Después de una agotadora jornada de superexplotación enfrentada todos los días por trabajadores pobres en Rio de Janeiro, la vuelta para casa ni siempre significa el tan deseado reposo. En los barrios pobres y favelas de la ciudad, la mayoría de los riesgos enfrentados por el pueblo es originaria de las políticas del Estado de criminalización de la pobreza, perpetradas en las regiones consideradas "nobles" a través de iniciativas como los muros y Unidades de Policía "Pacificadora" y en regiones más pobres a través de grupos de exterminio que mandan y desmandan en la vida de las masas con total libertad para imponerles una penosa rutina de opresión y muerte.
En la zona sur de Rio, sigue vigorando la política de criminalización de la pobreza, como la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), que el día 30 de noviembre llegó a los Morros do Pavão-Pavãozinho y Cantagalo, ya mostrando cuál será su función. En la ocasión, policías del BOPE y del batallón de Choque invadieron la favela por la mañana, disparando ráfagas de fusil para todos los lados y encorralando la población local.
Desde marzo, AND viene denunciando puntualmente las atrocidades cometidas por policías de las UPP en las favelas donde este nuevo plan fascista de ataque al pueblo ya está siendo implementado, como el Chapéu Mangueira, el Babilônia, la Cidade de Deus y Dona Marta.
La geografía de los crímenes
Atravesando el túnel Santa Bárbara, llegamos a la zona norte de Rio, donde se concentra la pobreza, separada de los barrios ricos por la mayor floresta urbana del mundo: el Parque Nacional da Tijuca. En la zona norte, el tratamiento criminal dado por el Estado a las masas no exige incrementos como las UPP y los muros. En esas regiones, atrocidades habituales de las policías de Cabral y Beltrame bastan para amedrentar el pueblo: violaciones, secuestros, asesinatos y achaques.
Saliendo del túnel, pasamos por el barrio Catumbi, donde son nítidos los primeros focos de pobreza. En la madrugada del día 28 para el día 29 de noviembre, los PM del 1º batallón, Rodrigo Nogueira Batista y Marcelo Machado Carneiro transitaban por la región en búsqueda de un trabajador indefenso para descargar sobre él todo su odio contra el pueblo. Una vendedora de 21 años pasaba por el local dejando el Morro da Coroa — localizado sobre la salida del túnel Santa Bárbara — cuando cruzó el camino de los policías. Después que el cabo y el soldado desembarcaron del coche de policía para revisarla, la joven cuenta haber sufrido las más sádicas barbaridades que este Estado y sus agentes de represión son capaces de perpetrar contra el pueblo.
— Yo estaba yendo hacia la casa de mi madre, llevando 1,7 mil reales para ella guardar. Estaba juntando el dinero hace tres meses para las fiestas de fin de año. Ellos me prendieron cerca de la estación del Metro de Estácio. Dijeron que iban a llevarme para la comisaría. En el camino pasaron por una Blazer de supervisión de la PM, pero no sé si me vieron dentro del coche de policía. Cambiaron de vehículo y siguieron conmigo en un Gol blanco. En el coche, me daban golpes en la cara. Decían que yo era mujer de traficante. Querían dinero para soltarme. Los policías tenían intención de matarme. Cuando ellos entraron en el coche, se quitaron el uniforme y se quedaron sólo de camiseta blanca. No querían que yo viera sus nombres — cuenta la joven, añadiendo que lo peor aún estaba por venir.
Según ella, después que robaron su dinero y que abandonaron el coche de policía — probablemente para despistar el rastreo vía GPS — los PMs la sometieron a una prolongada sesión de tortura.
— Ellos me dieron patadas en el rostro. Después comenzaron a pasar la mano en mis senos y en mis partes íntimas. Gritaban que yo iba a morir. Después preguntaron si sabía rezar y me mandaron cerrar los ojos. En esa hora hicieron el disparo en mi rostro. El impacto me hizo caer del despeñadero. Fingí que estaba muerta. Me agarré a la vegetación y comencé a subir. Percibí que ellos estaban volviendo, tuve que quedarse paralizada. Los oí diciendo que yo estaba muerta. Estoy aterrorizada. Tengo un hijo de un año y ando con mucho miedo. No sé en quien puedo confiar. Nunca más entro en un coche de policía. — lamentó la vendedora, aún en estado de choque.
Libres hasta en la cadena
Muy herida, la joven fue socorrida por un ciclista y llevada hacia el hospital de donde siguió directamente para la comisaría. Poco tiempo después, los dos policías fueron detenidos administrativamente en el Batallón Especial Prisional, un presidio exclusivo para policías.
El día 17 de noviembre, una inspección de la Corregidoría de la PM en el local descubrió que 72 celdas fueron equipadas con aparatos de aire acondicionado comprados por los propios presos. Desde mayo de 2008 la gerencia estadual es acusada de transformar la estructura en un hotel para PMs criminales, que pueden dejar el presidio para cometer asesinatos e intimidar testigos. Regalías como televisión, computadoras portátiles, móviles — utilizados inclusive para hacer amenazas a magistrados y víctimas — visitas de prostitutas y churrascos regados con cerveza, también forman parte de la "justicia" aplicada por el viejo Estado a los asesinos del pueblo.
La joven fue sólo una más entre las miles de víctimas de las policías de Cabral y Luiz Inácio, ingeniosamente preparadas para atacar las clases populares en la tentativa de aterrarlas, utilizándose de diferentes estrategias en los suburbios y en los barrios "nobles", pero siempre con el mismo fin: emplear el más puro fascismo contra el pueblo, que, poco a poco, se moviliza para resistir y certificarse de su victoria.
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