Demoliciones y destrucción en el rastro del “choque de orden” en Río de Janeiro

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Demoliciones y destrucción en el rastro del “choque de orden” en Río de Janeiro

Además de los crímenes cometidos todos los días por la nueva gerencia municipal contra ambulantes, habitantes de las calles y demás trabajadores pobres, esta vez las favelas y barrios proletarios, que hace tiempo son el foco de las más violentas operaciones policiales, están teniendo sus edificaciones destruidas arbitrariamente. Casas, edificios y puntos comerciales derribados sin aviso previo y sin que sus propietarios sean indemnizados.

Agentes da prefeitura roubam material de trabalho de ambulantes no Rio

Como AND informó en su última edición, por más que parezcan enormes, las favelas ocupan menos de la mitad de los territorios irregulares en las laderas de la ciudad. Según la cota 100 — parte de la legislación ambiental del Rio — es prohibida cualquier tipo de construcción en los flancos de los morros por encima de los 100 metros de altitud en relación al nivel del mar. Sin embargo, el fascista Choque de Orden de Eduardo Paes y del secretario municipal de orden pública Rodrigo Bethlem, viene haciendo con que esa misma ley sea aplicada exclusivamente a las favelas, ignorando las mansiones erguidas en medio a la floresta y jamás incomodadas por ninguna gerencia.

En mayo, el Choque de Orden atacó violentamente diversas construcciones en favelas, reprimió comerciantes y "recogió" personas que dormían en las calles.

El día 17 de abril, la PM, la guardia municipal y equipos de la municipalidad fueron a la favela Muzema, en Itanhangá y demolieron un edificio de cinco pisos que poseía 15 departamentos, todos ocupados. Un mes después de la demolición, las familias que ocupaban el local continúan sin tener donde vivir, no fueron indemnizadas y ni al menos recibieron una previsión.

El día 7 de mayo, agentes fueron al Morro Pavão-Pavãozinho y demolieron un depósito usado por recolectores de basura para guardar material reciclable. Tres quioscos, donde funcionaban un bar, un taller y un cerrajero, también fueron destruidos por la municipalidad. Además, 15 habitantes callejeros fueron recogidos, entre ellos tres niños.

Y el pueblo resiste

Y no son sólo los Morros que están siendo atacados por el Choque de Orden. El día 30 de abril, agentes de la municipalidad fueron hasta la proximidades del Terreirão, en el Recreio dos Bandeirantes — antiguo barrio pobre y plano, que hace más de 10 años viene siendo comprimido por la especulación inmobiliaria, ahora asesorada por la  propia municipalidad, en retribución a las abundantes contribuciones aplicadas por las constructoras en la millonaria campaña electoral de Eduardo Paes. Hasta abril de 2008, el PMDB ya había declarado fortunas donadas por contratistas — como la Carvalho Hosken y la OAS, que donó 1,5 millones a la campaña de Paes.

En la reciente operación, cuatro edificaciones fueron destruidas, entre ellas un edificio con 25 departamentos, casi todos ocupados por familias. Según la municipalidad, la previsión es que otras 500 familias que viven en el local sean retiradas, información que generó la revuelta de todos los habitantes del Terreirão. En la mañana del día 10 de mayo ellos organizaron una gran manifestación en la plaza Tim Maia, en el Recreo, construida después de secuencia de demoliciones comandadas por Paes cuando era secretario de medioambiente de la gestión de César Maia.

En la movilización, el jubilado Valoil Santos, de 73 años, que vive en la calle 2W y es uno de los que están amenazados, dijo que las demoliciones forman parte de un complejo juego de intereses y protestó.

Trabajé en la Petrobras. Economicé 60 años, me jubilé y hace 5 años vivo aquí. Compré ese pequeño departamento y ellos están amenazando derrumbar. Mi edificio no tiene riesgo de caer, no está en medio de calle ni de plaza, como la municipalidad está diciendo. En la misma calle hicieron un condominio de la Globo con casas lujosísimas y es eso que quieren hacer donde están nuestras casas. Y aún dijeron que nosotros que vamos a tener que pagar la firma que está haciendo las demoliciones. Eso es una incoherencia. Aquí edificios de alto lujo son construidos del día para la noche, hay hasta hotel de lujo que además de ser irregular y no haber RGI, aún queda en área de la Marina — denunció el jubilado.

Otros que ya tuvieron la casa destruida estaban desolados, no sabiendo más a quién recurrir, como Manoel José Teixeira, que dijo haber perdido las economías que juntó por toda su vida para comprar el departamento donde vivía.

— ¿Donde estaba la municipalidad en esas décadas en que todas esas calles, casas y edificios fueron construidos?  Nadie construyó nada escondido. Ahora quiero ver él derrumbar los edificios de lujo. Llegar en la puerta de nuestra casa, construida con nuestro dinero sudado, con mucho trabajo, y decir que va a colocar todo abajo. ¿Qué choque de orden es ese? Nosotros estamos indignados. Para él, aquí no es lugar de pobre. Ellos quieren dejar eso aquí igual a la Barra­ — protestó Manoel.

En las calles, robar es ley y trabajar es crimen

Y en las calles, exclusivamente de la Zona Sur y del Centro de la ciudad, el Choque de Orden sigue atacando indiscriminadamente trabajadores pobres, ocupaciones por vivienda y habitantes callejeros.

En el Maracanã, como viene aconteciendo desde lo inicio del año, policías y guardias municipales realizaron nueva operación el día 26 de abril. En total diez personas fueron detenidas, entre ellas ambulantes y guardadores de coches. El saldo de mercaderías robadas de los trabajadores fue asustador: 1.791 latas de cerveza, 410 de gaseosa, 919 botellas de agua, 89 vasos de bebida energética, 69 paquetes de pochoclo y galletitas, 16 ananás, 12 cornetas, cinco banderas y 60 camisetas de equipos, además de 30 carritos.

El día 3 de mayo, nueva operación en el entorno del estadio. En la ocasión, 23 personas fueron presas — entre guardadores de coche y vendedores ambulantes — cajas de telgopor, carrocitas de sándwiches y más de 300 latas de bebidas fueron robadas de los trabajadores por agentes de la municipalidad.

El día 5 de mayo, el Choque de Orden fue a un depósito en el centro de Rio, usado por trabajadores para guardar su material de trabajo. En total, 80 carrocitas fueron incautadas, además de todo el alimento encontrado por los agentes. Los vendedores protestaron, entre ellos Rosimery Nacimento, que trabaja hace seis años en los alrededores de la Lapa y Centro vendiendo sándwiches.

La gente está en una situación mala por falta de empleo. Ni para trabajar uno puede. Mira ahí, están llevando todo — protestó indignada.

Según estimativas de la propia secretaría municipal de orden pública, desde el inicio de las operaciones, más de 3 mil habitantes callejeros fueron recogidos y más de 12 mil ítems fueron robados de trabajadores, datos que el monopolio de los medios de comunicación presenta como una gran victoria.

En el inicio de mayo, AND recorrió algunas calles del Centro de la ciudad para conversar con trabajadores pobres y relatar su indignación contra la marginalización del trabajo impuesta por el Choque de Orden de Eduardo Paes.

Maria Aparecida tiene 54 años y hace 10 trabaja vendiendo verduras y legumbres en las calles del Centro. Ella cuenta que, por causa de la represión, siempre tiene que correr cargando su carrito de mano y por ese motivo, sus piernas ya duelen mucho.

Uno no tiene más respeto. No importa la edad, tiene que correr porque ellos (agentes de la municipalidad) no quieren saber si usted es viejo o es joven. Ellos roban todo y si discutir te golpean. Mis piernas ya no aguantan más esa vida, pero yo no puedo largar eso porque es todo lo que tengo. Crío una nieta sola, porque mi hija murió y mis cuentas ya se están acumulando. ¿Cómo voy a pagar cuenta si no me dejan trabajar? — cuestiona la señora, muy abatida.

Ya el vendedor de CD y DVD Marlon Teixeira, que vive en Queimados, Baixada Fluminense, y viaja todos los días una hora y media de tren para llegar al Centro de Río, dice que no cree en solución y que todos los días un amigo o conocido es dimitido en el mercado de trabajo formal.

Yo no creo que eso va a mejorar. Está quedando mucha gente sin trabajo. Donde yo vivo todo día viene alguien que conozco a decir que el patrón lo despidió. ¿Y ahí va a trabajar adónde? En la calle, que ni yo. Mientras más ellos quieren acabar con el ambulante, más él aparece. Donde yo vivo conozco muchos ambulantes. Mucha gente depende de eso para mantener la  familia — cuenta el muchacho.

Traducciones: [email protected]

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