Se amplía el cerco a los barrios pobres de la ciudad del Rio de Janeiro, principalmente a las favelas de la Zona Sur y Zona Norte. El conjunto de políticas represivas llevadas a cabo por las gerencias federal, estadual y municipal compone una siniestra tentativa coordinada de criminalizar, aislar y expulsar las poblaciones empobrecidas de las áreas de interés del capital financiero.
Desde 19 de diciembre de 2008 la gerencia estadual de Sérgio Cabral viene instalando sus llamadas "Unidades de Policía Pacificadora". La primera favela a ser ocupada militarmente fue la Dona Marta, en Botafogo. Enseguida fueron ocupados el Jardím Batan y la Cidade de Deus, en la Zona Oeste, los morros Chapéu-Mangueira y Babilônia en Leme, Pavão-Pavãozinho y Cantagalo, Ladeira dos Tabajaras y Morro dos Cabritos en Copacabana.
Recientemente fue instalada una UPP en el Morro da Providência, la más antigua favela de Rio, donde su población ya dio seguidas muestras de combatividad en enfrentamientos con las fuerzas del viejo Estado como el ejército y la policía.
Son incontables las denuncias de crímenes cometidos por policías en estas que son anunciadas como "unidades policiales modelo". Agresiones, zurras, torturas, invasiones de casas, cacheos arbitrarios, toques de queda, todo eso con el pretexto de combatir el tráfico de drogas. La población resiste como puede y asiste a los traficantes circular libremente por los barrios, ahora hasta desarmados, ya que tienen la propia policía para defenderlos. Sí, porque se engaña quién piensa que realmente se combate la venta de drogas en los morros cariocas.
El día 23 de marzo, la población de la Ladeira dos Tabajaras tomó las calles de Copacabana en protesta contra la prisión arbitraria de un hombre. Hubo enfrentamiento con la policía y 16 personas fueron presas. Esta es la paz que la gerencia de Cabral dice estar llevando al pueblo de Rio.
El monopolio de la prensa abrazó de cuerpo y alma esta idea y ya hace propaganda abiertamente de la "pacificación" de Rio de Janeiro. Programas de auditorio de la Globo imponen como condición para grabar cuadros caritativos que el barrio esté "pacificado". El periódico O Globo no se cansa de ensalzar las ocupaciones militares y toda semana trae fotos de militares con niños, estadísticas animadoras y otros engodos, alimentando el mito de que los policías que actúan en las UPP son diferentes del resto de la corporación. Los llamados "pacificadores" son los más experimentados en la represión al pueblo. La propia comandante de la UPP de Botafogo, Teniente Priscila, realizó recientemente un viaje a Israel para actualizarse en las técnicas represivas aplicadas por una de las fuerzas armadas más fascistas de la actualidad.
La revista Veja de esta semana trae en la tapa de su fascículo carioca el titular "La guerra contra el crimen", y pasa a describir las "conquistas" decurrentes de las UPP de Cabral y Beltrame. La materia dice que una vez pacificada la favela, los militares de la UPP "pasan a recibir reclamaciones y pedidos de los habitantes y organizan la entrada de servicios, como luz eléctrica y televisión a cable". O sea, lo que se ve es un verdadero Estado de sitio en las favelas, cuando se suprime toda forma de autoridad civil y el único interlocutor con la sociedad pasa a ser el jefe militar.
En 24 de marzo, durante el Forum Urbano Mundial – otro evento hipócrita de la ONU – fue anunciado el plan de instalar otras 14 UPP, todas en áreas de potencial expansión de la especulación inmobiliaria en la estela de la demanda creada por la realización de la Copa del Mundo en 2014 y las Olimpíadas de 2016.
Convergiendo en el acorralamiento de la población empobrecida en guetos, con muros, ocupaciones militares, "barreras acústicas" en las vías expresas, etc., está el mal afamado "Choque de Orden" de Eduardo Paes, que se dedica con especial perversidad a perseguir y robar ambulantes y a destruir casas de pobres por la ciudad, en una limpieza que a primera vista ya revela su carácter anti pueblo.
Existe también el "Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía – Pronasci, aberración creada por el oportunismo para crear delatores en las comunidades pobres, aliado a las políticas caritativas que con el PAC ha llevado muchos desalojos y algunas obras para algunas favelas.
El próximo paso debe ser la legalización de los terrenos de las favelas, cosa que puede ser vista como positiva por los más ingenuos, pero que esconde la jugada final de los planes del capital monopolista: la entrada de miles de nuevos propietarios en el "mercado inmobiliario", y la consecuente expulsión por la venta de sus terrenos y el fin de las favelas en las áreas "nobles" de la ciudad.
Atendiendo a todos esos designios están los administradores de las tres esferas del Estado que, hermanados en Rio de Janeiro, se dedican la criminalizar y perseguir la pobreza, utilizando la ciudad como laboratorio de políticas que ya están siendo empleadas en todos los grandes centros urbanos y aún en los pequeños, en una escalada fascista sin precedentes.
Promueven así la más intensa militarización de la sociedad, imponiendo a las masas empobrecidas, además de las peores condiciones materiales de existencia, el aislamiento en guetos miserables, toques de queda, prisiones arbitrarias, asesinatos, secuestros y todo tipo de crimen practicado por el Estado.
Pero no significa que el pueblo no dará respuestas a ese estado de cosas. En medio a un escenario sombrío, con una ofensiva combinada del viejo Estado, la prácticamente ausente organización popular, surge la centella de la revuelta de las masas, que a toda hora hacen valer la consigna de que "donde hay opresión, hay resistencia". Así como los habitantes de la Ladeira dos Tabajaras se rebelaron contra la policía en 23 de marzo, la población brasileña también se levantará contra este viejo Estado y el imperialismo que subyuga nuestro país.
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