Bip Bip – Allá, donde la samba está en casa

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Bip Bip – Allá, donde la samba está en casa

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Hacia el final de Copacabana, ya cerca del Arpoador, una manzana casi cerrada, poco movimiento de coches. A las 19 horas andan por aquellas calzadas trabajadores, jóvenes, mujeres, unos sólo de pasada, otros para quedarse. Lejos del glamour artificial de la rambla pulida retratada en las novelas, también pasan por allá los siempre bienvenidos niños de pies descalzos, hombres de barba cerrada, gente que perdió la esperanza en la vida y gente que la reencontró al conocer al dueño y guardián de la casa del Samba. Alfredo, o Alfrediño del Bip, se sienta a la puerta para recibir la buena música. Dentro quedan los músicos, el público ocupa la vereda. Es un cuartito, llamarían de un barcito, pero sería también injusto llamarlo sólo así.

La casa va llenando a los pocos, llega una pareja, llega una joven. Besa las manos de Alfredo y recibe igual retribución. Llega un muchacho cargando la guitarra, y otro más, y un señor cargando un pandero. Para cada persona que llega un ademán, una sonrisa o, para el deleite de quien observa, una bien humorada censura del dueño de la casa: "Eh! fulano, así no, no puede ocupar la calzada así, yo ya te dije, así me complica, como es que puede ser una cosa de esas, así no", y ya enmienda una nueva sonrisa para un otro sambista que llega.

El Bip Bip no es una gran casa con iluminación sofisticada, no es un lugar "de la moda", ni aparenta querer ser. El "Bip" es un lugar para ir, para oír música en estilo choro y samba, aquel samba marcado eternamente en las mentes de la "vieja guardia" y que revive en las cuerdas, batuques y acordes de una nueva generación que ya divide la mesa del Bip desfilando Altamiro Carrilho, Cartola, Pixinguinha y por ahí va.

Cuadros en la pared retratan visitantes ilustres del porte de Beth Carvalho y Valter Alfaiate, y denuncian una pasión incondicional por el Botafogo. Quién llega ocupa una silla y va sirviéndose de los aperitivos. Alfredo no sirve nadie. Si colocado en una mesa o en la barra todos le relatan lo que consumen. De vez en cuanto pasa un sin techo, un usuario de drogas, silencioso. Alfredo lo llama por el nombre, besa y abraza, da una moneda, cobra cariñoso, sin embargo autoritario: "¡Mengano, usted desapareció estos días, ese 1 real ahí es para un baño, un baño, quiero ver!"

Alfredo nació en Santa Cruz y pasó la infancia y adolescencia en Bangu y Cosmos, barrios pobres de Rio. Durante la juventud vivía por las ruedas de samba y choro y en reuniones en la casa de amigos. Su historia se cruzó con la del Bip Bip ya en la juventud, en un fatídico 13 de diciembre, en el año de 1968. En aquella tarde era promulgado lo AI5 y en la misma noche fue inaugurado el Bip.

— Yo vivía aquí cerca en un departamento alquilado con amigos, donde escondíamos muchos libros y luchábamos contra la represión. Siempre fui socialista. De mañana supimos que una amiga había ‘caído’ en una represión en Leme, y para enfriar la cabeza fui en la inauguración del Bip que estaba aconteciendo en aquella hora. El AI5 sólo fue anunciado de tarde, una coincidencia. Y sólo fui saber el significado del nombre Bip Bip mucho más tarde, cuando la hermana de uno de los fundadores me contó: es en homenaje al satélite ruso Sputnik, por su barullo — Explica Alfredo.

— A quién le gusta el Bip musical debe agradecer a Cristina Buarque, una de mis grandes amigas, que me ayudó mucho trayendo gente. Juntos comenzamos a colocar lanzamientos de libros, vernissage y desarrollamos proyectos en favor de niños de la calle, niños con cáncer, Casa de la Vila y muchos otros — dice.

Alfredo cuenta con orgullo la historia de dos niños sin hogar, ex viciados en drogas, que vivían en las inmediaciones del bar. Él, Cristina Buarque y Vitor Farinha los llevaron al médico, dedicaron su atención y amistad y hoy uno de ellos está trabajando en un circo en Alemania y el otro en un circo en São Paulo.

— Los pibes que viven en la calle por aquí ya me conocen, puedo decir hasta que soy un ídolo para ellos, me respetan. Para conseguir el dinero yo paso el sombrero, hago camisas del bar, algunos depositan mensualmente, tenemos la venta del CD grabado para el Bip. En la época los amigos grabaron porque yo necesitaba, pero no necesité más y destiné para proyectos sociales — cuenta.

Participaron del CD: Elton Medeiros, Nelson Sargento, Cristina Buarque, Walter Alfaiate, Moacir Luz, Aldir Blanc y otros músicos. Todos hicieron música inédita para el disco, y Alfredo insiste en decir que ninguno ganó dinero por eso, siendo por pura amistad. El disco, que tiene edición limitada, es encontrado en el propio bar, por el valor de veinte reales.

Amistad, unión y resistencia

— No tengo condición de contratar empleados, tampoco puedo pagar los músicos, por el contrario, todos pagan aquello que consumen. Cuando me dan las ganas de cerrar todo, me acuerdo de mi amigo Albino Pinheiro que poco antes de morir me dijo: ‘Alfrediño, no desista, yo me voy yendo, pero usted queda ahí resistiendo’. De la misma forma que otros amigos también dicen   — confiesa.

Lo que me desanima es que muchas veces vengo aquí en el bar y las personas se quedan dentro de casa, con miedo de la violencia, frente a la televisión, pidiendo comida por el teléfono, lo que es una cosa común entre la clase media mediocre. Acostumbro decir que violencia es que no salgamos de casa, no nos sentemos para conversar, intercambiar ideas, opinar, hablar de cultura, discutir política y sobre todo lo que están intentando imponernos de alguna forma — dice.

El hambre, la opresión, desunión, es lo que vemos; todo por causa de la ganancia por dinero, de ese capitalismo desenfrenado, donde todo es competición, separación y poder. Pero nunca vi entierro de cofres, sólo veo enterrar hombres — continúa.

Entre comillas

"Buenas noche a todos los amigos. Es un placer recibirlos aquí. Un poco de silencio para poder dar uno de aquellos recados de siempre. En primer lugar hoy tendremos nuestra noche en homenaje a Altamiro Carrilho. Infelizmente el homenajeado no podrá venir, está enfermo. Pero haremos aún así un bello homenaje a ese gran nombre de la música brasileña. Voy a recordar a todos que vinimos aquí para oír una buena música, no para alborotar, entonces, antes de todo, silencio. No vamos a hablar alto, vamos a tener educación. No vamos aplaudir, yo tengo un acuerdo aquí con el vecindario, cuando quieran manifestarse quién ya sabe enseña a los otros, es así (y hace un movimiento chasqueando los dedos). Aquí tenemos competentes músicos, profesionales, música de calidad, vamos a oír. Aquí no es lugar para barullada y confusión, es para oír buena música. Buen show para todos nosotros."

En el Bip Bip es así, sin medias palabras. Silencio, chasquido de dedos al final de cada composición. El público acompaña cantando en voz baja y la buena música brasileña entra sin pedir permiso. Merece la pena visitar.

Traducciones: [email protected]

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