El arte de la Resistencia Palestina

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El arte de la Resistencia Palestina

El palestino Edward Muallem es un artista de la resistencia. Además de usar la mágica del teatro para llevar cultura a las villas más distantes, Edward usa el arte estético como forma de resistencia a la invasión israelí.

Ashtar: apresentação da peça As histórias da Vila Seeh Shishab

Desde 1991, durante la primera Intifada, él mantiene un grupo teatral en Jerusalén y en Ramallah, ofreciendo espectáculos y posibilitando la participación en su compañía a los niños y adolescentes que fueron impedidos de estudiar por las constantes agresiones israelíes. En esta entrevista, concedida en Rio de Janeiro, donde estuvo para la I Conferencia Internacional de Teatro del Oprimido, Edward denuncia la violencia de la invasión israelí, la tortura diaria impuesta a los palestinos y la campaña sionista para ahuyentar los extranjeros que viajan a la Palestina.

Entre los casos más graves denunciados por Edward están la distribución de alimentos deteriorados en los mercados israelíes y el derrame de contaminantes químicos en las aguas en territorio palestino, lo que ha provocado cáncer en un gran número de personas. Pero a pesar de toda la opresión, el artista palestino confía en la victoria de la Resistencia.

El viñetista brasileño Carlos Latuff, que ya visitó los territorios ocupados y consagra varios de sus dibujos a la Resistencia Palestina participó de esta entrevista y colaboró como intérprete.

AND – ¿Como comenzó su trabajo?

Edward Muallem – Comencé a trabajar en 1977 y coordino el grupo de teatro profesional Ashtar. En 1991, junto a mi esposa, que también es actriz, establecimos un equipo de producción de teatro en Jerusalén y en Ramallah, como un programa alternativo durante la Primera Intifada (1987 a 1993). En esa época las escuelas estaban cerradas por mucho tiempo, los estudiantes estaban sin clases de matemática, artes, nada, sin deportes… Entonces pensamos que teníamos que hacer un programa alternativo para los estudiantes. En aquella época decidimos trabajar en las escuelas privadas, porque las escuelas públicas estaban controladas por el gobierno militar de Israel. Entonces comenzamos, a pesar de ser muy, muy difícil, un programa de teatro para jóvenes. Pero nosotros fuimos bien sucedidos en convencer las familias y los jóvenes se quedaron muy felices con el programa después de la escuela. El programa consiste en estudios intensivos por tres años y al final de ese periodo el estudiante decide si quiere continuar en el teatro o hacer otra cosa. Conseguimos más de 70 estudiantes que decidieron continuar el programa de teatro después de los tres años.

AND – ¿En qué momento usted comenzó a trabajar con el Teatro del Oprimido?

EN – En 1997, después que graduamos nuestro primer grupo. Nos transformamos en profesores de teatro. Y como ellos también querían trabajar actuando, entonces pensamos en qué tipo de piezas iríamos a presentar. Nosotros conocíamos el Teatro del Oprimido, entonces enseñamos también las técnicas de TO a ese primer grupo. Hicimos una pieza sobre los problemas de ellos por dos razones: la primera es que queríamos que ellos comenzaran a experimentar el teatro. La segunda razón fue llevar el teatro a lugares donde las personas no tenían acceso a ese arte. Entonces fuimos a campos de refugiados, escuelas distantes, lugares donde las personas nunca habían visto teatro en la vida. Recogemos esas dos vertientes: llevar el teatro a las personas y usar el drama como escuela para nuestros actores.

AND – ¿Cómo la situación política afecta ese trabajo?

EN – Afecta mucho. Primero no es fácil para moverse en los territorios ocupados de Cisjordania principalmente a causa de los checkpoints (puesto de control en las carreteras, donde el Ejército israelí interroga y humilla los palestinos; existen cerca de 400 de esos puestos en los territorios ocupados). Entonces, siempre que tenemos alguna presentación en vista, tenemos que hacer una planificación previa. "¿Que haremos para alcanzar tal lugar? ¿Qué haremos si el gobierno militar de Israel pararnos?".

Y aún ahora están haciendo algo nuevo. En Ashtar, en Jerusalén, los israelíes están exigiendo que se paguen tasas como si estuviésemos yendo a trabajar. ¡Pero lo que hacemos es voluntario!

AND – ¿Y cuanto al bloqueo de los extranjeros?

EN – Otra cuestión es cuando invitamos personas de otros países para llevar a escena con nosotros. Ellos siempre sufren en el aeropuerto o con las investigaciones que hacen sobre ellos. Este año tuvimos problemas con tres grupos: los sudafricanos (una de las integrantes, de 15 años, tenía nombre árabe. Y cuando ellos descubrieron eso la detuvieron y la llevaron para un cuarto donde se quedó entre una y dos horas siendo interrogada). También tuvimos problemas con el grupo de Noruega (una niña, estudiante de 17 años, preguntaron adónde iba y ella respondió "voy hacia la Palestina tengo una performance". Y respondieron: "¿Palestina? Va para esta sala". Y se quedó por una hora y media siendo interrogada). También pararon todo el grupo de Bosnia porque uno de los integrantes era musulmán.

El objetivo de ellos es asustar y aterrar las personas para que no retornen, para que no vean lo que está aconteciendo en los territorios ocupados. Ellos no quieren que nosotros tengamos festivales, no quieren que tengamos arte. No quieren que tengamos una vida normal. Un día usted ve un tanque atravesando una ciudad para decir "nosotros estamos aquí", y eso acontece en todos los lugares. Ellos insisten en dejar claro que usted no vive una vida normal. Para saber que ellos están allá y que te están controlando.

AND – ¿Ustedes teatralizan esas opresiones?

EN – Básicamente las consecuencias de eso. Como, por ejemplo, el efecto del checkpoint en la vida de un campesino palestino o en la vida de un estudiante palestino. Los últimos años, muchos niños abandonaron la escuela porque para ir a la escuela es preciso, en algunos casos, ir de una villa a otra y en medio del camino hay un checkpoint. Entonces la familia se queda con miedo de mandar el hijo o la hija todos los días para el checkpoint, donde se es humillado y a veces mandado de vuelta. Entonces los niños acaban quedándose en casa. ¿Qué hace la niña en casa? Por eso ha acontecido un gran número de bodas con niñas de 15, 16 años. Ese es un ejemplo de las consecuencias de la ocupación israelí en nuestro día a día.

AND – ¿Usted puede citar una o dos denuncias más constantes?

EN – Un problema grave que enfrentamos es el de la comida vencida. La comida con fecha de validez vencida en las fábricas de Israel tiene sus fechas alteradas para que sean revendidas en los mercados palestinos.

Otro problema es el agua. Un 80% del agua de Israel provee de los territorios ocupados de Cisjordania. Entonces ellos controlan el agua. E Israel erguió un muro justamente donde está el agua. Mientras tanto, los campesinos palestinos no tienen agua. Israel lanza productos químicos y residuos tóxicos en el agua y hemos observado muchos casos de cáncer.

Los campesinos palestinos dicen: "¡nosotros necesitamos de agua para vivir, pero morimos a causa de ella!".

Los israelíes controlan todo. Controlan el agua, controlan el petróleo, controlan todo porque no hay fronteras árabes. La única frontera es Egipto. Y el gobierno de Egipto tiene sus acuerdos con Israel y con los estadounidenses.

Carlos Latuff – ¿De dónde usted saca fuerzas para resistir?

EN – ¿De dónde yo tiro la fuerza? Porque yo pertenezco a aquel lugar.

Nosotros nacimos allá, nuestras raíces están allá. Mi padre nació allá, mi abuelo nació allá, mi villa fue construida en 1262.

 Ellos es que no pertenecen a aquella tierra. Porque llegaron ahora, porque comenzaron a llegar en la Palestina en el inicio del siglo pasado, venidos de Europa, de varios lugares.

La historia muestra que la ocupación no va a durar para siempre. Desde el inicio de la Historia, la Palestina siempre estuvo ocupada por los romanos, por los turcos, por los ingleses, por los jordanos y, ahora, por los israelíes. Entonces nosotros sabemos que un día los invasores serán derrotados. Por eso nosotros sabemos que pertenecemos a aquella tierra. Esa es la cosa buena, ¡nosotros sabemos! Y porque sabemos, nosotros no tenemos miedo. Ellos, sí, tienen miedo.

Si usted fuera a mi casa vería, yo no cierro la puerta con llave. No preciso. Por otro lado ellos tienen guardias en las puertas. Esa es la diferencia.

Carlos Latuff – ¿Qué es que nosotros, brasileños, podemos hacer por la Palestina?

EN – Investigar y divulgar la verdad. Visitar los territorios y ver lo que está aconteciendo. No queremos dinero. Conozcan la verdad y escriban. O hagan viñetas. Es eso que esperamos de nuestros hermanos brasileños.

Traducciones: [email protected]

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