Los titulares de los periódicos y los noticieros de las radios y canales de televisión empeñados, por un lado, en atraer la atención del pueblo para las falsas polarizaciones de la politiquería entre PT x PSDB, el impeachment o no de Dilma y la exoneración o no de Cunha, y por otro, el alarde sensacionalista y policialesco sobre la “violencia” que asola el país, mezclando con las luchas, protestas y rebeliones populares por derechos, contra las injusticias y la represión policial que aumentan día a día, terminan revelando las dos fases de la realidad brasileña. Mientras se arrastra el devenir en el Partido Único de sus nauseabundos capítulos, Dilma, Luiz Inácio, Eduardo Cunha, Temer y Renan Calheiros siguen riñendo en la cloaca de la política para ver cuál de las facciones detendrá el dominio de la gestión del viejo Estado, el pueblo enfrenta el empeoramiento de la ya dura realidad.
Bajo permanente ataque de los aparatos represivos, el pueblo resiste y protesta contra la total falencia de los servicios públicos de salud, educación, saneamiento, transporte, vivienda etc. El desempleo se propaga mientras el apriete salarial se profundiza y la delincuencia llega a niveles alarmantes.
Pero, ya hace muy tiempo que el pueblo viene perdiendo la paciencia y reacciona a todo esto con más decisión y furia. Estudiantes ocuparon las escuelas públicas en São Paulo. Habitantes apedrean autobuses en Guarulhos para protestar contra inundaciones causadas por la falta de saneamiento básico. En Río de Janeiro, el total descalabro de la salud lleva la población a protestar delante de hospitales contra las muertes de parientes. Habitantes de la periferia de São Paulo colocan fuego en maderas y neumáticos para protestar contra los baches en las calles. Trabajadores del Centro Olímpico incendian instalaciones protestando contra el no pago de sus derechos. La juventud lucha contra los absurdos aumentos de los pasajes, sale a las calles de las principales capitales en protestas y enfrenta la represión policial. En Santa Catarina, el pueblo sale a las calles en protesta contra el asesinato de un niño indígena. Campesinos toman tierras por todo el país y en Rondônia no retroceden delante de la escalada de asesinatos de los grupos de exterminio de pistoleros y policías bancados por el latifundio y bajo la cobertura del “gobernador” y jueces corruptos.
Si 2015 fue extremamente negativo para la mayoría de los brasileños, particularmente para las masas populares, al finalizar el año ya quedó evidente el aprieto económico con el peor natal y año nuevo de los últimos tiempos. El lloro de los comerciantes por la caída de las ventas de electro-electrónicos y, principalmente, para las masas el futuro preocupante quedó patente con la drástica reducción en sus compras en el supermercado y, hasta, por la falta de comida en muchos hogares. La sobra de un fabuloso stock de pan dulce navideño en los mercados muestra bien que, delante de la insoportable inflación para los más pobres, sumada al desempleo y a la pérdida adquisitiva de los salarios, las fiestas de fin de año sólo podrían tener el sabor amargo. Para los pequeños y medios comerciantes una perspectiva sombría.
Como todo lo que está mal aún puede agravarse, el gobierno federal, los gobernadores, alcaldes, los monopolios de transporte y de la distribución de alimentos desencadenaron un verdadero tsunami de aumentos de precio de los pasajes, energía, gasolina, alimentos básicos y otros ítems que inciden, principalmente, en la cesta básica de los más pobres. Para no quedar por ahí, los gastos del Estado con salud, educación y saneamiento fueron cortados (para asegurarse con antelación el pago harto de intereses a los banqueros) en los tres niveles de gestión, prenunciando un verdadero caos en el cumplimiento de estos servicios. En los municipios, que es donde el pueblo vive, ayuntamientos ya cierran las puertas, atrasan salarios de profesores y funcionarios, dejan de recoger la basura y cierran puestos de salud.
No resta duda de que, con el agravamiento de la crisis, las masas, que ya vienen luchando en las escuelas, hospitales, barrios y favelas, aún de forma aislada, van a levantarse en grandes ondas por todo el año de 2016.
2016 en todo el mundo será tormentoso
De la misma forma, en el plano internacional, en que la crisis del imperialismo está agravándose a pasos largos, asistimos la radicalización de la lucha de clases, lucha que los monopolios de la comunicación, principalmente yanqui, como portavoces de la industria de la muerte, pintan como guerra de civilizaciones. En realidad, guerra de rapiña, camuflando su ansia belicista que llega al punto de armar los dos lados en disputa en Oriente Medio, conflagrando la región en una lucha fratricida para, de ahí, satisfacer su insaciable gula por las fuentes de energía, materias primas, mercado consumidor y ocupación geopolítico-militar estratégica.
Las lágrimas de cocodrilo de Obama no pueden esconder sus crímenes hediondos a través del indiscriminado bombardeo con drones, todo para intentar sofocar la resistencia persistente de los pueblos, destacadamente de esta región, que, a pesar de no disponer aún de dirección proletaria revolucionaria, combaten bravamente y no se rendirán.
Las masas están combatiendo, y combaten a su modo. De su furia no escaparán ni los yanquis ni sus cómplices de Francia, Alemania, Inglaterra, Japón e Italia: que practican el genocidio contra los migrantes que huyen de la guerra y de la miseria. Tampoco escaparán los principales imperialistas contestadores del dominio hegemónico único de USA, Rusia y China. Guerra imperialista de saqueo y dominación de los pueblos oprimidos.
Ciertamente, en 2016, los pueblos oprimidos del mundo entero darán pasos decisivos en la formación de un poderoso Frente Antiimperialista, hoy, vanguardiada por los países que desarrollan la lucha armada revolucionaria como Guerra Popular, teniendo al frente los pueblos de la India, de las Filipinas, del Perú y de Turquía, y ampliada por el bravo pueblo palestino en su heroica resistencia contra el sionismo israelí, la resistencia de los pueblos iraquí, sirio, afgano y demás de Asia, África y América Latina.