Con 180 mil habitantes, el municipio paulista de Cotia, microrregión de Itapecerica da Serra – SP, está sitiado por una cuadrilla de policías militares que, hace meses, aterra los barrios pobres de la ciudad con extorsiones, secuestros, torturas y asesinatos: es lo que denuncian habitantes de la región. Uno de los miembros del Consejo Ouvidor de Derechos Humanos y Ciudadanía de São Paulo (CODH), Luiz Carlos dos Santos, denunció los policías y fue amenazado de muerte.
Luiz Carlos, sequestrado e ameaçado por PMs em Cotia
En diciembre de 2007, en el municipio de Osasco, vecino a Cotia, policías militares fueron hasta la casa de Maria Rita Santiago Costa, de 51 años, pues, según denuncia de vecinos, ella y su hijo, Ricardo Santiago, de 20 años, estarían desentendiéndose. Cuando llegaron al local, según investigación del 5º Distrito Policial de Osasco, Maria discutió con su vecina y autora de la denuncia y fue golpeada por los policías con golpes de cachiporra. Enseguida, su hijo corrió en su socorro y fue agredido a paladas por el policía Paulo Roberto Ferreira.
Los policías lo llevaron al Pronto Socorro Osmar Mezquita y dijeron a los médicos que lo encontraron tirado en la calle teniendo una sobredosis. En estado grave, con traumatismo craniano, hemorragias y hematomas en la espalda, el muchacho murió días después.
En enero de 2009, lo mismo aconteció con Anderson Ribeiro da Silva, de 29 años. Policías fueron a su casa después que vecinos telefonearon para la policía diciendo que el muchacho estaba peleándose con su hermana Thaís. Con la llegada de la policía, Anderson huyó, fue perseguido y preso. Según 14 testigos, en vez de llevarlo a la comisaría, los policías lo ejecutaron con tres tiros en el pecho. Aún así, el caso fue registrado como “resistencia a prisión”.
Un año antes, en Cotia, el estudiante Daniel Nacimiento Souza, de 15 años, pidió unos pesos al padre para tomar un helado. Horas después, viendo que el hijo tardaba mucho para volver, la madre de Daniel, Rosalina Nacimiento Souza, buscó una comisaría y descubrió que su hijo fue muerto por policías de la Fuerza Táctica en un supuesto tiroteo. El caso de Daniel fue registrado como resistencia a prisión, pero según su madre, el muchacho fue asesinado por los policías.
El día 13 de junio de 2010, el pintor y herrero Juliano de Assis Camargo, de 24 años, salió de casa y nunca más volvió. En 2008, él fue acusado por el policía Julio Cesar de Lima do Nacimiento, del 42° batallón (Osasco), por intentar robar la moto del policía. Tras quedar un año y medio prendido, el Ministerio Público retiró la denuncia contra Juliano y, enseguida, ofreció denuncia contra el policía por falso testimonio. Dos años después y un mes antes de su desaparición, Juliano se habría encontrado en la calle con Julio Cesar, que según testigos, le dio una paliza. Internado con traumatismo craniano, el joven desapareció días después de dejar el hospital.
El tío de Juliano, Paulo Soares de Camargo, de 40 años, habría sido amenazado y agredido con sopapos en el rostro por el policía Julio Cesar a finales de 2009, meses antes de la desaparición del sobrino.
Un mes antes, en mayo de este año, el empresario Aílton José da Silva recibió una llamada de un supuesto cliente marcando un encuentro en la Carretera de Embu das Artes, próximo a Cotia. Aílton entonces pidió para que lo acompañase su amigo Jocicloves Macena de Souza hasta el local, para donde él también llevó sus hijos Airton Oliveira da Silva, de 17 años, y Jhony Gabriel Oliveira da Silva, de 7 años. Al llegar a Embu das Artes, el vecino de Aílton y policía, Paulo Roberto Ferreira, con quién tenía serias desavenencias, lo esperaba. El policía entonces sacó una pistola y disparó varias veces contra el vehículo de Aílton que quedó gravemente herido. Su amigo Jocicloves murió en el momento y su hijo Airton falleció días después en el hospital.
Preocupado, Aílton recurrió al “Ouvidor de derechos humanos y ciudadanía de São Paulo”, Luiz Carlos de Santos, que lo acompañó hasta la oficina de asuntos internos de la policía, donde la víctima identificó su vecino y policía Paulo Roberto Ferreira. Su comparsa, que estaba en una moto amarilla en el momento del crimen, fue identificado como Cabo Ricardo, destinado en el mismo batallón que el PM Paulo Roberto.
Además de ese caso, el Ouvidor Luiz Carlos, de Cotia, denunció varios otros crímenes cometidos por policías militares en la región Sur de la gran São Paulo, habiendo sido amenazado de muerte en diversas ocasiones. En el inicio de septiembre, seis policías secuestraron Luiz Carlos y lo llevaron para tras de un cementerio, donde lo agredieron e hicieron amenazas al ouvidor y su familia.
Pero Luiz Carlos no se intimidó y montó un dossier con copias de las denuncias policiales de todos los casos citados en esa materia y lo envió para el Observatorio de las Violencias Policiales de São Paulo, además de otras organizaciones que luchan por los derechos humanos. El llamamiento de Luiz Carlos es para que todos esos criminales al servicio del Estado sean juzgados y punidos, interrumpiendo así el régimen de terror instalado en Osasco, Cotia y región, por grupos de exterminio formados por policías.
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(*) Con informaciones del Observatorio de las Violencias Policiales de São Paulo, del Consejo Ouvidor de Derechos Humanos y Ciudadanía de São Paulo (CODH) y de la Red de Movimientos y Comunidades contra la Violencia.
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