Bolsonaro intenta tildar movimiento campesino de terrorista, pero fracasa

Bolsonaro intenta tildar movimiento campesino de terrorista, pero fracasa

Los ojos del latifundio están sobre la Amazonía, específicamente, en este momento, sobre Rondônia. El gobierno de generales/Bolsonaro tiembla delante de las masas más avanzadas y organizadas que no se rinden en medio al genocidio perpetuado por la pandemia y por la continua explotación y expropiación de nuestro pueblo.

La comprobación de todo ese temor es que además de la formación de un “comando especial” para la Amazonía, gestionado por el propio vicepresidente Mourão, son constantes y crecientes las campañas de criminalización contra los campesinos, principalmente los organizados por la Liga de los Campesinos Pobres (LCP). Criminalización promovida por la alianza entre el latifundio, el viejo Estado y los círculos más reaccionarios de los monopolios de prensa y afiliadas.

Teniendo cómo enemigo Nº 1 los campesinos en lucha por la tierra, Bolsonaro hizo coro con el latifundio el día 1º de mayo al afirmar que la LCP ha llevado terror al campo en aquel estado. Eso es parte de la tentativa de tildar como terrorista cualquier movimientos popular que ose luchar por derechos democráticos y así tener argumentos para desencadenar sus planes de guerra contra el pueblo.

Sin embargo, mucho antes de Bolsonaro verse obligado a citar la existencia del movimiento campesino, los campesinos ya refutaban tales acusaciones y apuntaban quienes son los verdaderos terroristas en el país.

LCP desmonta por completo acusaciones del latifundio

La LCP, en 28 de abril, a través de una nota intitulada ¿En Rondônia, quienes son los terroristas? desmontó por completo las acusaciones infundadas que hizo el latifundio a través del pronunciamiento del genocida.

En nota, los campesinos afirman que a través de la prensa portavoz del latifundio, y de politiqueros – diputados, senadores, etc. – en varios niveles de Rondônia y Acre, han sido impulsados ataques, difamaciones y criminalización contra la LCP. Siguen diciendo: “En los ataques que hacen a la LCP, nos llaman de ‘bandidos’, ‘malhechores’, ‘terroristas’, ‘fuera de la ley’, ‘milicia fuertemente armada’, ‘organización criminal’, ‘crimen organizado disfrazado de movimiento político’, ‘antidemocráticos’ y otros insultos más. Dicen que nuestro objetivo no es el acceso a la tierra por el pueblo, pero el de manipularlo ideológicamente como masa de maniobra, entre otras mentiras y calumnias”.

Luego la nota revela que el verdadero motivo para la campaña es “crear opinión pública para criminalizar la lucha por la tierra, de modo a justificar la persecución y represión a los campesinos organizados, para así facilitar la aplicación de sus siniestros planos”.

La Liga desmonta entonces las infundadas acciones de los reaccionarios en el sentido de imputar acusaciones de que son los campesinos asesinos de policías. Esta es, según la nota, una farsa hecha para incriminar el movimiento del cual forman parte las familias del área Tiago dos Santos. Denuncia que la acusación forjada pretendía lanzar contra ellos la saña sanguinaria de policías matadores y sus jefes, guardianes del latifundio, y todo aparato del viejo Estado que están sedientos por masacrar el pueblo pobre, impulsados directamente por Bolsonaro y su acción de extrema-derecha en el sentido de organizar esos reaccionarios en torno a su proyecto golpista. Hecho que se confirma con los asesinatos de campesinos y apoyadores ocurridos en la región y todo un cerco que se desplegó de Norte a Sur del estado.

Ya los crímenes contra el pueblo y el pistolerismo siguen, aún después de desenmascarados por la propia judicatura con el solapamiento por el gobierno y los monopolios de la prensa. Pues estos, conforme apunta el movimiento, son “los mismos que gritan contra los campesinos, que claman por más represión, prisiones, y que dicen ser los mayores defensores de la ley”, y “no dicen una palabra siquiera sobre las ilegalidades cometidas por el viejo Estado, ninguna palabra siquiera sobre los odiosos crímenes del latifundio que se repiten impunemente hace siglos”.

La LCP rebatió el viejo discurso demagogo proferido por la vieja escoria: el derecho a la propiedad, paz y tranquilidad. Esas sólo para el latifundio, claro.

El sujeto a quién Bolsonaro denominó de productor rural nada más es que el latifundista parásito que en nada contribuye para la economía local. En el texto, el movimiento campesino afirma: “Para esos señores, que se dicen los mayores defensores de la propiedad privada, no se conmueven con un campesino asesinado, con campesinos siendo amenazados de muerte, con campesinos siendo perseguidos, torturados y prendidos ilegalmente. La vida de un campesino no tiene ningún valor para esos señores. Y menos aún la pequeña propiedad. Cuando se esgrimen a defender la propiedad privada, como si ese fuera el único derecho, se refieren en verdad a la gran propiedad”.

El movimiento habla aún sobre el origen de las tierras del latifundio, afirmando que son “todas tierras robadas de la Unión, robadas de territorios indígenas, robadas de pequeños y medios propietarios, enfrentando malaria (y otras pestes) y fieras, para después ser expulsados a la bala”.

Por fin, afirman: “Se engañan si creen que con represión, ataques y campañas de terror van a parar la lucha por la tierra. Si nos atacan con tanta fuerza es justamente porque estamos en el camino correcto, porque representamos una amenaza a los indecentes privilegios de los poderosos y adinerados que se nutren de este putrefacto sistema de explotación y opresión secular de nuestro país”.

 

Dígame con quién andas que diré quién tú eres

Si, de un lado,  la vieja horda genocida inviste contra la justa lucha del pueblo, por otro, cada día más los honestos y comprometidos con la justicia, los verdaderos demócratas vienen demostrando nacional e internacionalmente el lado que escogen estar en esta contienda que se avecina.

En la cuenta del gobierno de Bolsonaro y generales ya se suman más muertes de las que hubo en cualquier otra gestión, y eso es lo que siembran. Los campesinos, sin embargo, siembran vida en una tierra tantas veces regada con sangre.

 

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