Las “reformas” reaccionarias antipueblo fueron lanzadas; las políticas de ajuste del capital financiero imperan; como si no bastase la matanza policial, las tropas del Ejército disparan contra el pueblo; el presidente en persona se encarga de los actos de servilismo al imperialismo. Esos son hechos de la ofensiva contrarrevolucionaria preventiva de quien siembra vientos.
Tal ofensiva tomó la forma de golpe militar de Estado paso a paso. Fue planificada a partir de las grandes revueltas populares de 2013/14 y dio su primer paso ocultado por la llamada “Operación Lava-jato”. Esta, como medio de salvar del descrédito y de la desmoralización las instituciones de este viejo Estado latifundista-burocrático, objetivaba hacer una limpieza en las cúpulas de los partidos oficiales en el gobierno y de su base. Pero, ella hizo agravar la crisis política, expresando la lucha aguda entre los grupos de poder de las fracciones de las clases dominantes locales de grandes burgueses y latifundistas, serviles del imperialismo, principalmente yanqui.
La base material de esa crisis era ya la grave crisis económica del atrasado capitalismo burocrático del país, bajo los impactos de la crisis imperialista que eclosionó en el USA, en 2008, y seguía se extendiendo por el mundo. Pero la reacción del mundo político oficial a la “Lava-jato” llevó al impeachment de Dilma, lanzando más combustible en la crisis. Aprovechándose de los errores del PT y para lanzar sobre él la culpa por todo, la ofensiva contrarrevolucionaria levantó una “cruzada moralista nacional” contra la corrupción, como si esa fuera la causa de los males del país, y no la naturaleza semicolonial/semifeudal de ese putrefacto sistema de explotación y opressão secularmente vigente.
En ese ambiente de crisis, las manipulaciones de la opinión pública dieron lugar al caldo de cultura anticomunista histérico. En él, la ofensiva contrarrevolucionaria se impuso y dio el segundo paso, imponiendo Temer en el gobierno. La extrema-derecha de esa ofensiva se aprovechó para levantar la cabeza agitando para derrocar a Temer. Surge entonces la disputa por la dirección de la ofensiva. El proceso de la farsa electoral de 2018 fue el más desmoralizado y desacreditado de todas sus ediciones.
Como tercer paso de la ofensiva contrarrevolucionaria vino el atentado para matar Bolsonaro, generar conmoción popular y, culpando la izquierda, suspender las votaciones por la intervención legal de las Fuerzas Armadas, solicitada por el presidente del STF, Días Toffoli, ya domesticado y bajo tutela de un general. Falló, Bolsonaro sobrevivió y se eligió sin hacer campaña. Pero esas fueron las elecciones más repudiadas de la historia republicana, con el boicot de 56 millones de ciudadanos (42 millones de abstenciones principalmente, votos nulos y blancos, además de los 14 millones de jóvenes de 16 a 18 años, que se negaron a participar como electores).
El cuarto paso de la ofensiva contrarrevolucionaria fue el de empalmar el gobierno Bolsonaro. Con su elección, la extrema-derecha pasó a disputar con ventaja la dirección de la ofensiva contrarrevolucionaria con la derecha hegemónica en el alto Mando de las Fuerzas Armadas (ACFFAA). No por otra razón esa disputa impuso a Bolsonaro, en la composición del ministerio palaciano, el “grupo de Haití”, con los generales Augusto Heleno y Santos Cruz, entre otros, por su prestigio entre las tropas.
Se conformó, así, un gobierno reaccionario, sufragado en las urnas y tutelado por el ACFFAA. En él, seguramente Bolsonaro no es sólo figura de proa, sin embargo el gobierno de hecho es el de las “reuniones de miércoles de los generales”, reveladas en la crisis con Bebianno, que fue defenestrado sumariamente por el capitán por pasar a jugar abiertamente la política del ‘toma daca’, único modus operandi posible de ese agonizante sistema político. Práctica que desenmascararía de una sola vez y en pocos días toda verborragia bolsonarista de la nueva política.
Por lo tanto, la primera cuestión que se necesita tener bastante presente es la de que, de hecho, está en curso una ofensiva contrarrevolucionaria preventiva, en la forma de golpe militar paso a paso. Que tal ofensiva se mueve a través de conluios y pugnas entre la extrema-derecha y la derecha hegemónica en el ACFFAA. Sin embargo, en determinado momento, una someterá por completo su contendiente.
En la situación presente, la extrema-derecha, particularmente en la figura de Bolsonaro , detiene el cargo de Presidente de la República, bases en Senado y Cámara , apoyo popular (aunque en declino), bases de activistas fascistas civiles y en las tropas policiales y militares a lo largo del país, además de apoyo de sectores del imperialismo yanqui y del sionismo. La derecha hegemónica en las Fuerzas Armadas detiene el poder militar – tanto por fuerza de ser su Alto Mando, cuanto por los vínculos con las clases dominantes locales y de subyugación nacional con las principales estructuras del imperialismo yanqui –, y tiene el apoyo de gran parte de las fuerzas políticas derechistas y centro en el país, además del apoyo de la mayoría de los gobiernos en el continente.
La ofensiva contrarrevolucionaria preventiva fue desencadenada por la necesidad urgente de enfrentar y dar solución a las tres tareas reaccionarias por la salvación y preservación del sistema de explotación y opresión semicolonial/semifeudal, en crisis de descomposición. Son las tareas de: 1) Quitar el país de la crisis e impulsar su capitalismo burocrático; 2) Reestructurar el viejo Estado para imponer el régimen político correspondiente y necesario para mantener la vieja orden; y 3) Conjurar el peligro de Revolución a través de la restricción máxima de la libertad de organización y manifestación de las masas, del incremento de las leyes de criminalización de la protesta popular, de la cementación penal y de la escalada de la acción violenta de los órganos de represión del Estado con la intervención de las Fuerzas Armadas, además de la descaracterización y demonización de las organizaciones clasistas combativas de las masas populares. Y si la Revolución se desencadena, tratar de aplastarla a hierro, sangre y fuego lo más rápido posible.
Aunque la extrema-derecha bolsonarista y la derecha hegemónica del ACFFAA sean como carne y uña en el anticomunismo americanófilo, ellas traban entre sí una lucha sorda. A pesar de las apariencias de las disuciones de hoy, ella ya es lucha sangrienta. ¿Que fue el atentado a Bolsonaro ? Fue parte de la disputa por la dirección de la ofensiva contrarrevolucionaria preventiva en función de cuál desfecho dar al golpe en marcha. Es decir, que tipo de régimen conformar en sustitución al desmoralizado y agonizante sistema político actual. La extrema-derecha de Bolsonaro sólo cree en el régimen militar fascista y está buscando acumular fuerzas para consumarlo. Él y su camarilla hacen la cuenta de que cuanto más se profundice la crisis del país, mayores serán las oportunidades de su proyecto ganar la mayoría en los medios militares. La derecha, hegemónica hoy en el ACFFAA, también se bate por un régimen de máxima centralización de poder en el Ejecutivo, sin embargo manteniendo un legislativo y judicial sumisos y la preservación mínima de derechos civiles. Es la lección quitada de la historia reciente por el ACFFAA, cuya conclusión es la de que el camino de Bolsonaro no puede sostenerse por mucho tiempo y, al imponerse, ya ampliaría el campo de oposición y de resistencia al gobierno, que tendrá tareas dificilísimas de implementarse..
La segunda cuestión a tenerse presente es la de que el plan de la ofensiva contrarrevolucionaria preventiva, a través del golpe militar paso a paso, es parte del plan de los imperialistas yanquis para ampliar y profundizar como nunca la militarización del continente sudamericano, con mayor énfasis en Brasil. Finalmente, ¿el incremento de las presiones sobre la nación y pueblo venezolanos persigue cual objetivo inmediato? ¿Derrumbar un gobierno que les entrega sagradamente todo lo principal de su riqueza natural, el petróleo? O, esto sí, ¿aumentar al máximo conflictos regionales para justificar el aparcamiento de sus tropas genocidas en el territorio brasileño? Por qué, en este mismo instante, se apresuraron en establecer “cooperación científica” exactamente en la Base de Alcântara ? Bolsonaro, que por lo menos habla directamente lo que defiende, puso a desnudo que el objetivo en Alcântara es de establecer la base militar de los yanquis. Él fue al USA para firmar el tratado vende-patria y recibió en cambio el regalo de que Brasil pasa a ser considerado su “aliado estratégico extra-OTAN”. Estatus que corresponde tener la primacía en recibir material bélico estratégico, situación que llevará la intensa movilización de personal militar yanqui en suelo y unidades militares brasileñas. O, aún, ¿qué significa, sino eso, el nombramiento ahora de un general brasileño para asiento en el “Mando Sur de las Fuerzas Armadas” del USA? Más? Vale recordar que el Almirante Craig S. Faller, comandante de dicho Mando Sur, fue recibido con pompa y circunstancia, en febrero último, en la Brigada de Infantería Paracaidista, en Río de Janeiro.
También es hecho, por más que los economistas del mercado financiero lo tergiversen, que la crisis del capitalismo burocrático en Brasil es grave. Y, dentro de la crisis general del imperialismo y creciente desorden mundial, los capitalistas locales y extranjeros desconfían que él entró en un contexto de crisis general. Brasil es la situación más explosiva abajo de la Línea de Ecuador, justamente cuando se agudizan todas las contradicciones fundamentales en el mundo, principalmente la contradicción que opone naciones/pueblos oprimidos al imperialismo, con el incremento de las guerras de rapiña y el levantamiento sucesivo de los pueblos de los países oprimidos en Asia, África y América Latina. Cuando los pueblos de Irak, Afganistán, Siria, Palestina y otros repelen por las armas el imperialismo invasor, y en la India, Perú, Filipinas y Turquía las guerras populares irguen altas las banderas de la Revolución de Nueva Democracia, y en los propios centros imperialistas las masas luchan con furia en defensa de sus derechos más elementales pisoteados y por su liberación. Cuando la lucha por nuevo reparto del mundo se agudiza y la superpotencia hegemónica única USA ve amenazada su dominación mundial. ¿Acaso USA va a asistir de camarote el incendio se alastrar por su “patio”?
La tercera cuestión necesaria de tenerse presente y bien claro es la de que, aunque no se pueda saber de inmediato cuál de las fuerzas de la reacción se impondrá en determinado momento, sólo la lucha revolucionaria podrá confrontar consecuentemente cualquiera de los regímenes que prevalezca. Ni Bolsonaro y ni Mourão, ¡abajo las Fuerzas Armadas reaccionarias! Más aún, debemos tener certeza de que sólo a través de la lucha revolucionaria prolongada se podrá unir la mayoría de las masas del campo y de la ciudad, llevar la Revolución Agraria a término, entregando la tierra a los campesinos pobres sin tierra y con poca tierra, confiscar el capital burocrático y barrer la dominação imperialista. ¡Por más dura que será la lucha y por más que pueda tardar, la Nueva Democracia triunfará, nuestro heroico pueblo se colocará de pie y erguirá el verdadero Brasil Nuevo!