Ataque a Siria es inevitable

Ataque a Siria es inevitable

Difícilmente el bombardeo yanqui a Siria podrá ser evitado. La verdad es que el ataque ya estaba planeado hace años, como parte de los preparativos del imperialismo yanqui para la configuración de un “nuevo Oriente Medio”, objetivando consolidar su posición en el área, aunque para eso necesite derrumbar aliados de otrora.

Tanto el imperialismo yanqui y sus aliados, como el régimen de Assad, su patrono imperialista ruso y demás aliados, alegan tener pruebas incontestables que exculpan a sí mismos e incriminan el lado contrario, y siguen amenazando con guerra, y con la posibilidad de extender el conflicto a toda la región. Concretamente, en el episodio referido de uso de armas químicas, no se trata de nada más de que de las viejas y monstruosas maquinaciones yanquis para justificar sus bombardeos e invasiones. Es probable que Assad, desde que eclosionó la rebelión popular en el país, tenga en algún momento usado armas químicas para aterrar las masas rebeladas. Sin embargo, en el caso en cuestión, él no sería tan estúpido al punto de tirar en los propios pies, usando armas químicas justamente en el momento en que, a su invitación, en Damasco se encontraban los inspectores de la ONU.

Obama pone a prueba todo su poder de influenciar la opinión pública para convencer, con su máscara de buen tipo, la población de USA y del mundo, que esta nueva guerra genocida es para defender la “democracia” y los “derechos humanos” en Siria.

Por un lado, la ley inherente al imperialismo de la lucha de repartición y la presión de la industria militar y de los halcones de la guerra yanquis hace prácticamente inevitable el ataque. Por otro, USA tiene dificultad por la baja popularidad y por la ausencia de apoyo de aliados históricos. El parlamento inglés, frente al notorio rechazo del pueblo londinense, rechazó apoyar el probable ataque, contrariando el primer ministro David Cameron. Francia el país más ávido por la guerra (además de USA y sus satélites Israel, Arabia Saudí y Turquía), alardea tener pruebas del ataque con armas químicas y ya hace las cuentas de la parte que disputa en el botín.

Y tanto dentro de USA cuánto internacionalmente, no hay medio de convencer los pueblos de que los propósitos imperialistas son humanitarios, frente a las matanzas realizadas, para quedar sólo en el presente, en el Irak, Afganistán, Libia, países sumergidos en la más salvaje violencia contra el pueblo.

Presionado por esa situación, en una declaración considerada un error por los halcones yanquis, el secretario de Estado de USA, John Kerry, dijo que Assad podría evitar el ataque entregando su arsenal químico en una semana. Kerry dijo también que USA no tiene ilusiones en cuanto a una solución militar y que el caso requería una solución política.

Lo que está en juego, en las entrelineas de ese discurso, no es si habrá o no ataque a Siria, pero la extensión e intensidad de ese ataque y cuando, así como la remotísima posibilidad de la intervención alcanzar el centro del poder del régimen, que aún da demostraciones de fuerza contra los “rebeldes” (mercenarios equipados y apoyados por el imperialismo).

Los rusos, por su parte, trabajan esa ínfima posibilidad de “solución política” e intentan establecer los puntos para un acuerdo, pero no pierden de vista la “solución militar” para seguir asegurando por lo menos parte de su dominación, actualmente amenazada, en la Siria y mantiene navíos de guerra en el Mar Mediterráneo, listos para cualquier eventualidad. La China sigue sin dar declaraciones bombásticas, pero no apoya la acción yanqui, habiendo vetado, junto con Rusia el ataque bajo la bandera de la ONU.

Eso ha llevado a diferentes organizaciones oportunistas por el mundo a creer, por oponerse a la agresión yanqui, que esas potencias estén del lado del pueblo sirio. Claro, para ciertos sectores, el hecho del régimen de Assad estar acosado por el imperialismo yanqui hace de él una especie de ícono del antiimperialismo, principalmente cuando sube el tono y promete resistencia.

La Rusia no hace nada más que jugar en el tablero de la disputa por el botín de la Siria. Ejemplo de eso, de mayor magnitud, fue la llamada “Crisis de los misiles de 1962”, con que la URRS social imperialista con Kruschov a la cabeza instaló misiles nucleares en Cuba, para chantajear a USA en su pugna. Cuando la tensión se elevó, creando el pánico de una conflagración termonuclear mundial, Kruschov exigió la retirada de los misiles yanquis de Turquía, en el que Kenedy asintió por la retirada de los misiles de Cuba. Kruschov hizo esto sin dar la menor satisfacción para Fidel Castro y el pueblo cubano. Ahora la Rusia propone la destrucción de las armas químicas de la Siria y su adhesión al Tratado de no proliferación de armas químicas en pago del no bombardeo anunciado por USA.

La cuestión para la Siria, como para cualquier nación oprimida, es en primer lugar la de rechazar la tesis de la “subyugación nacional”, según la cual las naciones dominadas no tienen otra solución que la de aceptar tal dominación y en el mejor de los casos apenas cambiar de amo imperialista. El camino de la verdadera liberación requiere rechazar a todas las potencias reaccionarias y unir lo máximo de la nación en el frente único de resistencia nacional bajo la dirección del proletariado revolucionario, apoyado en su alianza con el campesinado y abarcando todas las demás clases nacionales antiimperialistas y antifascistas.

Posición también más consecuente que la de los iludidos con la “ayuda” y “protección” de potencias está expresa en ese pequeño artículo abajo que, como hemos repetido, localiza el pueblo sirio entre dos fuegos, rechaza la intervención directa del imperialismo, las fuerzas mercenarias y el régimen genocida de Assad, en favor de la autodeterminación del pueblo sirio.
Sobre las intervenciones y la revolución siria

Darth Nader | Retirado de passapalavra. info

La revolución siria comenzó como una lucha por la autodeterminación. El pueblo sirio exigía determinar su propio destino. Y, por más de dos años, contra todas las probabilidades y enfrentando la represión masiva del régimen de Assad, persistimos.

A lo largo del proceso revolucionario varios otros actores entraron también en escena contra la lucha por el derecho de autodeterminación. El Irán y sus milicias, con el apoyo de la Rusia, vinieron en ayuda del régimen para garantizar que el pueblo sirio no tendría ese derecho. Los yihad del Estado Islámico de Irak y Sham y otros, bajo el pretexto de “luchar contra el régimen Assad”, lucharon contra ese derecho también. Pienso lo mismo relativamente a cualquier intervención occidental.

Algunos podrían argumentar que ya pasamos hace tiempo de esa fase, que no se trata más de autodeterminación, pero simplemente de parar la matanza. Esa es una posición con que no puedo concordar. Si se tratara simplemente de parar la matanza, entonces habría apoyado los yihad cuando ellos entraron porque, nadie puede negar, ellos eran los mejor armados y equipados para desafiar efectivamente el régimen de Assad. Pero no apoyé y varios otros no apoyaron, porque sabíamos que, a pesar de su habilidad para enfrentar el régimen, ellos no compartían los objetivos del pueblo sirio. Ellos querían controlar el pueblo sirio y disminuir su capacidad de determinar su propio destino. Por eso, ellos eran contrarrevolucionarios, aunque estuvieran luchando contra el régimen.

Y ahora, ante una posible intervención occidental en la Siria, mantengo la misma posición. Muchos dirían que estoy siendo ideológico y que debería me focalizar sólo en impedir la matanza; pero esas personas están ignorando que aún en términos pragmáticos y en su propia línea de raciocinio, ese argumento no va a convencer a nadie después de la insistencia repetida de los EUA de que “esos serán sólo ataques punitivos” y que ellos “no pretenden derrumbar el régimen”. ¿Cuál es la indicación de que esos ataques irán a hacer cualquier cosa para parar la matanza o “resolver” la crisis siria?

A mí no me importa soberanía. La Siria se hizo actualmente una tierra de todos, menos de los sirios. El mito de la soberanía siria no es el motivo por el cual me opongo a la intervención occidental. Ni lo es la perspectiva de destrucción de la Siria, porque ella ya fue destruida por el régimen criminal. Yo me opongo a la intervención occidental porque ella será contraria a la lucha por la autodeterminación, que es la revolución siria.

Assad usó armas químicas contra su propio pueblo. No tengo dudas de eso. Y esto podría haber sido prevenido si a la resistencia siria hubieran sido entregue armas que podrían haber alterado el equilibrio de fuerzas contra el régimen. Pero las potencias extranjeras quedaron pasivas, no queriendo que Assad venciera ni que la resistencia fuese victoriosa. Ellos no podían dar armas para que el pueblo sirio se defendiera, decían, quien sabe en qué manos esas armas podrían parar. ¡Ellas podrían accidentalmente parar, digamos, en las manos de sirios que quisieran determinar su propio destino a pesar de los intereses extranjeros!

Entonces llegamos a un círculo completo. Nadie armó la resistencia siria, entonces ellos fueron muertos por el régimen o forzados a aceptar la infiltración yihad. Entonces Assad usó armas químicas contra los sirios y el Occidente pretende responder para enseñar a Assad una lección, una respuesta que aún garantice que los sirios no tienen voz en cuanto a su futuro colectivo. Y el régimen probablemente va a sobrevivir a cualquier intervención “punitiva” occidental, y la matanza probablemente no va a parar.

Pero a pesar de eso todo, la revolución siria y, en su esencia, la lucha del pueblo sirio por la liberación y por la determinación de su propio destino va a continuar viva.

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Darth Nader es un periodista y escritor anarquista, árabe, antifascista, anti orientalista e internacionalista disidente.
Traducciones: [email protected]

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