Editorial – Impulsar la protesta popular y propagandear la Revolución Democrática

Editorial – Impulsar la protesta popular y propagandear la Revolución Democrática

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“En la actual marcha de los acontecimientos en que el Brasil va siendo llevado para la convulsión social, el único recurso de las clases dominantes de grandes burgueses y latifundistas, serviles del imperialismo, para mantener el control del poder será el incremento de la violencia reaccionaria, brutal y cobarde contra las masas en lucha por sus derechos pisoteados. La crisis política es ya una crisis no sólo de legitimidad del gobierno, pero una crisis de autoridad de todo el sistema político legal vigente, de sus instituciones y de sus agentes.” (Editorial de AND nº 182).

Dicho y hecho, al mismo tiempo en que abren las puertas de la barbarie, Temer y Meirelles van cumpliendo de forma disimulada las determinaciones del imperialismo en la aplicación de la política de tierra arrasada contra los derechos del pueblo y de la nación.

Sustentado por sectores putrefactos  del Congreso Nacional y repelido por la nación, Temer aguarda su fin, pero no sin antes hacer uso del arsenal de medidas antipueblo y vende-patria. Por medio de decretos, medidas provisionales y enmiendas a la Constitución, el servil va descuartizando al país y su gente. Pone en liquidación el patrimonio de la Petrobras y del pre-sal, dinero del fondo de los trabajadores va para los bancos, entrega florestas nacionales al latifundio, aumenta el desempleo y retira derechos para vulgarizar la esclavitud y eludir el derecho a la jubilación para entregarla a la saña voraz de los banqueros. Todo en carácter de urgencia, apresuradamente cómo quién roba.

El motivo de esta prisa se debe a la expectativa de los parásitos, de que así los trabajadores del campo y de la ciudad, cuyas entidades sindicales, anestesiadas por años de corporativismo y colaboración de clase, no tengan tiempo suficiente para que sus dirigentes organicen masivas manifestaciones que acaben derrocando el títere y su nefasto proyecto. Incurrieron en un gran error ya que hace mucho que los trabajadores del campo y de la ciudad encontraron formas de organización y manifestación capaces de enfrentar a aquellos que pretenden aniquilarlos.

Las tomas de tierras y la huelga general como una escuela de unión y politización de las masas les enseñará que son ellas que hacen la Historia, de que no deben caer en el “canto de sirenas” de las “medias medidas” o de paliativos electoreros que sólo garantizan la continuación de la opresión y de la explotación.

No esta demás insistir en afirmar que sólo una revolución de los dominados es capaz de expropiar aquellos que hace más de 500 años – latifundistas, grandes burgueses y sus amos imperialistas, principalmente yanquis – a través de un proceso continuo de substracción de la tierra, del trabajo, de la salud, de la educación, del saneamiento, de la habitación, del transporte, del ocio, de la información e, incluso, de la vida en sociedad, expropian nuestra gente y nuestra patria, negándole el derecho a una vida digna.

Con, sin o a pesar de los traidores de la lucha por la tierra y de las centrales sindicales colaboracionistas, el pueblo brasileño desencadenará una ola de protestas y manifestaciones jamás vista en su historia reciente. Enfrentará toda la represión del Estado genocida incentivada por el torpedeo de mentiras de los monopolios de prensa y, en su caminada, irá construyendo más instrumentos de lucha y definiendo una dirección que sea comprometida con el proceso revolucionario; proceso este, aunque prolongado, necesario para, paso a paso, demoler este viejo Estado y edificar el nuevo, el Estado de Nueva Democracia.

Propagandear, agitar y hacer preparativos para impulsar la Revolución Democrática, Agraria y Antiimperialista es crear las condiciones para entregar a los campesinos pobres, a la clase obrera, a los funcionarios, profesores y estudiantes, así como a los pequeños y medios propietarios, todo lo que les fue usurpado por las clases de latifundistas y grandes burgueses serviles del imperialismo, principalmente yanqui.

Ao longo das últimas duas décadas, o jornal A Nova Democracia tem se sustentado nos leitores operários, camponeses, estudantes e na intelectualidade progressista. Assim tem mantido inalterada sua linha editorial radicalmente antagônica à imprensa reacionária e vendida aos interesses das classes dominantes e do imperialismo.
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