Traducción Enrique Chiappa
La historia registra cinco tipos fundamentales de relaciones de producción: la comuna primitiva, el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo (etapa inferior del comunismo).
Bajo el régimen de la comunidad primitiva los hombres son impotentes en su lucha contra la naturaleza. No tienen a su disposición más que groseros objetos de piedra, arco y flecha, y se ven obligados a trabajar en común, colectivamente. Poseen la propiedad común de los medios de producción y de los productos. No existen clases, ni explotación. Con la aparición de los instrumentos de metal, de la hacha de hierro y del arado de hierro, las tribus nómades pasan a la vida sedentaria y se dedican a la agricultura y a los oficios.
Relaciones en el esclavismo antiguo
El crecimiento de la productividad del trabajo engendra la propiedad privada, el intercambio y la acumulación de riquezas en mano de un reducido número. Surgen las clases: esclavos y señores.
Bajo la esclavitud, el señor es propietario de los medios de producción y del esclavo. El trabajo de los hombres en la comunidad primitiva, aún exento de explotación, es sustituido pelo de los esclavos explotados.
Más tarde, la extensión de la esclavitud y la situación servil de los esclavos condujeron a la destrucción de la fuerza productiva fundamental de la sociedad: la mano de obra. Las sublevaciones de los esclavos, así como las derrotas contra Roma desde el exterior, provocaron la desagregación del régimen esclavista al cual se sucedió el régimen feudal.
Las relaciones feudales
Las relaciones de producción bajo el feudalismo tienen por base la propiedad del señor feudal sobre los medios de producción y su propiedad parcial sobre los trabajadores, los campesinos siervos. La gran propiedad de tierra coexiste con la propiedad del campesino y del artesano sobre sus instrumentos de producción: es la propiedad fundada en el trabajo personal del artesano y del siervo.
Entre la fuerza de trabajo esclava y la servil, el señor feudal prefiere la servil, por ser más interesada en el trabajo. El siervo paga un tributo en especie, está sometido a diversas obligaciones de trabajo gratuito, etc. y más tarde, con el desarrollo de la economía mercantil, paga un tributo en dinero.
El desarrollo de las fuerzas productivas y del comercio en el seno del feudalismo engendra la manufactura capitalista, gran taller en que el capitalista explota decenas y centenas de obreros-artesanos. La introducción de máquinas en la producción transforma la manufactura artesanal en gran industria y provoca modificaciones radicales en las relaciones de producción.
El capitalismo
A la dominación de la gran propiedad territorial feudal y de la pequeña propiedad, sucede la dominación de la gran propiedad capitalista, industrial y comercial. La clase de los capitalistas, que posee los medios de producción, y la de los obreros asalariados privados de medios de producción y explotados por los capitalistas, son las clases fundamentales bajo ese modo de producción.
Con el desarrollo del sistema capitalista, las contradicciones se acentúan cada vez más. El carácter social de la producción en la gran industria entra en contradicción con la forma privada de apropiación. La competencia, la anarquía de la producción, la explotación desapiadada de los obreros y de todos los trabajadores que son los principales consumidores, juntamente con otros fenómenos inseparables de la dominación de la propiedad privada capitalista, desembocan en crisis cíclicas de superproducción que destruyen las fuerzas productivas y condenan la clase obrera a la desocupación, al hambre y a la miseria.
Las contradicciones del capitalismo se hacen particularmente agudas en la fase suprema de su desarrollo, en la etapa del imperialismo, en que continentes enteros son dominados por un puñado de potencias, dominadas a su vez por grandes monopolios. Las relaciones de producción capitalistas dejan de corresponder al carácter de las fuerzas productivas y se oponen a ellas en una contradicción irreductible. La revolución es engendrada a cada instante, y los obreros son empujados a ella, dependiendo esencialmente de la vanguardia revolucionaria proletaria.
El socialismo y el comunismo
La revolución proletaria destruye las relaciones de propiedad y de producción burguesas a medida que establece relaciones de producción socialistas, que corresponden plenamente a las fuerzas productivas en desarrollo, al carácter social de la producción.
Bajo el socialismo, las relaciones de producción tienen por base la propiedad social de los medios de producción, perteneciente a toda la sociedad que la administra a través del Estado proletario, con participación de todos los trabajadores en comités revolucionarios y cuyos delegados son elegidos para cargos representativos, revocables a cualquier momento y para los cuales no reciben ningún privilegio, tampoco una renta superior a la de los demás obreros.
Las clases explotadoras y la explotación son suprimidas y el excedente producido por los obreros no es más apropiado por individuos capitalistas como más-valía, pero por toda la sociedad (sobre trabajo). El producto excedente, que en el capitalismo es apropiado individualmente por la clase burguesa, en el sistema socialista es invertido en el crecimiento de la producción objetivando la abundancia y el conforto de las masas y de la Nación (elevando la apropiación individual de cada obrero y su nivel de vida, de modo que también disminuya la jornada de trabajo necesaria), en la mejoría extraordinaria de los servicios públicos, en la defensa nacional, en el mantenimiento de la jubilación, en la ciencia y en todo que interesa a la sociedad.
En el socialismo, los productos se reparten en consonancia con el trabajo ministrado, según el principio: “Quién no trabaja, no come” y “de cada uno según su capacidad, cada un segundo su trabajo” (derecho burgués). Con el desarrollo de la producción llegando a la abundancia plena y con el avance ideológico de toda la sociedad, después de un largo periodo de transición socialista y de intensas luchas de clases en el terreno principalmente ideológico como revoluciones culturales proletarias (para superar el individualismo y toda la ideología burguesa y pequeño-burguesa), será posible a la sociedad humana, cuando todo el mundo promover la revolución socialista y sucesivas revoluciones culturales proletarias, suprimir completamente la apropiación en consonancia con el trabajo dado (el derecho burgués) y se podrá avanzar para el principio: “De cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades”.
En ese momento, será inaugurado el “reino de la libertad”, en que el hombre domina la naturaleza y se utiliza de ella racionalmente para satisfacer las necesidades humanas sin la explotación del hombre por el hombre y la opresión de todos los tipos.
Esa exposición de las relaciones de producción, naturalmente, es una generalización y no se aplica exactamente de este modo en el análisis de todos los países. Por ejemplo: en la etapa del capitalismo monopolista (etapa en que el mundo transita desde el final del siglo XIX, era del imperialismo), en los países dominados, las relaciones esclavistas y feudales fueron conservadas por las naciones imperialistas, al mismo tiempo en que fueron introducidas relaciones capitalistas. En estos casos, hay un desarrollo capitalista particular (capitalismo burocrático) que se apoya en esas relaciones pre-capitalistas que no desaparecen, pero que se mantienen a través de la evolución de sus formas (semifeudalidad). En estos países, lo que falta es la revolución democrático-burguesa de nuevo tipo, la Revolución de Nueva Democracia, de contenido democrático, agrario antifeudal y antiimperialista, como etapa precedente necesaria a la Revolución Socialista (que debe seguirse ininterrumpidamente).