En inicio de junio el sitio Congreso en Foco divulgó que "desde setiembre de 2007 hasta el último día 30, el Supremo abrió 86 nuevas investigaciones contra diputados y senadores. En total, 123 diputados y 20 senadores — uno en cada cuatro congresistas — son objeto de algún tipo de investigación en la más alta corte del país. Un número aún mayor, apunta el blog de Claudio Abramo: "Datos acumulados en el proyecto Excelencias de la Transparencia Brasil (www.excelencias.org.br) muestran que la Cámara de los Diputados incluye entre sus integrantes nada menos que 178 individuos (o sea, 35% del total de 513 diputados) que responden en segunda o tercera instancia a procesos judiciales por delitos graves o que ya fueron punidos por Tribunales de Cuentas. En el Senado ese índice es de 38%. En la Asamblea Legislativa de Rondónia 58%, en la de Goiás son 73%, etc."
Quien se tome el trabajo y quiera hacer uma pequeña investigación en los sítios de búsqueda, al colocar las palabras corrupción, concejal o diputado, encontrará evidencias en casi todos los municipios y estados brasileños. La podredumbre es general e irrestricta.
Súmense a esto más de mil casos anuales de escándalos en las esferas municipal, estadual y federal del ejecutivo y el lector tendrá una prueba concreta para nuestra afirmación de que el podrecimiento del viejo y decrépito Estado Brasileño es irreversible.
Hechos tan deplorables que inundan los noticiarios policiales poco importan para el Tribunal Superior Electoral que lanzó en marzo una mistificadora campaña para llevar los jóvenes a sacar sus títulos de elector y votar en las próximas elecciones. Mistifica cuando usa imágenes de episodios como la famosa "marcha de los cien mil" y de figuras de nuestra historia que tenían compromiso mucho más profundo con el Brasil de que fortalecer la farsa electoral que sirve de fachada para esta democracia de república bananera. Es apelativa cuando usa un niño que no sabe lo que está diciendo, para tratar de eludir las personas a partir del apelo infantil.
Las dos "hipocresías" de Luiz Inácio
En plena campaña electoral, recorriendo el Brasil para estafar los miserables, Luiz Inácio, durante una solemnidad en el Palacio del Planalto, el 6 de junio, un viernes, se quejó de la legislación electoral: "en el comienzo de julio no podremos más firmar contratos por que la elección en este país, envés de consagrar la democracia, hace quien gobierna parar de gobernar a pesar de tener cuatro años de mandato. Por el falso moralismo de este país se parte del presupuesto que un presidente o gobernador firmar un contrato con el alcalde es beneficiar el alcalde. Es el lado podrido de la hipocresía brasileña, en que uno para un determinado tiempo por que causa sospecha", criticó.
Si él considera que la prohibición es el lado podrido de la "hipocresía brasileña", ¿cuál sería entonces su lado sano? Es probable que piense que sea manipular dinero del presupuesto, transformando el Congreso en una feria y chantajear el pueblo con limosnas y pequeñas obras.
Hipocresía , falso moralismo de verdad es el discurso constatando que los ricos nunca ganaron tanto como en la actual administración y transferir para ellos fortunas como en el caso de los bancos, cuyo "PAC" coloca más de 200 mil millones de reales todos los años en forma de intereses y amortizaciones de la deuda, y el "PAC" del agronegocio con el mantenimiento de la renuncia fiscal, a través de la vende patria Ley Kandir, además del perdón y parcelación de la deuda, liberación de transgénicos y otros "regalos".
Hipócrita y falso moralismo es hacer discurso diciendo que la Amazonia es de los brasileños al mismo tiempo que admite que existan propiedades de un millón de hectáreas; alquilar nuestras florestas a extranjeros por 60 años, con derechos a renovación por igual período; y no perder la oportunidad para elogiar a las excelencias de la dictadura militar; etc.
Al lanzar el demagógico, electorero y "mediático" PAC, Luiz Inácio hizo nada más que colocar en práctica su plan de plantar, en el año de las elecciones municipales, las bases para tratar de hacer su sucesor en las elecciones de 2010. En una farsante incorporación de Getulio Vargas, aprovecha el embalo para tratar de dar sobrevida al capitalismo burocrático brasileño, entregando los recursos de la nación con la mano derecha a la burguesía compradora, con la izquierda a la burguesía burocrática y con ambas a los latifundistas.
La crisis del imperialismo cobra más sangre de los brasileños
Lo que muchos deseaban que fuese apenas una crisis de USA, con solución restricta a sus fronteras, transbordó en una de las más profundas crisis de todo el sistema imperialista. Las recientes elevaciones de las tasas de interés practicadas por el Banco Central de Brasil son parte de lo que el imperialismo cobra de la nación brasileña para mitigar el desfalque provocado por la burbuja inmobiliaria. En su rastro vino la desvalorización del dólar, la elevación estratosférica de los precios del petróleo y de los alimentos.
Estos nuevos elementos de la crisis son combustible harto para impulsar la situación revolucionaria en desarrollo— desigual en todo el mundo, en Brasil y en América Latina— apuntando para la realización de elecciones en medio a la elevación del protesto popular contra la carestía y la violencia policial, por reajustes salariales y principalmente por tierra.
Pese a ser una elección municipal, los electos serán aquellos que asumirán el compromiso de seguir los dictámenes del FMI y del Banco Mundial de garantizar el superávit primario y la responsabilidad fiscal, por ejemplo.
Contubernio y pugna entre la derecha y la falsa izquierda
Es en el momento electoral que se revelan por completo las intenciones, sea de las clases dominantes sea de los pelegos (ávidos por ayudar al capitalismo a prorrogar su fin mientras, a su vez, obtienen una rápida ascensión social) apropiándose de parcelas de la administración del viejo Estado. Es posible, aún a un observador poco atento, percibir que el predominio de una de estas facciones en el gerenciamiento de los municipios, de los estados o de la unión, no cambia nada con respecto al carácter del Estado, después de un período de desgaste de la misma ante las crisis por ella provocada.
Para legitimar la farsa ellos están todos juntos en el discurso de que las elecciones son la esencia de la democracia. Esconden el carácter de clase de la democracia, reconociendo como única democracia la vieja y ultrapasada democracia burguesa con su forma empeorada por tratarse de una semicolonia. La imprenta de los monopolios, a su vez exalta las cualidades de esta vieja democracia juntamente con las "maravillas" del mercado. Como ardorosos defensores de la plutocracia, ellos saben muy bien que tales elecciones solo son ganadas con dinero y este está, principalmente y de forma concentrada, en las manos de la oligarquía financiera, que define a cada dos años quienes serán los electos para los principales puestos gerenciales del viejo Estado.
Como negación de de la democracia proletaria y popular, la tan bendita y adorada "democracia representativa" presentada como mejor y única forma de gobierno, es en realidad la forma más eficiente de la dictadura burguesa preservar su poder y dominación. Es de hecho un sistema empodrecido que solo funciona movido a mucho dinero y todo tipo de corrupción. Encubre con el velo "puro e inmaculado" del sufragio universal la cara monstruosa y cruel de la explotación y opresión burguesas. Además de estimular y exasperar los sentimientos más primitivos del aprovecho, arribismo y personalismo, de las pugnas personales con sus rencores y resentimientos más mórbidos, insufla sin límites el afán del poder personal. ¿Acaso no es esto lo que la sociedad brasileña está harta de vivenciar?
Cuanto a la falsa izquierda que, descaradamente se dice marxista, al ser criticada por participar y cohonestar este proceso pútrido y carcomido por la corrupción hasta la médula, disparatadamente usa el famoso ensayo de Lenin Izquierdismo, la enfermedad infantil del comunismo para justificar su posición. Vean la desfachatez de estos señores oportunistas al pretender esconder su adulación y su capitulación bajo los enseñamientos de Lenin. Cuando escribió este ensayo, en 1919, Lenin pretendía combatir los desvíos de izquierda que asolaban el movimiento comunista internacional, después de la gloriosa revolución de 1917 en Rusia, donde muchos querían simplemente, repetir el suceso de los bolcheviques, mecánicamente sin examinar las características particulares del desarrollo de la revolución en sus respectivos países. Aun así, Lenin advertía, en el inicio del libro, que en todo período del capitalismo el peligro principal para el movimiento comunista internacional y sus organizaciones de combate era el desvío a la derecha, o capitulacionismo y la traición a la clase operaria, a todo el pueblo y al socialismo.
En medio a la militarización un instrumento pacífico
Presentando la realización de las primarias para la elección en USA como el mayor espectáculo democrático de la tierra, los monopolios de comunicación tratan de vender la imagen de las elecciones como el verdadero y máximo ejercicio de ciudadanía. En Brasil, principalmente, los verdaderos derechos de la ciudadanía pasan lejos de los campesinos, del proletariado y del pueblo en general. Lo que se ve es una sociedad cada vez más militarizada y su gerencia policialesca en defensa de los privilegios de una media docena de latifundistas y grandes burgueses, servicial del imperialismo. Estos que al apoderarse de la máquina del Estado aseguran para sí enormes cuantías de recursos extraídos de la nación y del sudor de los trabajadores en detrimento de los mínimos derechos para el pueblo como el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, a la habitación , al saneamiento básico, etc. Aunque estos temas sean discurso obligatorio de todos los candidatos, lo son apenas para engañar los incautos. Su proceso electoral es el principal instrumento de actividad pacífica para perpetuar su poder, desviando las masas del camino revolucionario.
La presión ideológica empuja las masas para participar del proceso electoral, inclusive por su carácter obligatorio, buscando, como hace la nefasta y chantajista propaganda del TSE, inculcar en la cabeza del elector que es de él la responsabilidad de la existencia de malos políticos. Sin embargo hay una creciente indiferencia y hasta repugnancia, por parte de parcelas cada vez mayores del pueblo. Esta indiferencia parte de niveles diferentes de conciencia y motivación, pero en el fondo, considera que el proceso es corrupto y son iguales todos los que en él participan.
Los electores pragmáticos esperan la mejor oferta para decidir su voto. Esta actitud es bastante útil a los candidatos que hicieron un buen fondo de campaña, característica de casi todos los electos. Hay los que indiferentes, llegan a la sección electoral, firman la lista de presencia y colocan su voto en blanco. Los más indignados anulan el voto para todos los cargos o se niegan a participar de la farsa y simplemente, no comparecen a votación.
Una Revolución Democrática para el Brasil
La creciente insatisfacción de nuestro pueblo, antes de lo que se piensa, dará un salto de calidad deflagrando una lucha abierta por el poder. Las masas, principalmente campesinas, ya están convencidas que bajo la gerencia y dirección del oportunismo sus demandas no serán atendidas. Cabe, por lo tanto a aquellos que están comprometidos con una transformación de profundidad en nuestro país, levantar bien alto la bandera de una revolución democrática. Pero, esta deberá ser la Revolución de Nueva Democracia comenzando por la revolución agraria para barrer los restos del atraso de las relaciones de propiedad latifundista y semifeudal de la tierra, pavimentando el camino para la liquidación del capitalismo burocrático y la dominación imperialista de manera ininterrumpida al socialismo.
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