El oportunismo hundirá la vieja orden

Charge: Vini Oliveira

El oportunismo hundirá la vieja orden

Charge: Vini Oliveira

Después de la condena de Luiz Inácio en primera instancia por el juez Sérgio Moro, el PT y su apéndice el PCdoB resolvieron colocar en las calles la campaña “elección sin Lula es fraude”. La farsa es fácilmente desenmascarada por el histórico de todas las elecciones realizadas en Brasil, inclusive las cuatro en que los petistas fueron vencedores.

El voto en la República Democrática

La revolución burguesa (siglos XVIII y XIX) al abolir, inclusive, físicamente la aristocracia y su anciano régimen, estableció la República democrática burguesa. Con el vigor de ser aún una clase revolucionaria, la burguesía eliminó privilegios y, de modo general, democratizó la propiedad de la tierra, dando acceso a ella a los campesinos o desarrollando la producción capitalista en el campo, amplió el mercado consumidor, la industria y, consecuentemente, el proletariado.

El Estado burgués consolidó la independencia nacional, institucionalizó la división de poderes con cargos electivos y la universalidad del voto. Con la fuerza armada que había conquistado el poder lo defendió, anclándose en él, reforzándolo y perfeccionándolo como ejército permanente, además de una máquina burocrática estable y sometida a reglas claras de funcionamiento. El sistema, por lo tanto, tenía una forma que correspondía a su contenido.

Es importante destacar que con el pasaje del capitalismo de su fase de libre competencia a la monopolista, dando surgimiento al imperialismo, y con el adviento del triunfo de la revolución proletaria (la gran Revolución Socialista de Octubre de 1917, en Rusia), producto inevitable de la época imperialista, la burguesía perdió su carácter revolucionario y su democracia entró en decadencia, pasando al proceso creciente de reaccionarización  del Estado burgués.

Simulación de República Democrática

Una república implantada sobre una base económico-social semifeudal y semicolonial sólo podría heredar instituciones con el mismo ADN. Así es que los cambios de forma que ocurrieron en el sistema político (y electoral correspondiente) brasileño, nada más fueron que ajustes en el pacto entre las clases dominantes locales, para dar apariencia de democracia a la dictadura del Estado burgués-latifundista servil del imperialismo.

La implantación del voto secreto y universal con la ampliación del derecho de voto a las mujeres, a los analfabetos y a los cabos y soldados no tuvieron el objetivo de modificar las bases de un sistema electoral apoyado en las oligarquías latifundistas y manipulado por el dinero de la gran burguesía y del imperialismo.

Electoralismo tacaño

 A la falta de argumentos para encubrir su degeneración, ahondando en la lama de las demás siglas del Partido Único y de sus empodrecidos métodos, PT y PCdoB , reafirmando su índole oportunista y revisionista, pactan con los reaccionarios una salida para la salvación de todos los envueltos en los escándalos de corrupción, como está claro para todos, practicados con fines electorales y patrimoniales.

Entre las propuestas salvadoras debatidas por la patota parlamentaria están el Parlamentarismo, proyecto de José Serra/PSDB, y el voto en lista, ambos combinados con voto distrital puro o mixto y elecciones financiadas por el erario. Lo más absurdo, sin embargo, surgió del lado petista como propuesta del diputado Vicente Cândido, como presidente de la comisión parlamentaria que examina la “reforma política”. Cândido, impúdicamente propuso el dilatado plazo de ocho meses, antecedentes a las elecciones, de inmunidad a los candidatos a los cargos electivos, asegurando, así, la posibilidad de un mandato a los corruptos, a la vez que los libra de la cadena.

En verdad, en un sistema político que desde su origen es marcado por cambios casuísticos, para mantener su podrecida esencia, tal propuesta no causa el menor espanto. Viniendo del oportunismo petista, sólo refrenda su electoralismo tacaño.

La izquierda del pantano

 Aferrados al cretinismo parlamentario, autoproclamándose a la izquierda, PT, PCdoB y adjuntos intentan imprimir la idea de que el espectro ideológico de los brasileños se resume al podrecido círculo del Partido Único, en la pretensión arrogante de reducir la realidad al pantano que a tiempos habitan.

Desde una investigación de la Fundación Perseu Abramo y, más recientemente, una investigación de la “Folha de São Paulo”, órgano del monopolio de prensa, este debate sobre el espectro ideológico de los brasileños se desarrolla en el seno del oportunismo electorero y de los intelectuales rendidos y amaestrados en los dictámenes del pensamiento único.

Al insinuar tendencias a la derecha o a la izquierda a partir del papel del Estado en la economía o en la prestación de servicios públicos, sin destacar la cuestión del carácter de clase burgués-latifundista del viejo Estado genocida brasileño, intentan encuadrar la opinión pública llevándola a aceptar el podrecido sistema político vigente, manteniendo su dirección por reaccionarios y oportunistas, en pugnas y colusiones permanente en búsqueda de apoderarse de la gestión de esa decrépita máquina en avanzado estado de descomposición.

Todos iguales

 Buscando la falsa polarización entre izquierda y derecha o de democracia y fascismo, en verdad, el oportunismo intenta chantajear el electorado para alinearlo en el corral de las elecciones.

PT y PCdoB  demagógicamente escenifican protestas contra los cambios en las leyes laborales y  de previdencia, cuando la base de estas propuestas tiene origen en las gestiones oportunistas de Luiz  Inácio y Dilma Rousseff. La creación de un techo para los gastos no fue invención de Temer, ella fue presentada por Nelson Barbosa, ministro de Dilma. También la elevación de la edad mínima para jubilación era ya proyecto presentado por Dilma.

Los trece años de gestión petista fueron de retirada de derechos de los trabajadores y cooptación del movimiento sindical amarillo, siendo lo que preparó el terreno para el feroz ataque cometido por Temer, con el concurso de un Congreso de bandidos a sueldo del capital y del latifundio a servicio del imperialismo.

Por lo tanto, se constituye una falacia la polarización entre expansión de derechos y desmonte golpista. No les funciona más la tesis oportunista (defendida desde la década de 1950 por la dirección derechista del PCB) de gobiernos con una parte conservadora y otra progresista, que a tiempos cacarea João Pedro Stédile, de la dirección nacional del MST, de que la gestión petista fue un “gobierno” en disputa y de lo que se trata es de fortalecer la izquierda.

Pura mentira. Aunque diferenciándose en el discurso y en detalles, ellos son esencialmente todos iguales.

Revolución Sí! Elección No!

 Los revolucionarios no pueden olvidar la necesidad de enfrentar el oportunismo en este momento en que se desarrolla una situación revolucionaria en el país y en que las clases dominantes tontean en la búsqueda de mantener su vieja orden y el oportunismo se presenta como su salvador.

La Revolución está en curso y vencerá con, sin y a pesar de los reaccionarios y oportunistas. ¡Fe en las masas y al trabajo!

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