Concluido el circo electoral en el USA, y con la anticipación para febrero de la versión israelí de esto que se acostumbra llamar en cualquier lugar de "fiesta de la democracia", el pueblo palestino tendrá un inicio de 2009 marcado por la farsa y, por detrás de ella, incremento de la violencia sionista castigando aún más la Franja de Gaza. Es lo que la Historia indica y enseña. Los momentos de transición de poder entre las élites político partidarias yanquis e israelíes acostumbran ser de escenificación de buena voluntad en relación a la llamada cuestión palestina, pero también de truculencia en doble.
Ahora, todo indica que el teatro de siempre conocerá su clímax entre la elección consumada de un "comandante en jefe" de las tropas yanquis y la proximidad de la elección de un nuevo señor de la guerra israelí, lo que acontecerá en febrero. De un lado, el recién electo Obama se presenta como un mediador imparcial entre Israel y aquellos que se auto intitulan liderazgos legítimos de la Palestina, más específicamente el presidente palestino Mahmoud Abbas. Del otro, la primera ministra sionista Tzipi Livni — que asumió el cargo como designada tras la renuncia de Ehud Olmert, en septiembre de 2007 — dice que es necesario esperar por la realización de las elecciones anticipadas para conocer el nombre y la voluntad del nuevo primer ministro. Sería un caso de ética, si no fuera puro embuste.
Esta no es la primera vez que los sionistas alegan o crean un impedimento de última hora, que es convenientemente usado como disculpa para aplazar indefinidamente aquello que es tenido como un "proceso de paz", pero que en realidad no pasa de retórica para que se pueda perpetuar la rutina sangrienta impuesta por los israelíes al pueblo palestino, del cual robaron la tierra para erguieren una patria de mentira, bélica y colaboradora del imperialismo yanqui.
A lo largo de los últimos años fueron muchos los juegos de escena para disfrazar la inmensa presión que los bravos palestinos vienen ejerciendo sobre los invasores.
A finales de 1995, Yitzhak Rabin fue asesinado cuando negociaba con Yasser Arafat, líder palestino que fracasó con su política de comprensión con el enemigo. El sucesor de Rabin, Shimon Peres, no habría hecho avances porque no fue reelecto en 1997. Hasta para Ariel Sharon arreglaron un álibi, llevando la cara dura israelí a un nuevo límite: el truculento primer ministro sufrió un derrame cuando, dicen, estaba a un paso de reconocer territorios palestinos. El propio Ehud Olmert no habría conseguido avanzar con "el proceso de paz" porque se metió en una aventura militar desmoralizante en el Líbano. Por fin, la primera ministra designada, Tzipi Livni, no consiguió formar un nuevo gobierno después de la renuncia de Olmert. Justo ahora, lamentan los cínicos, que ella había comenzado a negociar con Mahmoud Abbas.
Pero esto es apenas un pequeño histórico de la demagogia que caracteriza la dupla entre Israel y USA, que hace tentativas engaño con las cuales sionistas y yanquis intentan llevar los pueblos del mundo en la labia, fingiendo abundar en buena voluntad y empeño en poner fin a la violencia en el Oriente Medio. El caso es que la devolución del territorio invadido hace 60 años y la reparación por los perjuicios y humillaciones impuestos al pueblo palestino a lo largo de todas estas décadas no están, ni nunca estuvieron, en la pauta de cualquier "acuerdo de paz" que pase por la aprobación de los enemigos.
Los verdaderos extremistas
El pueblo palestino sabe muy bien de esta imposibilidad de una negociación justa con Israel y de una mediación legítima de USA. Por esto, los tiempos de escenificación más descarada son también tiempos de indignación aún mayor en la Franja de Gaza, lo que significa que son momentos en los cuales los soldados sionistas reciben órdenes para no quitar el dedo del gatillo.
A finales del año pasado, la administración de Israel rompió el cesar fuego acordado en junio con el Hamas, trayendo de vuelta la violencia más brutal de los misiles y ráfagas cruzando el cielo de la Franja de Gaza y tanques de guerra bombardeando lo que resta de la infraestructura preservada en una tierra sitiada, castigada. En realidad, un cesar fuego poco significa, en la práctica, para todo un pueblo boicoteado política y económicamente en razón de la saña dominadora de dos potencias militares. Además de eso, son comunes las incursiones clandestinas realizadas por el ejército sionista en Gaza, para secuestrar y asesinar miembros de la resistencia, manchando de sangre la tal bandera blanca.
Al contrario de lo que el monopolio internacional de los medios de comunicación intenta hacer creer, la intimidación militar y el aprieto económico contra el pueblo palestino no fueron interrumpidos en el periodo de junio a noviembre del año pasado, cuando Israel intentó colocar la culpa de su decisión de romper el cesar fuego a los propios palestinos, alegando el supuesto secuestro de uno de sus soldados.
Con o sin secuestro, la proximidad de la elección del nuevo primer ministro israelí, lo que acontecerá en las elecciones generales de febrero, impone al partido que está en el poder, el Kadima, que muestre poder de fuego en la Franja de Gaza, bajo pena de ir a la urnas bajo acusaciones de la oposición de fragilidad en lo que concierne a garantizar la seguridad de la población de Israel — como si el miedo y la inseguridad que se vive por allá no fuera fruto de más de medio siglo de crímenes contra el pueblo que tiene la verdadera soberanía de aquella tierra.
Una tierra usurpada más en razón de los intereses imperialistas del USA y menos en nombre del asentamiento del pueblo judío, lo que fue instrumentalizado por los yanquis.
Nuevamente jugando para la platea, los actuales dirigentes de Israel desconversan, diciendo que, para el Kadima, no interesa un proceso electoral simultáneo a combates en Gaza, con derecho a posibles ataques a Jerusalén. Además de eso, ahora alegan también estar corriendo riesgo de ser asesinados por judíos extremistas, olvidándose de mencionar que ellos propios representan el extremo de la prepotencia, de la crueldad y de la fuerza dirigida a todo un pueblo el cual se quiere masacrar.
Cualquier esperanza de victoria palestina que pase por la mesa de negociación formada por israelíes e yanquis no pasa de una ilusión.
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