Las operaciones del Choque de Orden en Rio de Janeiro no dan tregua a aquellos que dependen de las calles para poder trabajar y sobrevivir del comercio ambulante. Los trabajadores que viven en favelas, principalmente en localidades de gran valorización inmobiliaria, como el Recreio dos Bandeirantes, también están rehenes del desamparo y de la truculencia de la gerencia municipal, comandada por Eduardo Paes.
En el primer día del mes de octubre, la municipalidad ya invadía las calles de la ciudad. En la pasarela número seis de la avenida Brasil, a la altura de la Fundación Oswaldo Cruz, equipos del choque de orden atacaron vendedores ambulantes y robaron gran cantidad de mercancías.
En el día 7, les tocó a los habitantes callejeros tener nuevamente su sueño interrumpido por quien no les da trabajo ni vivienda, pero insiste en darles represión. En la ocasión, cinco niños y 21 adultos fueron forzados a salir de las veredas de los barrios de Leblon y de Ipanema y tirados en los calabozos de la municipalidad, entre ellos, la fundación Pio XIII. En el día 14, otros 70 habitantes callejeros fueron recogidos en la Zona Sur. También en 7 de octubre, equipos del choque de orden pasaron por la Estrada de Itararé, en Bonsucesso, en el suburbio de Rio, donde demolieron 52 barracas usadas por vendedores ambulantes y vedaron dos puntos de moto taxi y una lava autos. El mismo día, tres barracas usadas por vendedores ambulantes en la Urca, Zona Sur de la ciudad, fueron cerradas por guardias municipales y toda la mercancía fue incautada, entre cocos y otras bebidas, parasoles, bancos de plástico, mesas de PVC y una parrilla.
— ¿Que opción ellos nos dan? Si fuese el caso que hubiésemos llegado a poco tiempo. Pero estamos aquí hace casi diez años. Esto para mí no es incautación, es simplemente robo. Para quitar todo del depósito tiene que tener nota fiscal. ¿De dónde yo voy a conseguir eso? — cuestiona Arlindo Araújo, de 59 años, dueño de una de las barracas clausuradas.
Al día siguiente, los equipos del choque de orden retornaron al Recreio dos Bandeirantes, donde realizaron una nueva demolición. Esta vez un edificio de seis pisos con 37 departamentos — 34 de ellos ocupados — fue reducido a polvo, desalojando violentamente 125 personas, entre hombres, mujeres, niños y ancianos. Ya el día 19 de octubre, concluyó una onda de ataques del choque de orden en el barrio de Madureira, suburbio de Rio, donde 220 barracas de vendedores ambulantes fueron destruidas por los tractores de la municipalidad dejando más de mil trabajadores desempleados.
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