Nuevamente las lluvias y la negligencia del viejo Estado hicieron miles de víctimas en todo el Brasil. Como en el inicio de 2010, cuando decenas de personas murieron enterradas en Angra dos Reis, nuevos deslizamientos e inundaciones en el inicio de este año tuvieron como resultado la muerte más de 800 personas solamente en la región serrana de Río de Janeiro. En varios otros estados, el mismo resultado después de las lluvias: en Minas Gerais y São Paulo, casas alagadas, muertos, desaparecidos, desamparados.
Morador retira seus pertences de casa no bairro Alto Floresta
Una vez más, el año comienza con temporales y los titulares de los principales periódicos anunciando una supuesta ‘tragedia climática’ causada por ‘ocupaciones ilegales’ de las laderas. Apenas comenzó 2011 y el número de muertos por las inundaciones y derrumbes establece la cifra de un lamentable récord.
Año tras año, la tragedia se repite, principalmente en las áreas más empobrecidas de las ciudades. Son miles de víctimas de la negligencia del Estado. Las masas son acusadas de construir sus casas en “áreas de riesgo” mientras los gestores de turno escapan ilesos después de aplicar sus políticas antipueblo. Las masas empobrecidas, expulsadas de las consideradas “áreas nobles” y empujadas para las periferias y encostas donde, por falta absoluta de planificación urbana y cualquier recurso de ingeniería, jamás ofrecidos por el viejo Estado, sufren las terribles consecuencias de las lluvias.
Hace seis años, la gestión Luiz Inácio anunció millones de reales en la creación del Centro Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres, dígase de paso, no aplicados. Mientras los gobiernos pierden tiempo y dinero decidiendo si van o no crear un sistema capaz de prever las tempestades, solamente en 2010, 7,8 millones de personas fueron víctimas de las consecuencias de las lluvias en 18 estados. El año pasado, 473 personas murieron, 101.298 quedaron desamparadas; y 302.467 desalojadas. En total, en 2010, 1.211 municipios fueron alcanzados.
Gobiernos pronosticaban y nada hicieron
El día 22 de noviembre de 2008 fuertes lluvias asolaron Santa Catarina, ininterrumpidamente, durante cinco días. 137 personas murieron en las sesenta ciudades afectadas. Más de 1,5 millón de personas fueron alcanzadas por los anegamientos, desmoronamientos, etc., y por lo menos 25 comunidades desaparecieron del mapa.
Avalanche e inundação destruíram o bairro Duas Pedras
Las áreas alcanzadas con mayor gravedad poco recibieron del ínfimo fondo de prevención de desastres creado por la gestión Luiz Inácio y los resultados no podrían ser más terribles, una verdadera masacre.
Los recursos prometidos para la prevención de tragedias como las que presenciamos en enero en Río no fueron suministrados por el viejo Estado y/o no fueron aplicados por las gestiones de turno. 450 mil reales previstos para obras de contención en la Carretera Cuiabá, en Petrópolis, no fueron repasados. La región fue devastada por las lluvias y 19 personas murieron solamente en esa área. Para Nueva Friburgo, otra ciudad terriblemente castigada por las lluvias este año, había una estimativa de repase de 21,7 millones de reales, pero los recursos tampoco fueron aplicados. Allá murieron 404 personas*.
Fingiendo sorpresa, Dilma Roussef y Sérgio Cabral sobrevolaron la región serrana de Río de Janeiro y prometieron la liberación de R$ 11.000 millones de reales del PAC. Después del show de demagogia y falsa presteza de Roussef, fue anunciado que en las áreas alcanzadas los habitantes podrán sacar del propio bolsillo el FGTS(tasa descontada todo mes del salario) y el seguro desempleo para arcar con los perjuicios humanos y materiales.
¿Quién son los criminales?
En abril del año pasado, 250 personas murieron en consecuencia de las lluvias en la capital y región metropolitana de Río de Janeiro. En el Morro del Bumba, de los 3,2 mil desamparados, mil aún no recibieron cualquier tipo de soporte o indemnización y siguen viviendo en abrigos improvisados; mientras centenares de otras familias, incrédulas de las sucesivas promesas, son forzadas a retornar al Morro. En la época del desastre, el gerente estadual, Sérgio Cabral, y el alcalde de Niterói, Jorge Roberto da Silveira, prometieron a los desamparados nuevas casas y cuatro meses de alquiler social mientras ellas fuesen construidas. Casi un año después, no se habla más del asunto.
Rastro de destruição deixado pela avalanche de terra no bairro Alto Floresta
Cuatro meses antes de la tragedia del Bumba, entre los días 31 de diciembre de 2009 y 1° de enero de 2010, una fuerte lluvia alcanzó la región de la Costa Verde, en el sur fluminense, dejando 53 muertos, siendo 49 solamente en el Morro da Carioca, en Angra dos Reis. Hasta hoy, familias viven en el mismo local del deslizamiento y las que perdieron sus casas no tuvieron derecho a nada.
Hace dos años, un estudio técnico encomendado por el propio Sérgio Cabral ya preveía una posible catástrofe en la región serrana de Río, si lloviese fuerte. A ejemplo del Morro del Bumba, en Niterói; Angra dos Reis, Morro dos Placeres y otros locales de Río de Janeiro; Unión de los Palmares en Alagoas – donde, hace casi un año, los habitantes viven en tiendas improvisadas –, Jataí, Santa Catarina, devastada en 2008; entre otras, en todos esos casos, había previsión de desmoronamientos, inundaciones, entre otras consecuencias.
*Datos de 27 de enero de 2011
Ficción con el sufrimiento del pueblo
Lo que más llamó la atención en la escandalosa cobertura del monopolio de los medios de comunicación sobre la tragedia en la región serrana de Río fue la velocidad con que periodistas, principalmente de la Red Globo, llegaron a los locales alcanzados. Hasta los perros que se salvaron fueron protagonistas de ese sensacionalismo barato.
Cuando mueren centenares de personas, se repite el mismo discurso, las muertes son transformadas en números y relativizadas, ediciones extras de reportajes en las TELES muestran “actos de heroísmo” de policías y bomberos y romantizan la solidaridad entre el pueblo, cuando en realidad el pueblo sólo puede contar con él mismo aún en esos momentos.
Primera medida de emergencia del viejo Estado:
Expulsar los pobres para el ‘fin del mundo’
BOPE coordena a coleta de alimentos em Friburgo, com o pretexto de evitar saques
Apenas cayeron las lluvias y las gestiones de turno ya anuncian, como en abril del año pasado, la remoción de miles de personas de las “áreas de riesgo” en la región serrana de Río. En Nova Friburgo, por decisión del Ministerio Público estadual, junto con la Defensa Civil y la municipalidad, 1.405 personas serán retiradas del barrio de periferia Alto Floresta, considerado “área de riesgo”. El destino de esas familias es incierto. Algunas recibieron promesa de meros tres meses de alquiler social, otras de reasentamiento.
Desde el inicio de las gestiones de Paes, en la capital fluminense, y del gerente estadual Sérgio Cabral, ninguna familia víctima de esos desastres, como el que alcanzó la región serrana, fue plenamente indemnizada.
En todos los casos, las regiones consideradas de riesgo fueron reocupadas y las familias remanecientes dejadas en los campos de concentración del proyecto Mi Casa, Mi Vida, en Campo Grande, Santa Cruz y Vila Cosmos, en los límites de la capital del estado. Otras familias recibieron alquiler social y las que no recibieron nada continúan esperando en abrigos improvisados.
Menos de una semana después de las catástrofes en la región serrana, los periódicos del monopolio ya cobraban medidas enérgicas contra lo que llamaron de ‘criminales ocupaciones de las laderas’. En los días siguientes, el secretario estadual de Asistencia Social y Derechos Humanos, Rodrigo Neves, anunció la remoción de 5 mil familias de áreas de riesgo en la región serrana. La mayoría de ellas quedará en abrigos montados en escuelas y gimnasios, hasta un reasentamiento futuro.
– Caso el habitante se recuse a salir, accionamos el fiscal que esté en el Fórum para solicitar la salida forzada – amenazó el fiscal Vinicius Leal Cavalheiro, coordinador de las fiscalías de Tutela Colectiva del Estado.
En la capital de Río, el intendente Eduardo Paes retoma su embestida contra las favelas de la ciudad, entre ellas la Estradinha 1014, en Botafogo, y el Morro dos Placeres, de donde 250 familias ya fueron expulsadas el año pasado después de las lluvias de abril.
Viejo Estado abandona el pueblo a su propia suerte
Testimonios recogidos por Patrick Granja en Nueva Friburgo*
En Friburgo, quien es pobre, o vive en la riba del río, o vive en morro. La culpa no es nuestra. Son los lugares que sobran para nosotros.
Ahora usted ve, donde yo vivía, el pueblo hacía el mayor esfuerzo para mantener todo limpio, para no dejar basura en la calle, mientras los ricos liberan aguas servidas en el Río Bengala. Ahora, cuando la naturaleza queda brava, se venga en el pobre, no en el rico, que sucia la ciudad. Y en esas horas, el gobierno no aparece ni para saber si la gente está bien. Si no fuera la ayuda del propio pueblo, estaríamos en la calle. Ya vino psicólogo voluntario aquí a saber si la gente está bien. Tienen médicos allá de Río que están aquí sin ganar nada, sólo para ayudar. También están los alimentos, las ropas, los zapatos. Si no fuera la ayuda del pueblo, no sé lo que sería de la gente.
Maria Lúcia Overney, 49 años, ex-habitante del barrio Córrego Dantas
Las personas, el gobierno, la media, creen que la gente está aquí porque quiere. Creen que eso aquí es una colonia de vacaciones. La gente no tiene culpa de nada. No construimos en el Morro porque queremos. Es lo que da para hacer con nuestro salario. Lo que nadie dice es que había mucha cosa que necesitaba ser hecha para evitar esa tragedia.
André Luiz Lourenço, sastre, 36 años, herido durante derrumbe, ex-habitante del Alto Floresta
Mi casa está próxima a ser demolida. Tenemos que tener alguna respuesta del gobierno. ¿Para donde vamos? ¿Cómo van indemnizar la gente? Nosotros no sabemos de nada. No estamos viendo ellos resolver nada. Nosotros no podemos vivir en abrigo para el resto de la vida.
Aún con ese alquiler social, no es posible vivir tranquilo, porque la gente no sabe hasta cuándo el gobierno va a pagar. ¿Cómo es que yo voy a pagar alquiler, siendo que mi casa era propia? Y ellos que no vengan a decirme que era área de riesgo, porque no era. Nosotros teníamos hasta escritura. Mi casa no era posesión, porque mi terreno es antiguo. Gente del Centro de Friburgo tuvo todo destruido también. Es fácil ahora venir a culpar el pueblo por lo que aconteció.
Yo y mi marido estamos hace una semana corriendo atrás de un lugar para alquilar, pero no encontramos. Uno que va a hacer con ese alquiler social, si no tiene lugar para alquilar. Además, aquí, todo el mundo ya está sabiendo: si alguien encuentre lugar, no puede ni pensar en hablar para el locador que es de alquiler social, porque ellos se quedan desconfiados y no alquilan. Está muy difícil. Y ahora también tiene esa exigencia de que el contrato de alquiler sólo puede ser hecho por la inmobiliaria, porque de palabra con la persona, no puede.
Tras una tragedia de esas, los locadores de casas y apartamentos, llenos de dinero, aún desconfían de la gente. Parece que ese gobierno, esos magnates, no tienen corazón. La gente no quería nada de ellos. La gente quería poder estar en nuestra casa, sin necesitar de nada de nadie, trabajando, teniendo nuestro dinero. Hasta porque, siempre nos arreglamos solos. Pero aconteció esa tragedia e, infelizmente, ahora que la gente depende, es eso que acontece. En la época de la elección ellos abrazan y besan todo el mundo. Es ‘mi querida’, ‘mi querido’. Pero después que ellos ganan, cuando acontece una desgracia de esas, pasan por usted y te dan la espalda. Ellos piensan: ‘no necesito más de esa persona’.
Y todavía tenemos mucho para sufrir, porque ellos dicen que donde nosotros vivíamos, no hay acceso. O sea, ellos sólo van a resolver los problemas de las partes pobres en el final. Ellos van a limpiar primero el Centro, la carretera, las áreas ricas, después ellos van a mirar por la gente pobre. Donde yo vivía, el suministro de agua sólo volvió hoy, eso porque los propios habitantes están trabajando con sus propias palas y azadas, ayudando todos juntos, porque ya sabemos que allá, va a ser el último lugar que ellos van a aparecer. Anteayer, los habitantes protestaron contra la empresa de electricidad Energiza porque, por que al mediodía, las luces de la Plaza Getúlio Vargas estaban todas encendidas, mientras nosotros estamos sin luz, sin agua, sin nada..
Rosane Lucas de Oliveira Gomes, 34 años, ex-habitante del Barrio Village
La municipalidad vedó mi casa y estamos buscando una manera de quitar nuestras cosas, rápido. Yo no tuve condiciones de hacer mi casa en otro lugar. Si yo tuviera cómo construir en un lugar seguro, en un terreno bien localizado, no estaría pasando por eso ahora. Si el pueblo fuera más amparado, no acontecería eso que aconteció. Lo que está salvando la gente es la comida, las ropas que las personas han traído para Friburgo, porque la municipalidad sólo está viniendo aquí para traer más problema. No dieron ninguna certeza para gente de nuestro destino.”
Jucilei Pinheiros, 42 años, conductor de autobús. Concedió la entrevista mientras cargaba una Kombi con sus pertenencias. Su casa está bajo interdicción por la municipalidad y por la Defensa Civil.
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