Editorial – Yanquis, go home!

Editorial – Yanquis, go home!

La instalación de bases militares en Colombia por USA, además de la brutal y descarada agresión al pueblo colombiano y a América Latina, es un nuevo hecho revelador de la verdadera cara de la "Doctrina Obama". Muy al contrario de su retórica amistosa de "nueva era de diálogo y asociaciones" tan divulgada por los aduladores medios monopolizados de comunicación, en pocos meses de investidura a la cabeza del imperialismo yanqui Obama ya llevó más guerra y muerte a los pueblos de Afganistán y Pakistán que Bush, tergiversa sobre el golpe militar en Honduras y empuja aun más la guerra imperialista sobre América Latina.

El acuerdo, que prevé la instalación de siete bases en el país, fue ratificado en un momento en que se profundiza la crisis económica en USA — así como en todo el mundo — muestra toda la alevosía de que es capaz un servil de la estirpe de Uribe. Los militares y monopolios yanquis que se instalaron en territorio colombiano gozarán de todos los beneficios de la extraterritorialidad. Se trata obviamente de una nueva dimensión dada al Plan Colombia y al Plan de Seguridad Democrática, hace años llevados a cabo en el país vecino.

Como AND ya denunció (edición 54), América Latina pasa por ocupaciones militares yanquis en un arco que va desde Paraguay hasta, ahora, Colombia. Están también los planes contrainsurgentes Nuevos Horizontes/ Más Allá del Horizonte llevados a cabo en el Perú por el Comando Sur del ejército de USA. La Iniciativa Mérida, que entrega el territorio mexicano a la presencia militar yanqui, además de bases esparcidas por toda América Central, la agresión al pueblo haitiano de la cual forma parte el ejército brasileño, la reactivación de la IV Flota y otras ofensivas en el ámbito diplomático que siempre cargan en las entrelineas la amenaza de una injerencia militar imperialista.

Con respecto a las bases en Colombia, resonaron por el mundo las declaraciones de Luiz Inácio y Michele Bachelet, de Chile, "condenando" la iniciativa pero deseando traer las cuestiones para el ámbito de la Unión de las Naciones de América del Sur, organización independiente en palabras y proimperialista de inspiración yanqui en los actos (la mayoría de sus miembros mantiene tropas de ocupación en Haití por exigencia yanqui) que objetiva todo — inclusive la injerencia en los países vecinos — menos la garantía de la soberanía de los países miembros.  De la reunión de la Unasul, sin embargo, nada salió además de declaraciones incoherentes de quien "condena" la presencia militar en la región, pero no consigue explicar porque continúan implantando políticas que cada vez más benefician el imperialismo, principalmente el yanqui.

Uribe, en una actitud calificada como intempestiva, emprendió viaje a varios países sudamericanos, en una tentativa de presentar el acuerdo como siendo del interés de los vecinos, una vez que se esconde — como siempre — bajo el manto del combate al tráfico de drogas y al terrorismo. Debe haber traído también, claro, un recado de los patrones del norte para que los recalcitrantes gerentes de turno amenizaren sus palabras. Eso en el caso de los que se utilizaron de discursos anti-imperialistas de fachada, porque por otros, como Alan García, gerente semicolonial de Perú, Uribe fue recibido con honras y júbilos, y felicitado por el acuerdo de entrega del territorio colombiano.

García, que sancionó ley autorizando la utilización de los puertos peruanos de Callao y Salaberry como base para la recién reactivada IV Flota, enfrenta internamente una situación cada vez más insostenible. Enfrenta el creciente descontento popular hecho de protestas masivas, huelgas y revueltas de la población urbana y la nueva reanudación de grandes acciones por parte de la Guerra Popular (iniciada en 1980) que sigue desarrollándose y dando duros golpes en las tropas del viejo Estado peruano ya "orientadas" directamente por militares yanquis instalados en bases en el Perú (como la de Ayacucho, con 300 marines). Como parte de este contexto interno el levantamiento de los campesinos y pueblos indígenas del nordeste del país (región amazónica), que protagonizaron la batalla de Bagua, cuando decenas de personas fueron muertas por la policía, provocó gran conmoción y llevó a una dura derrota política de Alan García, obligado a retroceder en los decretos de permiso a transnacionales que exploten las riquezas de la región.

Las gerencias semicoloniales en boga en América Latina, conformadas por una "izquierda" oportunista y corrupta, por su parte, ensayan aproximarse de Rusia y China, cuyos capitales de sus monopolios pasaron a actuar de forma más agresiva en la región. Como consecuencia de esto y de sus ambiciones imperialistas, Rusia no pierde tiempo en "hacer negocios", principalmente con Venezuela de Chávez, Bolivia de Evo Morales y el Ecuador de Rafael Correa, que vienen comprando armas, vehículos y otros equipamientos militares rusos. Como se queda patente la indigencia ideológica y moral de esa "izquierda" oportunista que imagina poder hacer un juego con USA y conseguir más ventajas. ¿Ilusión o mala fe? ¿Que representa entonces el golpe en Honduras sino que la pura puesta en prueba de su fragilidad? Frente a él, el ALBA de Chávez se quedo inerte. Es bueno que se diga que al contrario de lo que predica esa gente, la cruenta lucha de los pueblos contra sus opresores a lo largo de la historia demuestra, inapelablemente, que a enemigos como USA no se puede combatir con bravatas y lloriqueos.

Todos esos hechos demuestran el desarrollo, bastante grave y ya en otro nivel, de las contradicciones interimperialistas. No hay otra salida para el imperialismo de USA frente a su ineludible declive que luchar furibundamente por asegurar su hegemonía en América Latina mientras lanza ofensivas por el mundo. Sin lo que no puede garantizar otros mercados y fuentes de energía y materias primas, contra la codicia de otros Estados imperialistas, y no solamente de los más agresivos como Rusia y China, pero también y cada vez más de los de Europa. Como ya dijimos, están en marcha preparativos de conflictos de proporciones y magnitudes nuevas en el mundo decurrentes de la ineludible competición imperialista y que, con el agravamiento de la crisis mundial de todo el sistema capitalista — el imperialismo — se aceleran las contiendas por un nuevo y mayor reparto.

Sin embargo, hay el otro aspecto de la contradicción y este es, más que nunca, el trazo más importante de la época: vivimos en medio a una profundización tremenda de la contradicción que opone los pueblos y naciones oprimidos por un lado y los países imperialistas por otro. Su ineludible expresión está en las guerras de liberación nacional trabadas en varios países del mundo contra invasiones directas o contra gobiernos lacayos, serviciales del imperialismo.  Esto al mismo tiempo en que crecen también las protestas populares en los propios países imperialistas contra el desempleo, la miseria y la represión al proletariado y a los inmigrantes. Se queda cada vez más claro, a despecho de toda orquestación propagandística de la vigencia eterna del capitalismo, que tal sistema hace tiempo se hizo anacrónico y su agonía hace terrible la existencia de la humanidad y que sólo la revolución puede detener la guerra imperialista y conducir a la completa sustitución de esta por una nueva orden verdaderamente democrática, de independencia y libertad de los pueblos.

Traducciones: [email protected]

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