Nota de la Redacción de AND: Publicamos a continuación la cuarta parte del documento De Karl Marx al Marxismo, del Núcleo de Estudios del Marxismo-Leninismo-Maoismo de Brasil. Aquí, los autores describen la importancia política de la publicación de la gran obra de Marx, El Capital, que deslindó campos entre el socialismo científico y el socialismo utópico y todas las vertientes del socialismo reaccionario y desenmascaró especialmente los seguidores de Proudhon y Lassalle. Más adelante, esta obra también tuvo importante papel en la lucha contra Bakunin, en Rusia, y fue la preparación del terreno para que en aquel país surgiera un vigoroso movimiento comunista – de donde se destacó Lenin.
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Friedrich Engels e Karl Marx discutindo, pintura de G. Goron, século XIX
‘El Capital’ y la lucha de dos líneas en la I Internacional
El Capital fue una obra decisiva en la lucha de dos líneas contra el socialismo pequeño-burgués. Si Miseria de la Filosofía representó el golpe decisivo en la línea oportunista de Proudhon, propiciando transformar la Liga de los Justos en la Liga de los Comunistas, El Capital será clave en la transformación de la I Internacional de una organización proletaria de masas en una organización socialista, en 1868, y posteriormente en una organización comunista, en 1871, aunque en ella se conviviera con anarquistas.
El pensamiento marx, hasta entonces, no había logrado aún la derrota ideológica definitiva del socialismo pequeño-burgués. Después de 1848, las posiciones de Proudhon, en Francia, de los seguidores de las ideas utópicas de Owen, en Inglaterra, de Lassalle, en Alemania, de los populistas, en Rusia, todas esas como expresiones del socialismo pequeño-burgués seguían influenciando la mayor parte del movimiento obrero europeo. Así como corrientes anarquistas y anarco-sindicalistas en el creciente y numeroso proletariado de Estados Unidos. Además de esas posiciones, existían las corrientes reformistas del sindicalismo inglés, oriundo del movimiento obrero cartista en Inglaterra de los años de 1830, y las posiciones burguesas (democrático-republicanas), que en lucha contra las monarquías europeas, también disputaban la dirección del proletariado europeo. Tal tendencia estaba representada por las corrientes de Blanqui, en Francia, y Mazzini en Italia.
Es en medio a ese conjunto de posiciones y líneas, en lucha contra el oportunismo, contra la influencia pequeño-burguesa y burguesa en el movimiento obrero y comunista que el pensamiento marx fue imponiéndose cómo verdadero y desarrollándose. La fundación de la I Internacional fue resultado de gran manejo de Marx de la línea de masas, de la lucha de dos líneas y del combate al sectarismo. Era necesario congregar el máximo posible de corrientes del movimiento obrero en torno a las posiciones más avanzadas, para ir dando lucha, una a una, contra las posiciones más atrasadas. Es ese movimiento que Marx inicia en 1864, con la fundación de la I Internacional y su elección para el Consejo General, acogido en Londres.
Dentro del Consejo General fue constituido un Comité Permanente, que actuaba como Fracción Roja liderada por Marx en la I Internacional. En líneas generales, las posiciones pequeño-burguesas se caracterizaban por expresar la protesta espontánea del obrero urbano artesano contra el capitalismo, y no del naciente proletariado industrial en su contradicción antagónica con la burguesía. Tanto la línea de Proudhon como la de Lassalle defendían que el movimiento obrero no debía luchar ni por banderas políticas ni por reivindicaciones económicas, como la de la mejoría salarial o de la reducción de la jornada de trabajo. Esas posiciones conservaban las ideas utópicas que defendían la necesidad de que los obreros se organicen en cooperativas autónomas en lucha pacífica contra el dominio económico burgués. Desde el punto de vista económico, estaban, pues, contra la idea de la apropiación revolucionaria de los medios de producción y, desde el punto de vista político, se colocaban contra la dictadura del proletariado, contra la construcción de un Nuevo Estado centralizado, único capaz de realizar esa socialización. Proudhon y Lassalle murieron ambos antes de la fundación de la I Internacional, pero sus ideas seguían teniendo importante influencia en el movimiento obrero europeo.
Por otro lado, las posiciones burguesas, como las de Blanqui y Mazzinni, no tenían contradicción con la lucha política; al contrario, defendían la prioridad de esta lucha, pero también subestimaban la lucha económica del proletariado, pues en el fondo esta contrariaba sus intereses de clase como representantes de la burguesía. En cuanto a la táctica, los blanquistas que representarían la posición hegemónica en la Comuna de París, defendían una línea militarista, que un pequeño grupo podría conseguir la conquista del poder y de la construcción del nuevo régimen. Los reformistas ingleses, por su parte, defendían la lucha sindical, pero la súper estimaban y, en general, eran contra la lucha política, o tenían una posición atrasada en esas cuestiones.
Ese era el cuadro de la I Internacional, cuando de su fundación en 1864. En Europa cómo un todo, las posiciones de Marx aún eran minoría, pero en el Consejo General, a partir del Comité Permanente, él fue consiguiendo derrotar las posiciones pequeño-burguesas. En ese proceso de derrota y de imposición del socialismo científico, el salto de calidad representado en el pensamiento de Marx, con la publicación del Capital, fue muy importante. Como primera más importante lucha de dos líneas en la Internacional, contra las posiciones oportunistas, Marx escoge, justamente, la cuestión de la lucha salarial como parte de la lucha contra el capital. Ese punto alcanzaba en lleno todas las concepciones socialistas pequeño-burguesas y burguesas y, por otro lado, objetivaba elevar la conciencia de las posiciones de los sindicalistas ingleses sobre los límites de esta forma de lucha.
Lucha contra utópicos
En 1865, en las reuniones de 20 y 27 de junio del Consejo General de la I Internacional, Marx presentó un informe que posteriormente sería publicado bajo el título de Salario, Precio y Logro. En este ensayo de Marx, está adelantado aspectos muy importantes de las conclusiones del Capital. Esta obra es una lucha contra las posiciones de Weston, otro miembro del Consejo General, que defendía, en la estela de las posiciones utópicas de Owen, que la lucha salarial era prejudicial para la clase obrera, pues en la medida en que los salarios aumentaban, se elevaban también los precios de los productos consumidos por la clase obrera lo que, por lo tanto, conduciría a un empeoramiento de sus condiciones de vida. Esa línea era bastante semejante a la llamada “ley de bronce” defendida por Lassalle en el movimiento obrero alemán, que afirmaba que, inevitablemente, los salarios de los obreros estarían limitados a un mínimo contra el cual era infructífera cualquier lucha de resistencia.
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Karl Marx retratado em pintura de Nikolay Feshin, 1918
Cuando Marx, en 1865, presenta el Informe al Consejo General, su teoría de la plusvalía ya estaba plenamente desarrollada. En 1847, en Miseria de la Filosofía, para Marx ya estaba claro la contradicción antagónica entre el trabajo asalariado y el capital, así como la importancia de la lucha salarial para el movimiento obrero revolucionario. Sin embargo, Marx aún no había desarrollado su teoría de la plusvalía, aunque todo su análisis económico ya apuntaba en esa dirección. A partir de la profundización de sus estudios y del conocimiento práctico de la lucha obrera, en 1865, Marx concluye, entonces, que en el proceso de explotación del trabajo asalariado por el capital, lo que el obrero vende no es su trabajo, pero su fuerza de trabajo y con ella el derecho del capitalista a explotarla por una determinada cantidad de horas. El precio de la fuerza de trabajo, así como de otra mercancía, en consonancia con la ley del valor, era establecido por el tiempo de trabajo socialmente necesario a su producción, en el caso de la fuerza de trabajo eso correspondía a los productos consumidos por el obrero para que él pudiera tener condiciones de trabajar al día siguiente. Marx comprobó, por lo tanto, que el salario y el logro disputan el mismo producto que es de plusvalía creada por el obrero asalariado explotado por el capital. Por fin, la posición utópica de Weston fue derrotada por el Marxismo y la I Internacional pasa a tener, de manera completa, el fundamento científico de que la lucha por la reducción de la jornada de trabajo, ya defendida en el Manifiesto, y la lucha por la mejoría salarial eran ambas parte integrante de la lucha del proletariado contra el capitalismo.
El impacto de la publicación del Capital, en 1867, fue inmediato. La obra de Marx fue saludada públicamente en incontables congresos y por incontables asociaciones obreras. Pero, evidentemente, la barrera del idioma y la complejidad de la obra representaban una dificultad para la asimilación completa del Marxismo. Por eso, el impacto inicial más profundo en el movimiento obrero con la publicación del Capital se dará en el movimiento obrero alemán.
La dirección oportunista de la Asociación General de los Obreros Alemanes, fundada por Lassalle, en 1863, y que después de su muerte siguió defendiendo sus puntos de vista, sufrió una dura derrota con El Capital, que servía de refutación contundente de la referida “ley de bronce” usada como justificación para la no organización de la lucha obrera en Alemania. Liderados por Liebknecht y Backer, un importante proceso de división ocurre en esta Asociación; por otro lado, liderados por Bebel, incontables grupos de la Unión de las Asociaciones Culturales de los Obreros Alemanes, fundadas también en 1863, rompen con la dirección reformista-burguesa. En 1869, las corrientes de Bebel y Liebknecht se funden en el Congreso de Eisenach y fundan el primer Partido Obrero Socialdemócrata, que en su programa asume completamente las tesis de la I Internacional. La fundación de este Partido es un gran logro del Marxismo, de la condición de jefatura de Karl Marx en el MCI y resultado directo de la publicación del Capital.
‘El Capital’ en ruso y la lucha contra Bakunin
En la Conferencia de Bruselas de la I Internacional, en 1868, fue aprobada una resolución que recomendaba a los miembros de la organización el estudio del Capital, así como el esfuerzo por su traducción a otros idiomas. El mismo año, el revolucionario populista ruso Nikolai Danielson propone a Marx la traducción, que efectivamente se inicia por los esfuerzos del revolucionario Lopatine. Sin embargo, Lopatine fue prendido y enviado a Siberia, siendo la traducción concluida por el propio Danielson. En 1872, la versión rusa es publicada en una edición de 3 mil ejemplares.
El esfuerzo de los revolucionarios rusos por traducir la gran obra marxista expresaba la aproximación de los elementos más avanzados del populismo, corriente socialista pequeño-burguesa, de las tesis de la I Internacional y, particularmente, de la dirección proletaria y comunista de Marx. Ese interés era recíproco y, en 1869, Marx comenzó sus estudios del idioma ruso, que en poco tiempo ya estaba dominando, e inició una intensa correspondencia con revolucionarios de aquel país. El interés de Marx, además de evidentemente político era también científico. Pues el estudio del proceso de desarrollo del capitalismo en el campo de Rusia fue fundamental para la formulación de la teoría marxista sobre la renta de la tierra expuesta en el Libro III del Capital.
En 1870, fue constituida en Ginebra la Sección Rusa de la I Internacional en Suiza. Esos precursores revolucionarios rusos solicitaron que Marx asumiera, junto al Consejo General, el puesto de correspondiente de esta Sección. Esa fue una decisión muy importante en la lucha de dos líneas contra las posiciones anarquistas y oportunistas de Bakunin, que era de origen ruso y advenido del movimiento populista. Los populistas rusos en Suiza tomaron firme posición al lado de Marx contra el anarquismo de Bakunin, denunciándolo públicamente.
Desde ese periodo, Marx irá a trabar una muy importante lucha de dos líneas contra las posiciones atrasadas de los populistas rusos, buscando apoyarse en las conclusiones más avanzadas del fundador de esa corriente, el demócrata revolucionario Tchernichevski. Tchernichevski defendía que las comunidades campesinas rusas, y sus formas comunitarias de propiedad de la tierra, representarían la vía de desarrollo del socialismo en Rusia. Marx estudió con mucho afinco la obra de ese revolucionario y, de hecho, consideró como posibilidad que la construcción socialista en el campo podría apoyarse en esas formas comunitarias de propiedad. Destacó, sin embargo, el error de Tchernichevski en considerar que el desarrollo de la gran industria representaría un atraso para la revolución socialista. Toda esa lucha de dos líneas con los populistas rusos fue muy importante para el surgimiento de un fuerte movimiento marxista en Rusia, del cual rápidamente se destacó, entre muchos intelectuales y militantes proletarios, el camarada Lenin.