Editorial – FMI-PT: tan inmoral y vende patria cuanto FHC

Editorial – FMI-PT: tan inmoral y vende patria cuanto FHC

La novela de la aprobación por el Congreso de la “Medida Provisoria de los Puertos”, el día 16 de mayo, reveló que el entreguismo y servilismo no tiene límites para quienes gestionan el viejo Estado en nombre del imperialismo, de la gran burguesía y de los latifundistas.

Como si no bastase el estímulo exclusivamente a las actividades económicas destinadas a la producción y exportación de commodities agrícolas y minerales, la privatización de carreteras, las “Aparcerías” Público Privadas en beneficio de contratistas y otros sanguijuelas, la desindustrialización creciente, las subastas del petróleo brasileño, etc., la gerencia FMI-PT profundizó la entrega de los puertos brasileños a explotadores nativos y extranjeros.

Al fin de 2002, en el ocaso de la gerencia Cardoso, El titular de la edición n° 5 de A Nova Democracia era: “El más inmoral y vende patria de todos los tiempos”, al lado de una ilustración de FHC. Pasados más de 10 años, queda pendiente la medición de los daños causados por el PT y aliados en el patrimonio que debería ser del pueblo brasileño.

No se trata de un concurso, ni tampoco de declarar bandido sólo quien robó más, dando salvoconducto al que afanó menos. Sin embargo, conviene destacar que bajo eufemismos como “concesiones”, “subastas” y otros, lo que Luiz Inácio y Dilma hicieron y hacen es privatizar, alienar lo restante del patrimonio estatal, que ni público es, ya que el Estado no es popular. Tratándose del carácter de gestiones del viejo Estado, todos ellos son inmorales y vende patria.

Ya el patético enredo escenificado en el Congreso para la aprobación, conturbada y apresada, de la MP de los Puertos, merece un parágrafo aparte.

Lo que se vio nuevamente fue el fisiológico y sinvergüenza PMDB comportarse como siempre. Amenazó no aprobar la medida, propuesta por el ejecutivo, negociando para beneficiarse del viejo Estado, en lo que fue solícitamente atendido por el PT. De repente apareció en el noticiero la liberación de más de R$1.000,00 millones en enmiendas al presupuesto de los diputados del PMDB, que no se dio por satisfecho y quiso más. Hubo quien dijera que nunca se vio en la historia de este país tanta gente empeñada en el favorecimiento del capital privado en una votación de la Cámara de los diputados.

Al final de la votación, triunfante, la patota entreguista fue dormir tranquila con la aprobación de la MP, principalmente el PMDB, que salió empanturrado con no se sabe que más. ¿Quién sabe un nuevo ministerio, ya que Dilma resolvió abrigar más gente en ese rentable nivel?

Aún doloridos con la condena por el “mensalão”, golpean en el pecho para decir que en la gerencia de Cardoso se robó más. Lo que esa gente toda necesita entender es que sus mayores crímenes no son el robo y la corrupción, pero la entrega del suelo, subsuelo, espacio aéreo y aguas territoriales a los monopolios extranjeros.

En toda la historia “republicana” del Brasil, en regímenes más o menos “democráticos”, en mayor o menor grado, antes durante y tras el régimen militar, el ejecutivo y el legislativo se especializaron en esa forma particular de gobernar atendiendo a todas las requisiciones del imperialismo. Los que contrariaron esos designios no tuvieron vida tranquila.

Así, haciendo la misma política traicionera de todas las siglas del partido único, el oportunismo petista pretende hacerse pasar por popular, transformador, desarrollista, y otras baboserías que la publicidad oficial intenta que el pueblo se la crea. Se embandera con media docena de programas focalizados y asistencialistas y produce un ufanar asqueroso de gran nación por acoger grandes eventos deportivos, como si eso nos reservara algún lugar en el Olimpo.

Es ese discurso patriotero, mezclado con la más tosca mistificación y manipulación de estadísticas que hace con que se crean ser superiores a las demás siglas electoreras, los únicos capaces de gestionar el país en beneficio de los patrones imperialistas.

Crédulos, confían (o fingen confiar) en el maquillaje hecho por sus propios tecnócratas y se juzgan inmunes a la crisis que ya corroe la economía brasileña, además de la crisis política que ya causa grandes daños en las instituciones de esta tosca democracia.

Pero con certeza saben que algo mayor se gesta entre las masas, cuya parte que ya está en lucha intentan a todo momento descaracterizar, desmoralizar y criminalizar, porque el oportunismo teme más las masas en lucha que la oposición electorera.

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