El reciente asesinato de Raúl Reyes, uno de los dirigentes de las Fuerzas Armadas de Colombia –Ejército Popular, en territorio ecuatoriano expone más aun la política de "combate al terrorismo y al narcotráfico" emprendida por el imperialismo yanqui ha décadas e incrementada a partir del Plan Colombia, en la década del 90, para América Latina.
El flagrante terrorismo de Estado no mide esfuerzos. Además de perseguir y exterminar los opositores dentro del propio territorio, es preciso violar las fronteras y realizar el servicio en otro país.
Que nadie diga que ese fue un episodio fortuito, o una excepción. Esa es la regla. Históricamente, el imperialismo nunca reconoce fronteras cuando se trata de sus intereses de dominación. A Álvaro Uribe, el perro de guardia más obediente en el continente, cupo apenas ejecutar el comando, por que asesinar se tornó su especialidad. Además, al insistir que "los criminales son ellos", Uribe quiere hacerse pasar como el defensor de la democracia en la América, apoyado por las más insistentes declaraciones de la Casa Blanca.
El episodio reúne varios ingredientes, muchos explosivos y reveladores de una tensión entre Estados todos ellos semicoloniales, con excepción de la metrópolis, claro.
Los seculares conflictos fronterizos vuelven a ser alimentados, en una nueva tentativa del imperialismo de conflagrar un área estratégica para el mantenimiento de su hegemonía mundial en un momento en que ahonda en una de sus más graves crisis.
La presencia militar de USA en un cinturón de bases militares alrededor de la Amazonía, principalmente en Colombia, le da el control de inmensas regiones y orienta la represión contra los pueblos que comienzan a elevar su conciencia, luchando por la independencia nacional. Mismo en Ecuador, país agredido, existe la base militar de Manta, entregue a USA en 1999. Para el pueblo ecuatoriano, esta presencia, en sí, ya es una agresión.
La reacción mundial aprovecha la ola para lanzar nuevos epítetos, como "criminales y terroristas", a los gobiernos oportunistas tenidos como de izquierda en el continente. Todo eso a través de sus portavoces oficiales, los vehículos del monopolio de los medios de comunicación. Se hace de todo para evitar el reconocimiento de que la lucha del pueblo colombiano es justa y de que la guerra que se desarrolla en aquel país por décadas parte de los legítimos intereses populares y nacionales, mismo que las organizaciones que la dirigen puedan presentar desvíos oportunistas.
A Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa, ahora los tratan de caracterizar como terroristas internacionales, algo que provoque una intimidación y sometimiento frente al imperio yanqui o justifique su intervención directa en el futuro, a ejemplo de lo hecho con el presidente de Irak, Saddam Hussein.
II
En Brasil, el pútrido Estado burgués latifundista, servil del imperialismo, principalmente yanqui, viene revelando su carácter a cada día. No sirve para nada la propaganda gubernamental y la insistencia de los "paladines de la justicia y de la democracia" para lavar la fachada manchada por los escándalos sucesivos, por que las manchas de la fachada son apenas tenues señales de lo que sucede en las entrañas del edificio.
Un gran reportaje en esta edición revela como las clases dominantes proceden para dar las directrices para las políticas del Estado, sin importar quién ocupe el más alto cargo de su gerencia. Teniendo como base las necesidades imperialistas, un círculo de "destacadas personalidades empresariales", notorios pelegos* y otros vende-patrias, se reúne –dentro del BNDES, por ejemplo – para orientar los mayores actos de saqueo de la nación ya registrados. Siempre fue así, pero el hecho de esta organización adquirir personalidad jurídica revela que ni la apariencia de democracia resta más, a nuestro lustroso régimen republicano. Entretanto, entramos en un nuevo año electoral, con nuevos escándalos. Mientras los analistas de siempre insisten en que las instituciones pueden ser salvadas por buenas personas, las discusiones inconsecuentes se extienden a lo inimaginable. Además de discutir CPI’s para investigar las pequeñas corrupciones, también demuestran disposición para legalizar el gran robo, los grandes chanchullos y farras de los banqueros como el fabuloso lucro y la altísima tasa de interés practicada en el país.
Gritos, acusaciones, amenazas, todo para llamar la atención para la "oposición", compuesta por PSDB, DEM (ex PFL) y otros, todos portando la misma mancha y atribuyéndose la máxima limpieza. Con chantajes y amenazas mutuas se costuró el acuerdo de no investigar nada, ya que todos tienen comprometimientos.
Así permanece todo como está y la división de las sobras del banquete del imperialismo continúa siendo ejecutada de la misma manera por las viejas y nuevas cuadrillas profesionales que frecuentan las altas instituciones del Estado.
Y si no hay diferencias ideológicas que opongan el PT al PSDB, ¿por qué no tratan de juntarse definitivamente? Lo que impide esta fusión son grupos de lado a lado que detienen algún poder en sus estructuras. Pero nada impide que se realicen alianzas locales como la que se delinea entre Fernando Pimentel, del PT, actual intendente de Belo Horizonte y Aécio Neves., del PSDB, gerente del Estado.
Sin embargo, esas maniobras no eluden las masas cuando se trata de hacer aparecer sus protestas, cada vez más crecientes en la medida en que empeoran sus condiciones de vida y se profundiza la crisis en la gerencia del Estado. El proletariado y el campesinado toman las calles y responden toda acción represiva. Los movimientos combativos aprovechan la situación revolucionaria en desarrollo e impulsan sus luchas. Las masas ya no se prenden a las direcciones oportunistas y toman las calles en movimientos espontáneos.
Cuanto a las elecciones, ni toda la propaganda del mundo será capaz de movilizar las masas y convencerlas de que su participación es decisiva, cuando todos son obligados a votar eligiendo entre los gerentes y compinches de turno, por que, mismo que embrionariamente, ellas perciben que este Estado solo les sirve de verdugo.
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