Mientras el monopolio mediático insiste en propagandear el supuesto legado que el pueblo brasileño heredará de la Copa del Mundo y de las Olimpiadas, es ocultado el coste de sangre y sufrimiento para las masas.
El total de gastos públicos previstos hasta 2016 alcanza la marca de 23.000 millones de reales y en su mayor parte está siendo entregado a las grandes contratistas encargadas de la estructura de los eventos. Bancos y transnacionales también lucrarán una considerable tajada de la torta. McDonald’s, Visa, Sony e Itaú están entre las patrocinadoras de la Copa y pretenden lucrar el doble de lo que están invirtiendo desde ya. Al mismo tiempo, trabajadores pobres pierden sus casas, sus empleos y la paciencia. En Río de Janeiro, obreros de la obra de la reforma del Maracaná cruzaron los brazos por mejores salarios y condiciones dignas de trabajo.
Los monopolios responsabilizan el pueblo brasileño por los megaeventos que están por venir. “Depende de usted” es el eslogan de la campaña que tiene Pelé como chico propaganda. Todos los días son informadas nuevas obras públicas que se proponen amoldar el país de acuerdo con el gusto del gran capital financiero y de la especulación inmobiliaria.
En Grecia, el legado de las Olimpiadas de Atenas, en 2004, fue un desfalco de 11.900 millones de dólares en los cofres públicos. En 1997, la previsión de gastos de la gerencia griega con el evento era de 1.500 millones, pero al final de las cuentas, el agujero fue bien mayor que lo calculado. La estructura de las Olimpiadas, sin embargo, hoy está en ruinas y de nada sirve al pueblo griego. Dinero tirado a la basura, o mejor dicho, en los bolsillos de los monopolios. Hoy, Grecia entra en el cuarto año de una colosal crisis política y económica y las masas, hartas de pagar por eso, dan sucesivas demostraciones de revuelta.
— En este momento, la deuda de Grecia en proporción al PIB es de aproximadamente un 110%. Las Olimpiadas añadieron cerca de cinco puntos porcentuales en eso — dijo el profesor de la London School of Economics, Spyros Economides, al periódico Valor Económico.
En Sudáfrica, autoridades estiman que las gerencias de turno sólo van a acabar de pagar las deudas de la Copa realizada en el pasado en 2030. Por allá, fue gastado el equivalente a 14.000 millones de reales y, a ejemplo de Brasil, miles de personas tuvieron sus casas demolidas por las ‘red ants’ (‘hormigas rojas’) — agentes del Estado responsables por coordinar las desapropiaciones y reprimir vendedores ambulantes y habitantes callejeros — para dar espacio a la estructura de los juegos, actualmente abandonadas.
Aquí en Brasil, mientras los gastos aumentan, la cámara de diputados aprobó a finales de junio la Medida Provisional (MP) 527 que, entre otras cosas, crea el Régimen Diferenciado de Contrataciones Públicas (RDC) para las obras de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos. Con eso, se quedan abiertas las puertas de los cofres públicos para alcaldes y gobernadores que gasten a voluntad sin que necesiten prestar cuentas. Solamente en Ceará, la previsión de gastos con la Copa llega a 10.000 millones de reales, como muestra la tabla al lado. La cuantía es 2,5 veces mayor que el presupuesto anual de la municipalidad de Fortaleza.
Pero, por increíble que parezca, ese no es el mayor de los crímenes practicados para la realización de los megaeventos. Desde el anuncio de que Brasil acogería la Copa y Olimpiadas, las gerencias de turno en los estados que recibirán los juegos han atacado el pueblo pobre por doquier. Represión feroz a vendedores ambulantes y habitantes callejeros, militarización de favelas y barrios pobres y, en especial, la remoción de miles de familias que viven en las regiones tenidas cómo “nobles” de las ciudades grandes para campos de concentración a decenas de kilómetros de sus antiguas viviendas. Todo para montar la estructura donde acontecerán los eventos.
En Río de Janeiro, AND ha acompañado de cerca las acciones de desalojo de la municipalidad. Sin embargo, varios otros estados están sufriendo ese tipo de intervención, como São Paulo, Rio Grande do Sul, Ceará, Pernambuco, Minas Gerais, Bahia y Espírito Santo. Desde 2005 los desalojos violentos se han tornado comunes en todo el país, proceso que las gerencias de turno insisten en decir que ‘es para un bien mayor’. Sin embargo, las 60 mil familias, aproximadamente, que ya fueron removidas hasta ahora no tienen motivos para concordar con eso. Como dijo al periódico O Globo de 6 de agosto de 2011 el profesor Carlos Vainer, profesor del Instituto de Investigación y Planificación Urbana y Regional de la UFRJ.
— La ciudad-empresa hace invisibles las diferencias, porque ella vende no lo que ella es, y sí lo que quiere parecer. Es un proceso simbólico que tiene consecuencias concretas, como en el caso de las remociones en Río. Se crea la utopía de una ciudad sin pobres, pero los pobres existen en esta ciudad. ¿Qué hacer? La solución encontrada es: mandar hacia lejos ese elemento que corrompe el ideario de la ciudad perfecta. Sólo que ese ideario es irreal en Río, porque la ciudad está fundada sobre una sociedad profundamente injusta — explica.
Obreros de la obra del Maracaná cruzan los brazos
Después de las huelgas en las obras para la Copa del Mundo de 2014 en la Arena Pernambuco, en el Castelão, en Fortaleza, y en el estadio Mineirão y avenidas Antônio Carlos y Pedro I, en Belo Horizonte, fue la vez de la obra del Maracaná, en Río de Janeiro, ser paralizada por los obreros. Era sólo un miércoles más de trabajo en la reforma del estadio, cuando el ayudante de producción Carlos Felipe da Silva Pereira se hirió después de la explosión de un barril que almacenaba productos químicos. Carlos Felipe quebró una rodilla en esa explosión que despertó la furia de los trabajadores contra las pésimas condiciones de seguridad y bajos salarios ofrecidos a los obreros por el consorcio que administra la obra, presupuestada en 1.000 millones de reales.
El accidente, que aconteció en la mañana del día 17 de agosto, fue seguido de una protesta en la entrada del estadio. Los trabajadores decidieron entrar en huelga por tiempo indeterminado. Ellos exigieron plan de salud para todos los obreros, reajuste del auxilio alimentación de los actuales R$ 110 para R$ 300, reajuste del piso salarial y condiciones dignas de trabajo y seguridad. AND cubrió las asambleas de los trabajadores los días 19 y 22 de agosto y conversó con los obreros indignados con el tratamiento del consorcio millonario Odebrecht, Andrade Gutierrez y Delta.
— Alguien que dice que va a dar sólo diez reales de aumento en nuestra canasta básica no debe tener familia. El dinero que no van a darnos, ellos van a comer a finales de la obra. Otra cosa: no tiene como las personas trabajar sin plan de salud. Uno trabaja, tritura ¿y, si acontecerse algún accidente, donde va a ser atendido? Igual al compañero que se accidentó aquí. Él fue para el hospital Souza Aguiar y sólo cuando el consorcio vio que la prensa estaba encima es que lo llevaron para una clínica particular, sino él iba a estar maltratado allá hasta ahora — Flávio Araújo.
— Nosotros no estamos pidiendo nada exagerado, sólo una condición mejor para poder trabajar. Yo soy montador de andamio y hasta mi cinturón de seguridad, que me coloca en lo alto, es riesgoso para mí, porque el talabarte (equipamiento de protección) se deshilacha. La propia Petrobras ya reprobó aquello. Uno habla con los encargados del problema, pero ellos no resuelven y dan aquellas disculpas de siempre. Yo no voy a esperar acontecer alguna cosa para tomar una actitud. Voy a tomar una actitud ahora. Si quieren pueden despedirme. Mi vida es una sola. ¿Y por qué plan de salud sólo para los encargados y no para los peones, si quienes meten la mano en la masa son los peones? Por ese motivo también que paramos. Mientras el encargado tiene seguro Bradesco Salud para no hacer nada, el peón va hacia el hospital público si acontecer alguna cosa — protesta el obrero Sérgio Basílio.
Cinco días después, la huelga llegó al fin. Los patrones del consorcio ofrecieron a los trabajadores 30 reales de reajuste en el auxilio alimentación y plan de salud para todos. Aún con la decisión por el fin de la huelga, en el encaminamiento final, varios obreros levantaron el brazo por la continuidad de la paralización.
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