Traducción Enrique Chiappa
Los Ejércitos Populares, dirigidos por los maoistas en India, Filipinas, Perú y Turquía, obtienen sus armamentos principalmente conquistándolos de la propia contrarrevolución que los combate. Mao Tsetung afirmaba que los Ejércitos reaccionarios son el proveedor armero del Ejército Popular. Sin embargo, ¿cómo es posible un Ejército menos armado y muchas veces menos numeroso que el del enemigo conquistarles las armas? Esa respuesta está en la forma como combaten.
En la guerra, aunque en términos numéricos absolutos exista una desventaja, los revolucionarios la compensan con el manejo de la guerra prolongándola por tres etapas estratégicas bien definidas, según el concepto estratégico de superioridad relativa, aplicando en cada batalla la “superioridad absoluta”. En esta estrategia y táctica general está incluida la participación total de las masas revolucionarias, cercando las fuerzas de la contrarrevolución cuando estas piensan haberlos cercado.
La táctica formulada por Mao Tsetung, en otras palabras, consiste en que los revolucionarios, teniendo como retaguardia las bases de apoyo en las zonas rurales, realizan sus acciones alrededor de ellas con objetivo de ampliarlas (zonas guerrilleras) y, cuando la contrarrevolución avanza en mayor número para cercarlos, ellos se retiran, obligando los reaccionarios a dividir sus fuerzas para perseguirlos en el interior o en los alrededores de las bases de apoyo; los revolucionarios mantienen la iniciativa y fustigan las tropas oponentes para crear inestabilidad y forzarlas al error; hasta que los revolucionarios y las masas encuentran el momento pertinente para concentrar gran parte de sus fuerzas para atacar una unidad de la contrarrevolución aislada, numéricamente inferior a las fuerzas revolucionarias en la batalla concreta, una a una.
“Usted confía en las armas modernas y nosotros en las masas populares con una alta conciencia revolucionaria; usted pone en juego su superioridad y nosotros la nuestra. Cuando usted nos quiere atacar, no permitimos que usted lo haga y ni siquiera nos encuentre. Pero cuando atacamos usted, alcanzamos el blanco, acertamos golpes precisos y lo aniquilamos plenamente”, así sintetizó el Partido Comunista de China.
Después de derrotadas, las tropas de la contrarrevolución son obligadas a dispersarse de la zona y son perseguidas por los revolucionarios, que inmediatamente recuperan los territorios perdidos y ganan nuevos, en los cuales se genera vacío de Poder y donde se irgue el Nuevo Poder. Los combatientes, entonces, se distribuyen en la zona para realizar trabajo político y ayudar el pueblo a instaurar el Nuevo Poder popular, donde se liquida la explotación semifeudal (distribuyendo las tierras de los latifundios) y el dominio de la gran burguesía y del imperialismo. Así la Revolución despierta la conciencia revolucionaria de las masas y las incorpora, poco a poco, en medio a la guerra prolongada, en las hileras de la revolución: en los Comités Populares y en el Ejército Popular; los más avanzados, más conscientes y más devotados a la revolución se integran al Partido Comunista.