Editorial – Luchar contra las medidas antipueblo y vendepatria del gobierno y por la revolución

Editorial – Luchar contra las medidas antipueblo y vendepatria del gobierno y por la revolución

Después de años de artificios para detener la inevitable crisis de nuestra economía semicolonial y semifeudal y de las maquinaciones para encubrir su eclosión antes de las elecciones, la gerencia de turno del conglomerado oportunista PT/PCdoB quedó a la deriva con su irrupción y reducida su acción de apagar incendios aquí y allí. A pesar de la insistencia de toda la contrapropaganda oficial de sus “realizaciones”, Dilma, Lula, PT, y demás, perdieron ya la credibilidad de las propias clases dominantes y todo su establishment, a los cuales tanto ha ayudado y defendido, y ve cuestionada y amenazada la legitimidad de su gestión, además del bajo apoyo popular.

Atarantados, los actuales gerentes del viejo Estado siguen descendiendo la cuesta de las medidas antipueblo, anti operarias y vendepatria, mientras alardean y promueven la conocida chantaje del “peligro de golpe”, como maniobra desesperada para mantenerse enganchados en el aparato del viejo Estado y sus rentables cargos. Y se lanzan en esto con el objetivo de desviar la atención del pueblo que despierta políticamente, indignado con tantas injusticias y abusos, saliendo a las calles para manifestarse.

La oposición dentro del Partido Único, claro, se aprovecha y extrema esfuerzos para desgastar aún más Dilma, PT y sus aliados, principalmente con el discurso moralista e hipócrita de anticorrupción, y en el congreso, donde el PMDB cobra un precio cada vez más alto por su “governismo”, especialmente cuando se trata de sus exigencias por porciones cada vez mayores en la máquina del viejo Estado en pago de su apoyo.

Al lado de eso, grupos de extremaderecha y viudas del régimen militar, algunos sin representación parlamentaria o representatividad cualquiera, atacan los oportunistas en la gerencia del Estado tildándolos de “comunistas”, “de izquierda”, etc. Tal epíteto no podría ser más mentiroso, ya que su “gobierno” no pasa de mero servicial del imperialismo, de la gran burguesía y de los latifundistas, los verdaderos dueños del Estado, así como la gerencia PSDB y todas las otras anteriores o cualquier otra que venga por la vía de la farsa electoral y del golpismo militar.

Si hacen un discurso a la “izquierda” para engañar incautos, nunca tomaron una medida siquiera de cambio en la estructura de la sociedad, algo que denotara un cambio en el carácter del Estado, además algo imposible de ser hecho por la vía institucional, como predican sus acólitos. Sin embargo, y eso es de la más pura verdad, esos oportunistas son responsables por calumniar las palabras izquierda y comunista, hablando en nombre de la izquierda y cometiendo los mayores crímenes contra el pueblo y la nación.

Por esas y otras, cada vez más sectores de los “movimientos sociales” cooptados, por presión de los trabajadores van rompiendo por la izquierda con el oportunismo. El descarado corporativismo de esos movimientos y direcciones domesticados se va desintegrando a medida en que sus bases van percibiendo las cosas y se retiran, desilusionadas con cualquier cosa que pueda venir de ese viejo Estado y sus gestiones de turno, para componer el campo de la lucha popular por reales cambios.

Un caso emblemático de como el campo oportunista va soltando pedazos fue la ruptura del sindicato de los profesores públicos de Río Grande do Sul con la CUT en el fin de marzo, a pesar de todas las maniobras de la dirección para evitar el debate y la votación de la propuesta, aprobada en asamblea.

Y eso viene ocurriendo ya hace algunos años, con las masas levantándose y atropellando direcciones sindicales vendidas, enfrentando patrones, gobiernos, la criminalización y la judicatura, algunas veces arrancando victorias memorables, como los barrenderos de Río de Janeiro en 2014.

Igualmente en el campo, las masas de campesinos pobres, que pararon de luchar bajo el recrudecimiento de la violencia latifundista y de la represión estatal con la gerencia petista, están hartas de la cantinela de la promesa de la “reforma agraria” del gobierno, de la subordinación de la judicatura a los latifundistas y de la continuidad de la sistemática y brutal violencia contra el movimiento campesino.

Y nada conseguirán los malabarismos teóricos sobre una “reforma agraria popular”, como predica la dirección del MST para abandonar la táctica de ocupar los latifundios, cuando sus bases y sectores de direcciones regionales claman por combatividad y efectiva lucha por la tierra. Prueba de eso es que, eventualmente, salen del control y causan problemas tanto para la gerencia oportunista como para la dirección del MST, que tiene que quedar explicándose.

La ebullición social tiende a aumentar mientras más la crisis se profundiza, con despidos masivos, corte de derechos, carestía y aumento de la miseria. Sin embargo, eso por sí no es señal de triunfo alguno, si no se construir y fortalecer una dirección clasista y combativa.

Es urgente empeñar esfuerzos para elevar políticamente la conciencia de las masas en esas luchas localizadas sobre la necesidad de la huelga general para derrumbar los paquetazos de las gerencias de turno (federal, provinciales y municipales) y las medidas antipueblo, anti operarias y antinacionales. Ya se observan algunos sectores agitando esa bandera, la única justa en medio a tanta confusión provocada por oportunistas, fascistas declarados y descarados y el reaccionario monopolio de la prensa.

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