En los primeros días de abril último recibimos la triste noticia del fallecimiento de Diniz Cabral Filho, que había ocurrido inesperadamente en el 1º día del mes. Una impactante verdad en pleno día de la mentira, también el día del golpe civil-militar de 1964, al que Diniz combatió con coraje y del cual sufrió prisión y tortura.
Nacido en 13 de abril de 1936 en Recife, iría a completar 77 años vividos prácticamente todos en un ambiente revolucionario, pues, hijo del comunista Diniz Cabral, miembro del Partido Comunista del Brasil desde 1932, creció conviviendo con reuniones clandestinas y acompañando la represión del Estado Nuevo de Getulio Vargas a los heroicos combatientes de 1935, que escribieron gloriosas páginas de lucha en Pernambuco.
Por razón, tal vez, de su simplicidad de comunista convicto y de la discreción en la militancia, nos fue muy difícil saber de su larga trayectoria, posibilitándonos solamente compartir lo que conseguimos averiguar…
Decisión por la revolución
El año 1958 transcurría con gran efervescencia en el seno del PCB, delante de la adhesión de Prestes y sus seguidores a la línea revisionista de Kruschov, presentada en el XX Congreso del PCUS. Diniz ingresa en el PCB después de un breve pasaje por el movimiento estudiantil. Sus ojos, sin embargo, estaban vueltos para la tremenda explotación sufrida por los campesinos y trabajadores de los ingenios de caña en Pernambuco. Va a la URSS en 1961, pero, desencantado con el revisionismo y el oportunismo en el seno del PCB, adhiere a las Ligas Campesinas al lado de Francisco Julião y Capivara, asumiendo su secretaría general hasta 1964 cuando fue desarticulada frente a la gran represión desencadenada por el golpe militar.
En 1962, el Partido Comunista del Brasil había sido reorganizado como un partido marxista– leninista. Después del golpe de 1964, Diniz, por indicación de Capivara, ingresa en el PCdoB y el mismo año es enviado en la primera delegación de militantes del partido a la China, para realizar estudios sobre el marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Tsetung y sobre la teoría militar de la revolución.
En el retorno de la delegación de la China fue patente el choque entre aquellos que tuvieron contacto con la teoría y la práctica de la revolución y la dirección del PC doB, que había lanzado el documento de preparación de su VI Conferencia bajo el título de “Unión de los brasileños para librar el país de la crisis, de la dictadura y de la amenaza neocolonialista”. Diniz pasa a tener una destacada actuación en la lucha de dos líneas que se desarrolla dentro del PCdoB e, inclusive, en la redacción del documento de crítica al referido documento, tesis del Comité Central a la VI Conferencia.
En una postura dogmática y burocrática, el Comité Central, bajo la dirección de João Amazonas, propone a la Conferencia la expulsión de Diniz, junto con Tarzan de Castro, al cual fueron imputadas acusaciones nunca probadas por sus detractores. Las críticas de los que ahora componían el ala Roja del PCdoB impactaron fuertemente en el seno de la militancia, principalmente de la juventud, dando base para ya en 1966 dar origen a una nueva organización. La lucha de dos líneas llevada a cabo había arrebatado importantes comités partidarios de las zonas industriales de São Paulo.
Diferentemente de las organizaciones guerrilleras de línea castrista-guevarista, el ala Vermelha inició en 1967 sus primeras acciones armadas, pero sin asumirlas, con el objetivo único de obtener estructura logística para el partido en las duras condiciones de la clandestinidad. Pasaría entonces a ser Partido Comunista del Brasil Ala Vermelha.
Dilma entrega Diniz a la represión
En 1969 el Ala había hecho un acuerdo con la VAR (Vanguardia Armada Revolucionaria), en la cual militaba Dilma Rousseff, para recibir una cantidad de armamento en pago del suministro de documentos de identidad falsos para militantes de Minas Gerais de aquella organización.
Dilma tenía un punto de encuentro marcado con Diniz para recibir los documentos. Presa días antes, ella lleva la policía hasta el punto, el restaurante Salazar, en el centro de la capital paulista, y cuando Diniz llega al local es abrazado por Dilma como señal para que los policías caigan encima de él, llevándolo detenido. Como Diniz no había llevado los documentos, dejados en el aparato, para allá entregarlos a Dilma, los militantes de MG no cayeron juntos. Colocados frente a frente en el interrogatorio, el delegado preguntó si él conocía Dilma a lo que él respondió:
– Nunca vi esta mujer.
Ella, sin embargo, delante de la misma pregunta respondió: es Gerson. El delegado se dirigió para él y dijo:
– ¿Está viendo cómo ella sabe de las cosas?
A lo que Diniz respondió:
— Entonces pida a ella para contar la historia porque yo no sé de nada.
Quedó detenido hasta 1974.
Combatiendo los desvíos derechistas y de “izquierda”
Diniz siempre pautó su militancia por los principios del marxismo y, delante de las experiencias vividas por el Ala Vermelha y por otras organizaciones revolucionarias, estuvo siempre atento a los desvíos tanto derechistas, tan marcadamente en el movimiento comunista del país y, en aquel momento, los de “izquierda”, puestos en boga por el castrismo y guevarismo .
Fue así cuando, en 1969, detectó el grave desvío militarista en el interior del ala. Y contribuye decididamente en el esfuerzo de autocrítica del militarismo, no sin antes pagar alto precio de las muchas prisiones, tortura y muertes evitables de tantos combatientes. Autocrítica marxista, sin el abandono oportunista de la lucha armada como forma y medio de la clase para alcanzar su liberación. En dura batalla, sin cualquier conciliación con este desvío, influye decisivamente en la “Carta de Dieciséis Puntos”, que refleja la autocrítica de la concepción pequeño-burguesa militarista y por la comprensión y adopción de la concepción militar proletaria, estrechamente vinculada al movimiento de masas y a la organización de los obreros, de los campesinos y demás masas populares.
En otro momento, cuando el PC do B Ala Vermelha se vio entusiasmado así como la izquierda pequeño-burguesa con la creación del PT, Diniz percibió inmediatamente en los primeros movimientos el olor del fraude, abriendo lucha interna en el partido para deslindarse con el proyecto oportunista. El documento de 1982, “Porqué el PT no es un partido revolucionario del proletariado”, fue decisivo para depurar el ala de los elementos oportunistas iludidos con la falsificación petista, aún en sus comienzos de fraseología ultra radical, que le serviría como manto rojo con estrella y algo más (menos la hoz y el martillo) para encubrir su verdadero nefando proyecto de colaboración de clases, hoy descaradamente asumido. Reunidos en un congreso clandestino en 1982 los comunistas del ala Vermelha decidieron adoptar el nombre de Partido Comunista Ala Vermelha.
De seguir siendo parte de una organización llena de obreros, gente corrompida por el anticomunismo de su líder, un sindicalista entrenado en las escuelas de la AFLCIO, una organización eclética, oportunista de génesis, la decisión por mantenerse fiel a la ideología científica del proletariado expresa lo dicho por el gran Lenin en su ¿Qué Hacer? tratando de la lucha reñida contra el oportunismo en el POSDR: “Pequeño grupo compacto, seguimos por un camino escarpado y difícil, firmemente de manos dadas. Estamos rodeados de enemigos por doquier y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Unámonos en virtud de una decisión libremente tomada, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer en el pantano vecino, cuyos habitantes, desde un principio, nos censuraron por habernos separado en un grupo a parte y por haber escogido el camino de la lucha y no de la conciliación”. Este fue el camino tomado por Diniz.
El referido documento atacaba frontalmente el oportunismo del PT y de las diferentes organizaciones de “izquierda” que lo componían. Destacaba que “el centro es el PT porque se intenta presentarlo como partido revolucionario del proletariado, en virtud de su radicalismo de palabra, pero que en realidad se trata del enfurecimiento pequeño-burgués, por un lado, que intenta mostrar el sindicalismo como “ideología” proletaria, mesclado con la religiosidad de la teología de la liberación y, por otro lado, debido a su representativo contingente de obreros (al menos en São Paulo)”.
Comunista hasta el fin
Por toda su vida, por lo tanto, sea como estudioso, sea cómo militante, siempre trató de seguir los enseñamientos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tsetung en cuanto a la inevitabilidad de la revolución y de la necesidad del partido revolucionario del proletariado para dirigirla. Por su dedicación sin reservas y cabal a la causa del proletariado y del comunismo, el Camarada Diniz es uno de estos imprescindibles, auténtico hijo de la clase y del partido. Delante a su memoria, rendimos nuestros más sentidos homenajes de reconocimiento, respetuosamente inclinamos nuestras cabezas y levantamos alto las banderas rojas de saludos proletarios.
Coordinación del NEMLM
14 de abril de 2013
Traducciones: [email protected]