
Es justamente ese "caos" que la protege de los genes invasores. Sin embargo, las transnacionales que venden transgénicos en Brasil, como la Monsanto y la Delta & Pine, tienen la visión de que tal "programación caótica" no existe. "Acontece que si preguntamos para cualquier payé, él sabe que los genes dentro del grano no son quietos" — afirma Miller.
En otras palabras: nuestros indios conocen más de maíz que los arrogantes y criminales laboratorios agrícolas del capitalismo.
Enfermedades y agrotóxicos
Según informó el periódico La Jornada de México, en junio pasado, entre los efectos negativos de los transgénicos, comprobados en estudios en animales, están riesgos serios como infertilidad, desregulación de la inmunidad, envejecimiento acelerado, desregulación de genes asociados con síntesis de colesterol y equilibrio en la insulina, cambios en el hígado, riñones, bazo y sistema gastrointestinal.
Una de las fuentes citadas por el periódico fue el libro Ruleta Genética de Jeffrey Smith, que documentó con centenas de referencias científicas, 65 casos de efectos adversos de los transgénicos sobre la salud de personas y animales, incluyendo casos de vacas y ovejas que murieron en Alemania e India, después de alimentarse rutinariamente con raciones transgénicas.
La materia mencionó también un reciente estudio de la Union of Concerned Scientists (UCS), de USA, que analizó por 13 años cultivos de transgénicos. Los resultados mostraron que ellos poseen menores rendimientos y que si hubo aumento de la producción eso no se debió a los organismos genéticamente modificados (OGM), pero sí a manejos convencionales. O sea, dice el periódico, "ni siquiera en la cuestión de la productividad ellos traen alguna ventaja".
Afirmó también que sumado a los riesgos inherentes a los transgénicos se agregan el aumento del uso de agrotóxicos y de las enfermedades que provocan, pues los OGM fueron creados para usarse más agroquímicos. Conforme el La Jornada eso no es una casualidad, ya que los fabricantes mundiales de transgénicos (Monsanto, Dow, Dupont, Delta & Pine, Syngenta, Bayer, Basf) "son también los mayores fabricantes de venenos agrícolas del planeta".
Una técnica milenaria
Aunque el maíz sea hoy una de las siete más importantes culturas del mundo, no siempre fue así. Parece haber sido Colon quien llevó los primeros granos para Europa en 1493.
La planta es nativa de América y la domesticación del vegetal salvaje, hecha por las naciones indígenas, puede haber comenzado en México alrededor de 5.000 AC.
En la Amazonia, donde el pueblo guaraní habría tenido su origen, los indios brasileños consiguieron producir sus primeras cosechas aproximadamente en el año 1.000 AC.
El maíz, abati eteí, fue (y continúa siendo) fundamental en la cultura de los guaranís. El arqueólogo Francisco Noelli, en varias de sus obras, resalta que la sabiduría agrícola de la tribu es un legado de incalculable riqueza, destacando sus conocimientos cuanto al manejo agroforestal y su capacidad de realizar amplias modificaciones fitogeográficas y fitosociológicas.
Además de cultivar muchas variedades de la planta, los guaranís pueden haber sido los "inventores" de dos razas de maíz: el pipoca y el morotí.
Hecho curioso es que la tribu puede haber llevado la raza morotí a los incas (en uno de sus muchos viajes desde Brasil-Paraguay a los Andes, por el llamado Camino de Peabiru). Con eso habría prestado una gran ayuda a la civilización de Cuzco, que pasó a plantar un maíz denominado morochi en el idioma incaico (también moroche o morocho), tenido como ideal para alimentar las tropas de su ejército.
Plantas sin semillas
Los campesinos brasileños, muchas veces sin haber sido informados por el sistema educacional de la clase dominante, utilizan notables sepas que vinieron de las naciones indígenas y no del europeo que invadió América en los años de 1500.
Los guaranís, por ejemplo, que hoy poseen territorios en el sur de Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia, con sus altos conocimientos y prácticas agrícolas no se trataban de salvajes "nómades", como afirman varios libros.
"Eran excelentes agricultores", dijeron los estudiosos León Cadogan (1948 y 1959), Egon Schaden (1974) y Chase-Sardi (1994).
En realidad, la sabiduría de este pueblo es impresionante, tanto la del pasado cuánto la de los días actuales. Y no sólo en relación al maíz y su genética.
Imagínese que siglos atrás, antes de la invasión europea, ellos ya practicaban la producción de frutos sin semillas. La sofisticada técnica, que sólo fue "descubierta" por laboratorios de USA y Europa alrededor de 1910, ya era perfectamente conocida y utilizada por la nación guaraní muchas centenas de años antes.
Contó el científico Moisés Bertoni, que convivió décadas con grupos de la tribu en la frontera Paraguay-Brasil, en una conferencia en Asunción, en 1913:
"Voy a relatar otro conocimiento (de los guaranís) aún más admirable. Recuerdo que hace dos o tres años se anunció en América del Norte el descubrimiento de un modo de obtener frutas sin semillas y de inmediato hubo interesados en explotar comercialmente el invento, como es de costumbre, mediante la constitución de una sociedad financiera.
Pues bien: ese descubrimiento no tiene nada de nuevo. El procedimiento tan sabio que creen haber descubierto era seguramente antiguo entre los guaranís.
Los chiripás (Obs: una de las denominaciones de los guaranís) conocen perfectamente bien la manera como se obtiene, por ejemplo, sandías sin semilla, empleando el procedimiento anunciado como gran novedad en Europa y Estados Unidos, el cual es correcto no se conocía años atrás, ni se había publicado en ninguna obra de agricultura. No entro en más detalles por falta de tiempo, pero debo decir que el procedimiento (indígena) es muy ingenioso y además de eso, interesantísimo".
Divertida fue la reacción de Karaí Tataendy, de la aldea Morro dos Cabalos (litoral de SC), cuando indagué si la técnica de los frutos sin semillas, que los laboratorios extranjeros penaron tanto para desarrollar, aún era conocida por los guaranís de hoy: "Ah, Rosana, eso no tiene nada de difícil. Se usa desde un tiempo bien antiguo, después vi mi madre hacer, y también ahora conseguimos varias cosas sin semilla, como sandía y zapallo. Resulta más fácil de comer y los niños no se atragantan".
Orientaciones útiles
1Aunque la Comisión Técnica Nacional de Biossegurança (CTNBio), obediente a las multinacionales, no admita la existencia del maíz indígena (criollo)en el país, él continúa existiendo sí.
En actitud de resistencia a las imposiciones del imperialismo, grupos de campesinos están trabajando con tales semillas. Es el caso de la Asociación de los Pequeños Agricultores Plantadores de Maíz Criollo y Derivados (ASSO), del municipio de Anchieta, SC. Ellos ya comercializan las semillas en Goiás, Rio Grande do Sul, Espírito Santo y Rondônia.
Para contactos con la ASSO, los campesinos pobres de cualquier estado pueden pedir informaciones al Centro de Ciencias Agrarias de la UFSC, a través del teléfono (48) 3721-5404 o por la Caja Postal 476, Florianópolis-SC, CEP 88040-900.
2Los guaranís aconsejan la preservación de las semillas del maíz criollo en locales protegidos de la lluvia/humedad, y con un detalle más: periódicamente deben ser sometidas al humo. Tal procedimiento evita el llamado "caruncho", ataque de insectos que corroen los granos.
3Los guaranís aconsejan el plantío y la cosecha del criollo en lunas menguantes. Si sembrado en otras lunas, el maíz crece demasiado y cae, causando pérdidas en la cosecha. Cuánto a la cosecha, es realizada en la menguante, las espigas quedan más protegidas del "caruncho".
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