Traducido por Enrique F. Chiappa

Una gran fiesta reúne campesinos en el municipio de Campina Verde, Minas Gerais. Ellos conmemoran la conclusión del corte popular. Es eso mismo: popular. Los propios campesinos, cansados de esperar que el Incra (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) hiciese su trabajo, dividieron sus lotes, colocando en práctica la consigna adoptada de ¡Conquistar la tierra, destruir el latifundio!

Hace tres años, todos trabajaban exclusivamente para el latifundio. En la cosecha de café, en el trabajo casero, para ordeñar y mismo de diarista. Pero vino la Liga de los Camponeses Pobres del Centro-oeste y trajo la causa cristalizada en la lucha. Los explotados de la tierra, empeñados en conquistar un pedazo de tierra, no descansaron hasta llegar este momento que tanto ansiaban: el de cortar la tierra y dividirla entre todas las familias.

Son campesinos, oriundos de la lucha por la Hacienda Salitre, en Patrocinio (MG), libertada por la primera vez en 8 de noviembre de 2003, cuando resistieron por dos veces al aparato represor del Estado. También vinieron campesinos de otras batallas, como los de la Hacienda Fortaleza (Patrocinio, MG).

Ellos sabían que sin lucha no habría tierra. Algunas familias quedaron por el camino, no soportaron las dificultades. Los que persistieron fueron, sin duda, los más corajosos y decididos, los que sin dudar, enfrentaron el latifundio, con su Estado y su policía.

Y son esos campesinos ahora que construyen, a los pocos, enfrentando muchas dificultades, un pedazo de su democracia. Por lo menos ahí, en el pedazo de piso donde ellos mandan.

Y nada de eso es fantástico o caído del cielo. Es lo nuevo verdadero, por que ahí no existen más relaciones de producción basadas en la explotación del hombre por el hombre. Existen si, propiedades individuales, familiares que, todavía tienen necesidad de se juntar en determinadas situaciones para establecer relaciones de colaboración. O sea, establecen un tipo de relaciones de producción basadas en la ayuda mutua, siendo común aquellas familias formaren brigadas (ver AND 31, el artículo "Cuando hombres libres producen").

El corte popular — también una forma de ayuda mutua-esta siendo realizado, por ejemplo, en el municipio de Campina Verde, MG, en las áreas, Conquista dos Palmares y Cachoeriña. Las áreas, según la Liga de los Camponeses Pobres, fueron negociadas con el Incra para solucionar conflictos del latifundio denominado Fazenda Salitre (en Patrocinio MG). Es una región del Triángulo Minero dominada por grandes terratenientes, también creadores de ganado Nelore, actuantes en la truculenta Unión Democrática Ruralista UDR.

Entonces, transferidos del municipio de Patrocinio, los campesinos ya viven en esas dos áreas de Campina Verde hace casi dos años y en todo este período buscaron producir sus alimentos y los del pueblo alrededor. Ellos se recusan a permanecer sentados junto a la estrada esperando el Incra regularizar la tierra, como hacen determinados movimientos dirigidos por el mismo cartel oportunista que participa del gobierno "brasileño".

Ellos asumieron el comando del área. En ella se plantaron arroz, mandioca, zapallo y otros alimentos, hicieron sus huertas y criaron animales.

Cortar las tierras

Para la Liga de los Camponeses Pobres, el período del acampamento con su régimen, por su propia naturaleza, impone muchas restricciones. Por eso, deben tener la menor duración posible. El objetivo del movimiento no es de mantener acampamentos, si no, de conquistar la tierra y libertarla. Significa que cada familia campesina tenga su lote y su casa, con todos los recursos necesarios para disfrutar de una vida digna y saludable, una vez que trabajan y, por lo tanto necesitan ser libres. Por eso siempre que hay una definición acerca de la tierra que va ser comprada o desapropiada, es inevitable que se inicie una discusión sobre como "cortarla"; quiere decir, de que manera (e inmediatamente) dividir la tierra en lotes.

En el caso de las áreas Conquista dos Palmares y Cachoeriña, la propuesta de hacer el corte popular surgió en una sesión de la Asamblea Popular organizada en el área Conquista dos Palmares.

La sugestión fue de proponer a las familias de todas las áreas que -en esas condiciones y dirigidas por la LCP- se unieran para adquirir los aparatos necesarios para la ejecución del corte. Esta medida drástica y corajosa por parte de los campesinos, ya que ellos disponen de poco dinero para el sustento de sus familias, es una respuesta a la demora del Incra en realizar la parcelación de las tierras.

El campesino Helio Batista, uno de los coordinadores del área de Cachoeriña, ve el corte popular como un decisivo momento político de los campesinos:

— El corte es muy importante. Estamos hace mucho tiempo esperando. En ese ambiente de mentiras mantenido por el latifundio, con su Estado, sus leyes y policías. Hasta ahora ellos no resolvieron nada. Entonces para resolver nuestro problema, nosotros nos unimos e hicimos un trabajo mutuo, juntando varios acampamentos y compramos algunos instrumentos de trabajo. Con ellos, nosotros vamos cortar las tierras que el Estado y el Incra no quieren cortar. Ahora mostramos la verdad. Si el Estado no quiere, el pueblo que necesita, es que hace.

Sebastiana Maria dos Santos, también de Cachoerinha, completa:

— Nosotros no podemos depender del Incra. Por ejemplo si usted recibe un fomento- que es dinero prestado-¿por cuanto tiempo estará pagando? Nadie consigue pagar. Es mejor nosotros mismos organizarnos en grupos de ayuda mutua de que esperar por el Incra y ese Estado. Prefiero enfrentar las mayores dificultades, pero libertar nuestra capacidad de trabajo. El corte popular es un impulso en nuestra vida, en nuestra lucha. Esto muestra que nuestra causa y que nuestros métodos son justos y funcionan. Todo por que el pueblo encontró una forma de se organizar para conquistar la tierra. Luchar y después esperar por el gobierno es desperdiciar nuestra lucha. No funciona nada. Seríamos esclavos de los terratenientes por toda la vida.

El corte popular es la parcelación de la tierra en lotes individuales, que serán repasados a cada familia. Generalmente, en áreas destinadas a la "reforma agraria", el Incra es responsable por hacer la división de los lotes. Pero como el Incra siempre tienta postergar al máximo la entrega de la tierra a los campesinos, la LCP incentiva a organizar el corte popular. La diferencia esencial no es como se hace, pero quien hace el corte, explican los campesinos:

— La diferencia es que el corte se realiza más rápido y esto es muy importante. No precisamos esperar por el Estado y es el pueblo mismo quien hace. Imagine esperar 10, 20 años por el Incra. Muchas veces ellos no hacen corte alguno. Ellos cortan una hacienda a cada cinco años para decir que están haciendo "reforma agraria" y al final no están haciendo nada. ¿Qué reforma agraria es esa? Solamente precisa, entonces el pueblo se organizar y resolver el problema con su propio cerebro y manos. No precisa más del Estado. Vamos probar que el pueblo no está dispuesto más a esperar. Más de que probar, vamos gobernar nuestra vida — afirma Helio Batista .

— Yo pensaba que el corte era algo diferente, una cosa del otro mundo, por que el Incra demora mucho para hacer. Pero el corte popular es hecho a través de la organización, de la fuerza del pueblo. Y lo más importante: es una decisión de los campesinos — explica José Carlos Gonçalves de Souza, también del área de Cachoerinha.

Las asambleas del pueblo

En todo el proceso de ese tipo de distribución de la tierra, la Asamblea Popular es el órgano máximo de deliberación, además de ser el centro de discusión de todas las etapas. A propósito, la Asamblea Popular es la organización suprema de los campesinos en el área, aquella que juzga, legisla y ejecuta, según sus intereses y los del pueblo de una manera general.

— Todo es discutido y aprobado en las sesiones de la Asamblea del pueblo, donde los campesinos organizan su Poder — explica Helio Batista. Elisabete Moreira dos Santos, del acampamento Cachoerinha, completa:

— Yo no participé directamente del corte, pero todos nosotros participamos a través de de la Asamblea y entre las familias, donde el corte era discutido con todos. La Asamblea con su método de discusión y aprobación, todo decidía. Desde la discusión sobre la compra de los aparatos, fue todo muy democrático. Aprendimos a pensar juntos teniendo opiniones diferentes, pero los mismos intereses, entonces, la misma política y una misma dirección. De esa forma se torna posible oír todo mundo, como nunca se oyó.

El proceso de la división de la tierra, según el método del corte popular, es organizado por etapas: primero, se adquieren los instrumentos para medir la tierra. En segundo lugar, se instruye sobre el manoseo de los instrumentos. Se hace el trabajo de campo y, después en la oficina, se promueven correcciones y se confeccionan los mapas. Por último se realiza el sorteo de los lotes que todos conocen.

El trabajo de campo es un trabajo de topografía, de reconocimiento bien detallado del terreno. Consiste en definir y localizar los accidentes geográficos del área.

A través de esta definición es posible determinar las medidas del área y el perímetro para representarlos por medio de una carta topográfica. Sin ese trabajo, la división de la tierra se torna pobre, por que es preciso conocer el área en todos sus detalles.

Hoy, tenemos condiciones de, inmediatamente después de detallar el área, confeccionar por lo menos dos mapas, con la localización y delimitación de cada lote. Son mapas distintos para que los campesinos puedan escoger el modelo que mejor atiende a sus necesidades inmediatas y futuras.

Estudiantes del pueblo

En esta etapa del trabajo fue importante el apoyo que los campesinos recibieron de un topógrafo de la ciudad de Uberlandia y de los estudiantes que sirven al pueblo, un contingente de militantes del Movimiento Estudiantil Popular Revolucionario. Ellos estuvieron presentes en las actividades del escritorio, y también participaron del propio trabajo de campo.

La gran mayoría de los campesinos nunca había manoseado los instrumentos de topografía. Bastó aprender, ya que la fuerza de voluntad y la capacidad de las masas son infinitas.

— Un compañero nos enseñó a usar los instrumentos, que no fue difícil aprender. Fue rápido- explica Edgar dos Santos, de la Conquista dos Palmares.

Y Helio Batista completa:

— Lo importante es el esfuerzo de cada uno ayudando los demás, organizados en brigadas. Es una práctica excelente.

A pesar de la animación de los campesinos ahora que el corte ya está concluido en un área y en andamiento en otra, ellos no esconden las dificultades que enfrentan y las preocupaciones que los atormentan.

— Las dificultades que tuvimos hasta ahora fueron las de comprar los instrumentos y manosearlos. Conseguir el dinero para comprar fue difícil y mucha gente tuvo que trabajar para pagar su parte. Un compañero consiguió tirar de la propia tierra el dinero para pagar su parte, por medio de la producción de ladrillos.- recuerda Helio Batista.

— Yo creo que en el medio de todo esto pasó alguna cosa que dejó tenso todo el pueblo. El Incra estuvo haciendo amenazas , diciendo que no se podía dividir la tierra. Mismo con las amenazas, el pueblo unido se apoyó en sus propias fuerzas e hizo el corte. La verdad es que estas áreas siempre pertenecieron al pueblo y solo faltaba ir encima y tomarlas. Ahora el Incra viene a decir que no tiene condiciones de resolver, que eso es de competencia del Tesoro Nacional. Pero nosotros sabemos que es el corte popular que resuelve. Por eso vamos partir para encima- acrecienta José Bernardo .

Una fiesta, dos

17 de febrero de 2007. Primera fiesta de conmemoración por la división de la tierra. El área revolucionaria Conquista dos Palmares despertó alegre — esto es, para quien consiguió dormir.

— En el día del sorteo quedó todo mundo ansioso, esperando llegar la hora. Yo misma me puse muy nerviosa. No conseguí dormir antes de la fiesta y ni después. Quien recibió el papel del lote fue mi marido. Yo estaba muy ansiosa, no conseguía ni me levantar — relata Ozilândia Pereira dos Santos.

Esta fiesta fue más de que una conmemoración por el final de los trabajos. Por que fue también el gran momento para entregar aquello que — ha generaciones — pertenecía a los campesinos.

Elizabeth Moreira explica:

— El sorteo fue parecido con un bingo. Primero se sorteaban los nombres, después cada uno sacaba un número que iría corresponder al lote de cada persona. Al final todo el mundo quedó muy satisfecho. Lo principal del sorteo es que no había lote malo, ya que el corte de toda el área fue bien pensado y trabajado, de manera a no perjudicar nadie, dejar la culpa en la suerte de los otros.

Por lo tanto no hubo suerte hubo centralismo democrático, trabajo, poder popular instituido. El "sorteo" no pasó de un juego con el mito de la felicidad al acaso. Ningún terreno o vecino era malo, pero significaba conforto seguridad, bienvenidas, afecto. Y ella concluye:

— La fiesta fue muy animada, con carne asada y guaraná. Vinieron muchos convidados de afuera, de los acampamentos vecinos, y hasta de otros movimientos. El corte popular fue la coronación de nuestra victoria. Nosotros sabemos que realmente está aconteciendo, que no es un sueño, que es realidad. El nombre de nuestro sitio es Alcides Becerra, un homenaje al padre de mi marido, fallecido en el decorrer de esta lucha.

En el primero día después del sorteo, lo inevitable: todas las familias querían ver, tocar, sentir la tierra que era de ellos. A pie, las familias fueron a sus lotes, unos más cerca otros más distantes de donde vivían provisoriamente.

Mismo con poco tiempo decorrido desde el corte de la tierra, los campesinos hacen cuestión de explicar como sus vidas ya cambiaron.

— Después del corte nuestra vida ya mudó mucho. Uno sabe que está en lo que es suyo, reconocido por el pueblo. Mi plano es trabajar dentro de mi tierra, derecho; nunca más salir para trabajar para otros que nos exploten- afirma Edgar dos Santos.

Los campesinos preparan más conmemoraciones. En el día 19 de mayo, Conquista dos Palmares realizó la mudanza para los lotes liberados por los campesinos y se inauguró una asociación de las familias. El área Cachoerinha , en mayo, en el mismo estilo distribuyó los lotes.

Las victorias no guardan apenas el sabor de las angustias derrotadas y de la superación de una vida de opresión bajo las botas de los terratenientes, los jueces y de la policía. Hay algo mucho mayor: un mundo nuevo que se descortina, la estrategia y la táctica del pueblo puestas en práctica, y los derechos del pueblo transformados en Poder se propagando por la tierra brasileña.

Maria Helena Saraiva explica:

— El corte está favoreciendo mucho nuestra lucha. Nosotros distribuimos panfletos en la ciudad contando, probando lo que hicimos y lo que debe ser hecho de una vez por todas. Entonces el pueblo piensa "Ah, vamos entrar en la Liga por que el pueblo es fuerte". Esto ha fortalecido todavía más nuestra causa.

Maria Helena Saraiva, concluye con un recado para todos los brasileños iguales a ella:

— Quiero hablar para todos los que quisieren venir, ser dueños de su piso, gente en su tierra llamada Brasil, construyeren su verdadera patria. Para mí, luchar en las hileras de la Liga es muy bueno. En cuanto vivir, lucharé siempre.

Es Helio Batista quien deja el recado para los gobernantes:

— A través del corte popular, vamos mostrar para el sistema del Estado y de gobierno lo que haremos con nuestras propias manos. Nosotros de ahora en adelante, no vamos esperar más por gobierno mentiroso ninguno, que solamente nos quiere empujar para la miseria. Vamos hacer todo con nuestro propio cerebro y con nuestras propias manos. Hasta mudar nuestro país, hasta el pueblo mandar, de norte a sur.