100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre
Las intensas movilizaciones populares de mayo de 1917, resultado de la crisis político-económica del gobierno de coalición y el ambiente de descontentamiento de las masas de Rusia contra este, siguieron pujantes en junio. Y el trabajo de organización de los movimientos de masas realizado por los bolcheviques mostraba progresos.
En 3 de junio (16) de 19171, se reunió el I Congreso de los Soviets de toda la Rusia, en el cual, a pesar de aún estar en minoría, los bolcheviques revelaron con gran insistencia el carácter funesto de la política de compromisos con la burguesía, y desenmascararon el carácter imperialista de la guerra.
Lenin pronunció en este Congreso un discurso en el cual demostró la justeza de la línea bolchevique, declarando que sólo el poder de los Soviets podía dar pan a los trabajadores, tierra a los campesinos, conseguir la paz y tirar el país del desastre económico. A finales de su discurso, Lenin convocó:
“Llegó la hora de una virada en toda la historia de la revolución rusa. La revolución rusa comenzó apoyada por la burguesía imperialista de Inglaterra, que pensó que la Rusia era una especie de China o India. En vez de esto, al lado del gobierno en que hoy está la mayoría de los latifundistas y capitalistas, surgieron los Soviets, organismos representativos con una fuerza nunca vista en el mundo, que vosotros matasteis con vuestra participación en el ministerio de coligación con la burguesía. En vez de esto, la revolución rusa hizo con que la lucha revolucionaria a partir de abajo, contra el gobierno capitalista, sea acogida en todas las partes, en todos los países, con tres veces más simpatía de que antes. La cuestión se coloca así: avanzar o recular. Durante una revolución es imposible permanecer en el mismo lugar. He ahí porque la ofensiva es un viraje en toda la revolución rusa, no en el sentido estratégico de la ofensiva, pero político y económico. La ofensiva es hoy, objetivamente, independientemente de la gana o de la conciencia de este o de aquel ministro, el proseguimiento de la matanza imperialista y de la muerte de centenares de miles, de millones de personas por el estrangulamiento de la Persia y de otros pueblos débiles. El pasaje del poder para el proletariado revolucionario, apoyado por el campesinado pobre, y el pasaje para la lucha revolucionaria, por la paz bajo las formas más seguras y menos dolorosas que la humanidad jamás conoció, el pasaje para una situación en que quedarán asegurados el poder y la victoria de los obreros revolucionarios, tanto en Rusia como en todo el mundo.”
Las palabras de Lenin fueron seguidas por aplausos de una parte de la asamblea.
En aquellos días, se desarrollaba en los barrios obreros de Petrogrado una campaña de masas para organizar una manifestación que llevara al Congreso de los Soviets las reivindicaciones del pueblo. El Partido Bolchevique se entregó con gran energía a la preparación de este acto de masas.
Queriendo adelantarse a esta manifestación organizada libremente por los obreros y especulando con la idea de utilizar en su provecho la actitud revolucionaria de las masas, los mencheviques y socialistas revolucionarios del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado resolvieron convocar una manifestación en la capital para 18 de junio. Estos enemigos de la revolución creían que la manifestación se procesaría bajo consignas antibolcheviques, pero lo que se vio fue lo opuesto. La demostración confirmó por completo el fracaso de los mencheviques y socialistas revolucionarios, y el fracaso del gobierno provisional en la capital.
En medio a toda esa convulsión social, el día 18 de junio, el gobierno provisional, apoyado en el I Congreso de los Soviets, decidió proseguir con su política imperialista. Y, atendiendo a los intereses anglo-franceses, lanzó las tropas del frente a la ofensiva. Era una medida desesperada de la burguesía que veía en esta ofensiva la única posibilidad de acabar con la revolución, tomando todo el poder en sus manos, expulsando los Soviets y aplastando los bolcheviques. Sin embargo, como era imaginable, la ofensiva fracasó.
El desgaste de las tropas, la completa falta de legitimidad en los objetivos perseguidos con la ofensiva, la escasez de suministros y la desconfianza en los mandos contribuyeron con el fracaso. Así, las noticias del ruidoso fracaso de la ofensiva excitaron aún más los ánimos en la capital. La indignación de obreros y soldados no tenía límites.
El victorioso 18 de junio
Sobre la grandiosa manifestación de 18 de junio, Stalin escribió el artículo intitulado La Manifestación, publicado en el Pravda (La Verdad, en ruso), nº 86, en 20 de junio. Algunos tramos extraídos de este artículo dan muestras de la grandeza y del carácter de clase de la imponente movilización:
“Día luminoso, lleno de sol. El cortejo de los manifestantes es interminable. De la mañana a la noche desfiló en dirección al campo de Marte. Una floresta sin fin de banderas. Cerrados todos los establecimientos y todas las empresas. El tráfico es interrumpido. Los manifestantes bajan las banderas al pasar delante de los túmulos de los que cayeron. Marsella y La Internacional se siguen al himno Tumbaste víctimas. El aire está lleno del estrépito de las aclamaciones. Continuamente resuenan las consignas: ‘Abajo los diez ministros capitalistas!’, ‘Todo el poder al Soviet de Diputados Obreros y Soldados!’. En respuesta, se elevan de todos los lados sonoros ‘Hurras!’ de aprobación.
Al hacer el balance de la demostración, lo que reluce es la ausencia de la burguesía y de sus compañeros de viaje. Diferentemente de la demostración realizada por ocasión de los funerales, durante la cual los obreros se perdían en el mar de los filisteos y de los pequeño- burgueses, la demostración de 18 de junio fue una demostración puramente proletaria, ya que los manifestantes eran en su mayoría obreros y soldados. Los cadetes2, desde la víspera habían declarado el boicot a la demostración, afirmando a través de su Comité Central que era necesario ‘abstenerse’ de participar de ella. Y, realmente, los burgueses no sólo no tomaron parte en ella, como literalmente se escondieron. En la Avenida Nevski3, habitualmente repleta de gente y rumorosa, faltaban hoy completamente los habituales frecuentadores burgueses.
En suma, esta fue una demostración efectivamente proletaria de los obreros revolucionarios, que guían los soldados revolucionarios.
La alianza de los obreros y de los soldados contra los burgueses en fuga, mientras los pequeño- burgueses se mantienen neutros: ese es el aspecto externo del desfile de 18 de junio. […]
El desfile de 18 de junio no fue una simple marcha, un cortejo de manifestantes, como indudablemente fue la manifestación por ocasión de los funerales. Fue una demostración de protesta, una demostración de las fuerzas vivas de la revolución, que llevaba en cuenta el cambio verificado en las correlaciones de fuerza. […]
Todo el carácter de las consignas, que traducían protesta contra las ‘órdenes’ del gobierno provisional, contra toda su política, demuestra ciertamente que la ‘manifestación pacífica’, que se quería convertir en una marcha inocua, se transformó al contrario en una poderosa demostración de presión sobre el gobierno. […]
En suma: la enorme mayoría de los manifestantes (en total 400.000 – 500.000) expresó abiertamente su desconfianza contra la política de conciliación con la burguesía; la demostración desenvolvió con las consignas revolucionarias de nuestro Partido.
El partido que goza de la confianza de la enorme mayoría de los obreros y de los soldados de la capital […]”.
Acerca de la gran manifestación de junio Lenin también escribió el artículo El Dieciocho de Junio, publicado en el Pravda de 20 de Junio (3 de Julio) de 1917. Siguen algunos tramos del importante artículo:
“El 18 de Junio entrará, de un modo o de otro, en la historia de la revolución rusa como un día de viraje.
La posición recíproca de las clases, su correlación en la lucha entre sí, su fuerza, especialmente en comparación con la fuerza de los partidos — todo esto se reveló en la manifestación de domingo de manera tan nítida, tan clara, tan impresionante que, sea cuál sea el curso y sea cuál sea el ritmo del desarrollo del futuro, lo que se ganó en conciencia y en claridad es gigantesco.
La manifestación disipó en pocas horas, como una mano llena de polvo, las palabras huecas sobre los ’bolcheviques conspiradores’, y demostró con indiscutible claridad que la vanguardia de las masas trabajadoras de Rusia, el proletariado industrial de la capital y sus tropas están, en su aplastante mayoría, en consonancia con las consignas siempre defendidas por nuestro partido.
El paso cadencioso de los batallones de obreros y soldados. Aproximadamente medio millón de manifestantes. La unidad de una ofensiva de conjunto. La unidad en torno a las consignas, entre las cuales tenían enorme preponderancia: ‘todo el poder a los Soviets’, ‘Abajo los diez ministros capitalistas’, ‘Ni paz separada con los alemanes, ni tratados secretos con los capitalistas anglo-franceses’, etc. Nadie que haya visto la manifestación quedó con la menor duda sobre la victoria de estas consignas entre la vanguardia organizada de las masas de obreros y soldados de Rusia.
La manifestación del día 18 de Junio se convirtió en una manifestación de las fuerzas y de la política del proletariado revolucionario, que indica la dirección a la revolución, que indica la salida del impasse. En esto reside la gigantesca importancia histórica de la manifestación de domingo, en esto se distingue fundamentalmente de las manifestaciones el día del funeral de las víctimas de la revolución y el día 1° de Mayo. Aquella fue un homenaje unánime a la primera victoria de la revolución y a sus héroes, un mirar retrospectivo que el pueblo dirigía sobre la primera etapa para la libertad, recorrida tan rápida y tan triunfalmente. El 1° de Mayo fue una fiesta de deseos y esperanzas, conectados a la historia del movimiento obrero mundial, a su ideal de paz y socialismo […].
En este sentido el 18 de Junio fue la primera manifestación política de acción, una demostración — no en un librito o en un periódico, pero en la calle; no por los dirigentes, pero por las masas –, una demostración de como las diferentes clases actúan, quieren actuar y actuarán para llevar la revolución para adelante.
La burguesía se escondió. En una manifestación pacífica organizada por la evidente mayoría del pueblo, con libertad de consignas partidarias y cuyo fin primordial era pronunciarse contra la contrarrevolución, la burguesía se negó a participar en tal manifestación. Es comprensible. Es la burguesía que es la contrarrevolución. Se esconde del pueblo, organiza contra el pueblo verdaderas conspiraciones contrarrevolucionarias. En la jornada histórica de 18 de Junio, los partidos que hoy gobiernan en Rusia, los partidos de los socialistas-revolucionarios y mencheviques, se revelaron con claridad como los partidos de la indecisión. Sus consignas expresaban indecisión y fueron seguidas, claramente, a los ojos de todos, por una minoría. Quedar parado, dejar por ahora todo tal como está: he ahí lo que ellos aconsejaban al pueblo con sus lemas, con sus vacilaciones. Y el pueblo sentía, y ellos sentían que eso era imposible.
Basta de vacilaciones, decía la vanguardia del proletariado, la vanguardia de las masas de obreros y soldados de Rusia. Basta de vacilaciones. La política de confianza en los capitalistas, en su gobierno, en sus vanos esfuerzos reformadores, en su guerra, en su política de ofensiva, es una política desesperada. Su falencia está próxima. Su falencia es inevitable. Será también la falencia de los partidos gobernantes de los socialistas-revolucionarios y mencheviques. La ruina se aproxima más y más. Es imposible salvarse de ella de otro modo a no ser por medidas revolucionarias de la clase revolucionaria en el poder.
Que el pueblo rompa con la política de confianza en los capitalistas, que deposite la confianza en la clase revolucionaria, en el proletariado. En él y sólo en él está la fuente de la fuerza. En él y sólo en él está la garantía de que servirá a los intereses de la mayoría, los intereses de los trabajadores y explotados, aplastados por la guerra y por el capital, capaces de vencer la guerra y el capital!
Una crisis de proporciones inauditas se abatió sobre Rusia y sobre toda la humanidad. La única salida reside en confiar en el destacamento avanzado y mejor organizado de los trabajadores y explotados, apoyar su política. […]
Fuera de una plena confianza de las masas populares en su dirigente, el proletariado, no tiene salida.”
Las masas de soldados y obreros se liberaban en ritmo creciente de la niebla de las posiciones conciliadoras de mencheviques, socialistas-revolucionarios y otros contrarrevolucionarios. En 4 de junio, un concurrido mitin de obreros y soldados en Kiev aprobó la resolución bolchevique del pasaje del poder para los Soviets. En 7 de junio, en Moscú, los soldados del 36º regimiento de reserva reivindicaron la entrega de Todo el Poder a los Soviets, protestando contra la guerra imperialista y la actividad de los “ministros socialistas, que no van al encuentro del movimiento obrero y nos privan a nosotros, soldados, de los derechos cívicos y nos amenazan con el presidio”. En 8 de junio, una asamblea de 200 obreros de la Fábrica Stari Parviainen adoptó la entrega de Todo Poder a los Soviets y manifestando total confianza en el Comité Central del Partido Bolchevique.
La tensión general crecía sin cesar, así como la organización y la popularidad de las posiciones bolcheviques en medio a las masas, abriendo camino para la derrocada del gobierno de coalición y la victoria del Poder soviético. Hecho este que vendría, en los próximos meses, a poner fin a la dualidad de poderes en Rusia con la insurrección y la victoria de la revolución socialista.
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Notas:
1 – Utilizaremos aquí siempre las fechas conforme el Calendario Juliano, destacando siempre en las fechas más importantes su correspondencia también en el calendario gregoriano.
2 – Miembros del Partido de la Burguesía.
3 – Avenida Nevski: Principal avenida de la ciudad de Petrogrado.
Referencias:
Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S, [Redactado por la Comisión del Comité Central de la P C de la URSS., aprobado en 1938], Río de Janeiro: Victoria, 1945.
LENIN, V.I. Obras Escogidas en Tres Tomos, t.2, pp. 103-111, Lisboa/Moscú: Editorial Adelante, Ediciones Progreso, 1978.
NENÁROKOV, Albert. Historia Ilustrada de la gran Revolución Socialista de Octubre – 1917 en Rusia, mes a mes. Moscú/Lisboa: Ediciones Progreso, Editorial Adelante, 1987.