El Estado en las manos del pueblo para servir al pueblo

El Estado en las manos del pueblo para servir al pueblo

El espectáculo deplorable de diputados comprados por cargos y liberación  de enmiendas, votando “por la vuelta del desarrollo y por el bien de Brasil” durante la decisión  sobre el pedido de la Procuraduría General de la República (PGR) de autorizar el Supremo Tribunal Federal (STF) a juzgar el cuadrillero Temer, fue una nueva oportunidad que el pueblo brasileño tuvo para constatar el carácter burocrático-latifundista servil del imperialismo, principalmente yanqui, del empodrecido y genocida Estado brasileño.

Vulgarización del mal carácter

Con su habitual cara dura, Temer  osó atribuir el archivado de la solicitud de la PGR a una  “victoria del Estado Democrático de Derecho”. Justamente él que usó todo tipo de trapaza  para evitar la casación  de la lista Dilma/Temer en el Tribunal Superior Electoral (TSE) — que manipula el STF a través de amigos  hace treinta años — y que vulgarizó la corrupción  al extremo.

La vil banalización del mal carácter llegó hasta tal punto  que los diccionarios no disponen de palabras  que califiquen actitudes y procedimientos  hechos práctica corriente de las autoridades del país y de todo el mundo de la política oficial. Práctica de hacer  ruborizar los jefes mafiosos de las camorras más brutales del mundo y de todas las épocas.

La falencia  de las instituciones que dan fachada de “Estado Democrático de Derecho” a una  república bananera, nutrida en el servilismo al imperialismo y manejada por clases tan retrógradas como la gran burguesía lacaya y el latifundio decrépito, es el síntoma agudo de la enfermedad crónica que secularmente corroe la Nación  y sociedad  brasileñas. Situación expresada en la actual  crisis política, económica y moral de una vieja orden en avanzado estado de descomposición.

No sirve al pueblo

La falácia  de que el Estado está por encima de las  clases y que cela por el bien de todos es puesta a prueba en el día a día  de las masas populares, cuando estas quieren resolver sus necesidades más básicas, como tratar de la salud, encontrar guarderia o escuela  para el hijo; cuando el campesino necesita de tierra  para plantar y sostener la familia ; cuando la juventud  busca medios de ocio ; cuando los sin-techo quedan en la calle  hechos basura; cuando otros son obligados a sufrir  al borde de    riachuelos y ríos  o en las laderas de morros, cuando no tienen  que comer o cuando  comen alimentos que no nutren.

Con  la Revolución Democrática ininterrumpida al socialismo habrá la derrocada  del poder de los ricos explotadores y el establecimiento del Poder de los pobres explotados, el Nuevo Estado popular revolucionario

La naturaleza  de clase  de este viejo Estado quedó, una vez más, estampada con  la grabación del bandido Joesley Batista con  el cuadrillero Temer. Allí quedó patente la naturaleza  privada de este Estado manejado por los grupos de poder. Allí quedó comprobado que estos grupos son sólo los representantes de las fracciones de las clases dominantes locales que pugnan por la hegemonía  en el control del viejo Estado, clases lacayas del imperialismo que son las verdaderas dueñas de este Estado.

Para los dueños del poder todo puede, comprar presidentes, ministros del STF, senadores, montones de diputados, alcaldes, procuradores, jueces, cambiar la Constitución, finalmente, vender el Brasil.

Otro Estado es necesario

En el viejo Estado sólo hay lugar para el pueblo dentro de  un sistema de explotación  para arrancar de su  trabajo y de su  sudor la vida buena de latifundistas, grandes burgueses y la sangria  para el imperialismo, principalmente el yanqui.

Con  la Revolución Democrática ininterrumpida al socialismo, conducida por el Frente Único de las clases explotadas, basada en la Alianza  Obrero-Campesina y bajo  la dirección  absoluta del proletariado a través de su  Partido Revolucionario, acontecerá la derrumbada  del poder de los ricos explotadores y el establecimiento del Poder de los pobres explotados, el Nuevo Estado popular revolucionario.

Históricamente la burguesía , principalmente la imperialista, siempre temió el poder de las masas organizadas, aún más cuando ellas, en el fuego de la lucha de clases , constituyen su vanguardia en el Partido Revolucionario del proletariado, verdadero Partido Comunista y en la construcción  del Frente Único de las clases revolucionarias y su  Ejército popular, estableciendo el Programa de la Revolución.

Es bajo la dirección  de este Frente/Nuevo Estado, cuya médula es el Ejército popular, que se hará el confisco de las tierras de los latifundistas para entregarlas a los campesinos pobres sin tierra o con  poca tierra, el confisco y nacionalização  de los bancos, toda gran industria, del gran comercio y servicios , sean extranjeros o locales , del comercio exterior, de los servicios esenciales, colocándolos bajo el control del Estado de Nueva Democracia y asegurará  la propiedad  y los derechos de la pequeña y media  burguesía (burguesía genuinamente nacional). Cancelará la deuda  pública y externa, así como todos los tratados lesivos a la Nación, los de conocimiento  público y los secretos.

Estado del pueblo para servir al pueblo

Teniendo  en sus manos estos recursos, el Nuevo Estado podrá poner en práctica la completa realización del Programa de la Revolución, atacando de inmediato  y en  varios frentes los problemas que, entre los cuales, los grandes burgueses y latifundistas , a través de las diversas siglas del Partido Único, demagógicamente prometieron en cada elección y no  cumplieron.

Comenzando por el programa agrario, la Revolución  liquidará la semifeudalidad  concluyendo la entrega de la tierra, suministrando crédito, semillas, maquinaria y demás  insumos, almacenamiento, comercialización, vivienda, educación y salud  a los campesinos sin tierra o aquellos  con poca tierra. La liberación  de las fuerzas productivas se realizará a través de la cooperación en niveles cada vez más elevados, acabando con toda explotación y el trabajo penoso en el campo.

A los campesinos medios que ya poseen la tierra, la Revolución  destinará el mismo apoyo e incentivo destinado a los campesinos pobres, así como  su integración al sistema de cooperación.

Es importante destacar que los cambios en las relaciones de producción  en el campo tendrán gran repercusión en la ciudad, sea en las pequeñas con el incremento del pequeño y medio  comercio, sea en las grandes con  la inversión del flujo migratorio campo-ciudad para ciudad-campo, contribuyendo para aliviar las metrópolis del caos urbano hoy verificado.

Con  la industria bajo la dirección  del Nuevo Estado la cuestión  del empleo será atacada de inmediato  con  la reducción de la jornada de trabajo  para abrir vacantes para los millones de desempleados . Eso para no hablar de nuevas industrias que serán creadas para atender las necesidades de los campesinos y de todos los nuevos empleados. La incorporación  masiva de las mujeres en la producción  será acompañada de la construcción de miles  de guarderías  y escuelas  infantiles, lavanderías públicas, restaurantes populares que darán más empleos y liberarán  las mujeres de la doble jornada. Grandes programas de construcción  de viviendas, de escuelas, universidades e institutos técnicos, de hospitales  y policlínicas; y de toda infraestructura urbana y rural para asegurar el bienestar de las masas populares de todo el país y la promoción  de  una cultura nacional, científica y de masas .

El fin de los privilegios de los ricos y la consolidación  de las conquistas del pueblo, además de su  ampliación, en una Declaración General de los Derechos del Pueblo, destacando el derecho de autodeterminación  de los pueblos indígenas, los derechos de las comunidades tradicionales remanentes de quilombolas , la igualdad  jurídica para las mujeres, igualdad racial, libertad religiosa basada en el derecho de creer  y de no  creer y el compromiso de apoyar  la lucha  de los pueblos y de servir a la revolución mundial. Declaración esta, elaborada por la Asamblea  del Poder Popular, que gobernará el país a través de su  Consejo General, en que los mandatos serán electivos y revocables  a cualquier  momento, en consonancia  con  la decisión de quienes  los delegaron.

Movilizar, organizar y politizar

Todo lo que está arriba expuesto ya fue cabal e irrefutablemente comprobado por la experiencia  histórica de muchas  naciones. La crisis  general de descomposición  del imperialismo es la base de la Nueva Onda de la Revolución Proletaria Mundial que ya se inició expresa en la contienda  entre revolución y contrarrevolución  en todo el mundo.

Como dijimos, lo que el imperialismo, la gran burguesía, el latifundio y toda la reacción  más temen es la organización  de las masas y su  auténtica vanguardia proletaria. Por eso el principal papel de los revolucionarios está en la organización  del pueblo a través de su  movilización y politización, elevando, así, su conciencia sobre la necesidad  de la conquista del poder, pues, como categóricamente predicó el gran Lenin, “Fuera del poder todo es ilusión!”.

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