Editorial – 42 millones rechazan a podrida farsa electoral

Editorial – 42 millones rechazan a podrida farsa electoral

El electorado brasileño cuenta con 147 millones inscritos en la justicia electoral, de estos apenas 115,7 millones comparecieron a las urnas distribuyendo su preferencia a Jair Bolsonaro con 57,7 millones y a Haddad con 47 millones y su rechazo con 11 millones de votos blancos y nulos. Blancos y nulos sumados a los 31,3 millones completan 42,3 millones de electores que se negaron a cohonestar la más empodrecida elección de causar envidia a los señores feudales de la “República Vieja”.

La farsa comienza por la invención de los “votos válidos” para encubrir la verdad de la preferencia de la mayoría del electorado (mitad más uno de los 147 millones de electores o 73,5 millones más uno) no obtenida por ninguno de los candidatos. Así, el electo sólo representa poco más de un tercio del electorado registrado (38,7% o 57 millones de votos), para no hablar de los excluidos del registro y de los jóvenes que tienen derecho al voto y se resistieron a inscribirse.

Este es el resultado de una campaña sórdida a través de las redes sociales llevando  pánico y miedo al elector, a veces amenazándolo con fantasmas o con montañas de noticias falsas. Todo eso para crear un clima  artificial de pasión y odio y obscurecer la razón. La más cabal comprobación de su carácter farsante es llegar a una disputa entre engañadores de la falsa izquierda oportunista electorera y nuevos engañadores de la extrema derecha. La farsa del que venció acusando su oponente de vivir de mentiras con mentira mayor aun acusándolo de ser comunista. Show más patético no podría representar la bancarrota de la farsa electoral de una republiqueta semicolonial/semifeudal.

Pero el rechazo a la farsa electoral, que resistió a la violenta presión para escoger entre un y otro candidato del partido único, debe ser tomada muy a serio, pues, señaliza que buena parte del pueblo brasileño no se dejó llevar por la podrida campaña de los dos candidatos y mucho menos por la presión de los reaccionarios miembros de la aristocracia religiosa ni de artistas e intelectuales oportunistas que se rechazaron a entender que la situación política de Brasil sólo llegó hasta tal punto como fruto de nefasta política de conciliación de clases del PT.

Como la rueda gira, el día siguiente al día de la elección es día de caer en la realidad y ver cómo desmontar las promesas hechas a los pobres, una vez más iludidos, y montar un gobierno al sabor de los latifundistas del agronegocio, de la gran burguesía, al mercado y al imperialismo, principalmente yanqui.

Como buitres, los grupos de poder de las clases dominantes pugnan entre sí y acechan los movimientos del electo, para cobrar su apoyo, antes que otros agarren el pedazo codiciado.

Habiendo hecho una campaña en la base del “dijo pero no dijo”, el juego de presión de las aves de rapiña, del llamado centrão, por cargos en la estructura del Estado que tiene promesa del electo de disminuir por la mitad; de la confederación de la industria por renuncia fiscal y otros incentivos y del agronegocio por el mantenimiento de los privilegios, inevitablemente llevarán la crisis actual a niveles abismales, hundiendo la producción, más desempleo, hambre y miseria del pueblo, con reducción de presupuestos para salud, educación, transporte, habitación, etc, menos para (in)seguridad, donde se impulsará la represión más brutal contra los pobres del campo y ciudad, en nombre de combatir el “crimen organizado”.

Para intentar contener la inevitable rebelión popular frente a la brutal explotación para contener la caída de los logros de los monopolios locales y transnacionales y como única salida para salvar el sistema de su colapso, el golpe militar contrarrevolucionario preventivo puesto en marcha, tomó la forma institucional con la ascenso del capitán reformado a la gestión del viejo Estado.

Hecho innegable es que, el pueblo brasileño, después de la funesta experiencia de catorce años de ilusiones del oportunismo electorero petista para frenar la lucha de clases, tendrá que comprobar que la mentira tiene piernas cortas y constatar que sólo con su movilización, politización, organización consciente  y revolucionaria podrá derrumbar la vieja orden, aparentemente, renovada y construir la verdadera democracia, a través de la Revolución Democrática.

Ao longo das últimas duas décadas, o jornal A Nova Democracia tem se sustentado nos leitores operários, camponeses, estudantes e na intelectualidade progressista. Assim tem mantido inalterada sua linha editorial radicalmente antagônica à imprensa reacionária e vendida aos interesses das classes dominantes e do imperialismo.
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