Editorial – Boicot hunde farsa electoral 

Editorial – Boicot hunde farsa electoral 

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Acabó la farsa electoral de 2012 y el gran derrotado no es este o aquel candidato, sino el propio proceso falluto de elección de los gerentes de turno de los municipios brasileños.
De nada sirvieron los llamamientos desesperados de tribunales, candidatos y siglas que componen el Partido Único: uno en cada 4 electores aptos (no entran en ese cómputo los títulos de elector cancelados) no votó en la segunda vuelta de las elecciones, índice mayor que el de la primera vuelta y, ciertamente, histórico y sintomático de que el pueblo brasileño, indignado con la forma como se hace política y de sus resultados funestos para la nación, no acepta más legitimar la “fiesta de la democracia”. Consecuentemente, no acepta ser responsabilizado por las acciones de los “electos”.

Ni siquiera mejora el cuadro, la manipulación llamada de “votos válidos”. En São Paulo, abstenciones, blancos y nulos fueron más que los votos destinados a José Serra, o sea, el ‘tucán’ quedó en tercero en una elección que tenía sólo dos candidatos. En la capital paulista, blancos, nulos y abstenciones sumaron 29,3%, y no fue el mayor índice, que fue registrado en Petrópolis, RJ, casi 40%.

Si en las farsas anteriores, después del escrutinio, los figurones del TSE se esmeraban en festejar el “éxito” y la “transparencia” del proceso, aún con crecientes índices de boicot a la farsa electoral, esta vez la presidente de turno del Tribunal se obligó a hacer declaraciones sobre las abstenciones récords.

“Hubo un aumento y ahora cabe tanto a los órganos de la Justicia Electoral,  cuanto a los especialistas hacer una evaluación porque es, sí, preocupante cualquier aumento sumado al que ya venía siendo registrado. Cualquier abstención no es buena porque puede llevar a cuestionamientos. Es un dato sobre el cual todos vamos a tener que volcarnos para saber el porqué, cuáles las causas y cuáles medidas pueden ser tomadas.”

El monopolio de la prensa trató de “esclarecer” que los cuestionamientos levantados por la presidente del TSE pueden ser pedidos de impugnación de las elecciones, pero sabemos que lo que preocupa más a los altos escalones no es ese tipo de medida burocrática, pero que esos cuestionamientos son a la propia legitimidad de la farsa electoral, cosa que esa gente está dispuesta a defender cueste lo que costar. ¿Y alguien duda que las “medidas que pueden ser tomadas” serán en el campo de la represión, método por excelencia de la acción del viejo Estado?

Claro, tras eso se siguieron especulaciones sobre los motivos del boicot, siempre ignorando de propósito la aversión del pueblo por el circo electoral.  Se niegan a reconocer que la parcela de los que no votan tiene un motivo para así proceder, siendo, por lo tanto, también una fuerza política. El trabajo fundamental realizado por varios comités de boicot electoral, fundados en diversas regiones del país, fue un elemento clave para eso.

Los representantes y defensores de la vieja democracia burguesa no pierden por esperar, porque en la medida en que el carácter farsante de las elecciones va siendo mostrado, no hay medida que el viejo Estado tome que haga revertir esa tendencia para el aumento del boicot. Y del boicot puro y simple a las formas más elevadas de lucha popular, contra el latifundio asesino, por la destrucción del viejo Estado y su sustitución por un nuevo, del combate al imperialismo, eso es lo que los próximos años reservan.

Viejo Estado amplía masacre de pobres

Se amplía asustadoramente la masacre contra las poblaciones empobrecidas del campo y de la ciudad, desde la violencia practicada directamente por los agentes estatales, hasta las matanzas encubiertas por el viejo Estado, practicadas por pistoleros a sueldo del latifundio y grupos de exterminio en las ciudades.

Con más de 20 barrios proletarios sitiados por lo que llaman de policía “pacificadora”, Río de Janeiro sigue testificando abusos, truculencia y crímenes practicados por policías. Son, en su gran mayoría, trabajadores, víctimas de todo tipo de atrocidades, encubiertas por pruebas forjadas “por tráfico de drogas” y “autos de resistencia”. La orden es punir, reprimir y asesinar los pobres. El caso más reciente fue el asesinato de un joven de 16 años en un coche en la zona Norte de la ciudad. Cínicamente, los policías que asesinaron el muchacho dijeron que confundieron la explosión de un neumático con un tiro y “respondieron” a una probable agresión.

Ya São Paulo atraviesa la mayor ola de violencia contra el pueblo desde los crímenes de mayo de 2006, cuando por lo menos 500 personas fueron muertas, la mayoría por la policía, en una supuesta “guerra contra el PCC”. El mismo pretexto es utilizado ahora en una escalada diaria de matanzas que ya suma más de 120 muertos, la mayoría con características de ejecución, otro tanto de heridos a bala y decenas de autobuses quemados. Igualmente, algunos atentados contra policías, que también aumentaron, han sido usados para incendiar aún más esa supuesta “batalla entre el bien y el mal”.

Si no hay pruebas de que la policía está envuelta en la mayoría de los asesinatos, organizaciones de defensa de los derechos del pueblo alertan que no hay ni indicio de que esos crímenes están siendo investigados, mientras las muertes de policías son a toda hora expuestas en la prensa de los monopolios y sus “analistas” de seguridad siembran el pánico, queriendo hacer creer que la única manera de acabar con la criminalidad es matando la población de los barrios pobres.

No por casualidad, uno de los candidatos más votados para concejal en la capital paulista es Paulo Telhada, egresado de la ROTA, la tropa más letal de la PM, y fue elegido con el lema de “bandido bueno es bandido muerto”, para regocijo del sector más radical de la burguesía paulista.

Y, finalmente, el gran proyecto de “pacificación” de las ciudades, recetado por el imperialismo, pasó a ser aplicado en São Paulo con la ocupación del barrio de Paraisópolis, apuntado como reducto del PCC. No que ocupaciones militares ya no existieran en São Paulo, pero eran temporales. Ahora, dice el comando de la PM paulista, la presencia policial será por “tiempo indeterminado”.

Nuevamente, así como en 2006, algo muy grave ocurre en São Paulo sin que la gerencia estadual asuma la responsabilidad por la quiebra de eventuales acuerdos con el PCC. El hecho es que en ese espiral creciente de violencia, el viejo Estado se aprovecha para derramar sobre el pueblo todo su odio sangriento.

Traducciones: [email protected]

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