En el USA en agonía con la crisis del imperialismo, ni la gigantesca población carcelaria interna de más de 2 millones de presos escapa a las medidas de aprieto y cortes presupuestarios decretados por la administración yanqui. Se piensa en cobrar diarias de los seleccionados por el sistema penal para mayores o menores estadías en las penitenciarías yanquis, verdaderas instituciones políticas de gestión de la miseria.
Por vías torcidas, se trata del propio Estado penal y policial admitiendo que su inmenso aparato carcelario, siempre en expansión y cada vez más en las manos de los monopolios, funciona como la verdadera política habitacional del capitalismo en descomposición, como hace años ya había observado un gran estudioso del tema, el sociólogo francés Loïc Wacquant. Y no son sólo las diarias. En algunos estados se planea cobrar 10 dólares de los presos cada vez que ellos necesiten consultarse con un médico. ¡En otros, se estudia cobrar por el papel higiénico! Como obviamente la mayoría no tienen dinero para pagar por sus estadías, cuando salgan de la cadena — si salen — aumentarán la masa de estadounidenses acosados para toda la vida por deudas impagables.
En el Reino Unido, el número de niños con edades entre 10 y 15 años trancados en prisiones de Inglaterra y del País de Gales fue multiplicado por ocho desde 1990. Inglaterra es el país europeo con el mayor número de niños mantenidos atrás de las rejas, la mayoría de ellas compuesta de hijos de la clase obrera, pobres y con baja escolaridad. Veinticinco murieron a causa de la violencia en las cárceles en los últimos 14 años.
La propia legislación británica prohíbe la prisión de menores de 14 años — salvo en casos de crímenes graves — pero el Estado encuentra maneras y abusa de las "sentencias de custodia". En 2005, aún bajo la administración de Tony Blair, el gobierno británico llegó a proponer la posibilidad de fichar niños de brazos en caso de su familia tener antecedentes criminales.
Un estudio publicado en el fin de julio por la organización International Centre for Prison Studies mostró que en algunos países ricos los inmigrantes pobres que llegan en búsqueda de mejores condiciones de vida para sí y para su familia son la clientela preferencial de las mazmorras del capital. El país campeón en el encarcelamiento de trabajadores extranjeros es Arabia Saudita, donde el excedente de mano de obra inmigrante de los sectores de construcción civil y petróleo es manejado por la monarquía opresora con maltrato y prisión. Allá, 75% de la población carcelaria no nació en territorio saudita. Es el mayor porcentaje del mundo en esta cuestión. Luego a continuación viene Suiza, país que también se especializó en el control por la vía penal de su gran número de trabajadores inmigrantes.
En USA, las estadísticas muestran que sólo 6% de los detenidos nacieron en otros países, pero eso no incluyó los casi un millón de descendientes directos de inmigrantes latinos que están enjaulados en las penitenciarías yanquis, cerca de 40% del total. En países europeos como Luxemburgo, Bélgica y Grecia, más del 40% de los presos son trabajadores extranjeros.
‘Guantánamo portugués’
Y fue en Grecia que en marzo de este año los detenidos de la prisión de Chania, en la isla de Creta, se levantaron en una vigorosa rebelión motín para denunciar las condiciones insalubres y el abarrotamiento de las celdas en que son mantenidos. Los revelados establecieron una asamblea insurgente para la toma de decisiones consensuales. En un comunicado dirigido a la dirección de la prisión, famosa por su brutalidad, ellos dejaron claro: "¡Una vez más el Estado es el culpable moral de un levante que era inevitable! Las amenazas veladas de represión al levante y de penalizar aquellos de nosotros que hagamos parte de él, como rebeldes-villanos-criminales, no nos meten miedo. El Estado siempre será nuestro enemigo. El terrorismo de Estado no vencerá".
El levantamiento de Chantia contra las mazmorras del capital aconteció en la secuencia al incumplimiento de una promesa hecha por el ministerio griego de la Justicia de liberar varios miles de presos, asumida después de una victoriosa huelga de hambre realizada en coordinación en las prisiones del país en el segundo semestre del año pasado.
En Portugal, el día 16 de julio de este año, un tribunal de Lisboa absolvió 25 personas de los delitos de motín, "daños e incendios", de los cuales fueron acusadas después de participar de una protesta en 1996 en la prisión de Caxias contra las malas condiciones de vida y abarrotamiento. La protesta fue duramente reprimida por los agentes penitenciarios. Los llamados "25 de Caxias" fueron apuntados por la dirección de la penitenciaria y por el Ministerio Público portugués como los cabecillas de lo que se llamó de "motín".
Desde el inicio del juicio, en marzo, ellos recibieron la solidaridad de las masas trabajadoras de Portugal, que realizaron concentraciones en frente al tribunal de Oeiras, donde acontecieron las sesiones, exigiendo la absolución. Las manifestaciones de apoyo llegaron también del pueblo de países como Holanda y España, por medio de presión sobre los consulados portugueses. En Santiago de Compostela, en Galicia, el edificio donde funciona una agencia del gobierno portugués fue atacado en nombre del perdón a los "25 de Caxias".
Actualmente hay 12 mil personas aprisionadas en el pequeño Portugal en un sistema carcelario con capacidad para recibir ocho mil detenidos. La prisión de la ciudad de Monsanto es conocida como "Guantánamo portugués", debido a la rutina de torturas y humillaciones impuestas a los presos. En el año 2000 se constató que la tasa de mortalidad en las celdas portuguesas era el doble de la media registrada en el conjunto de los países europeos.
En Brasil, el número de pobres encarcelados continúa subiendo y las condiciones de indignidad de los presidios siguen agravándose cada vez más. La población carcelaria de Rio Grande do Norte más que duplicó desde 2003. En el mismo periodo el número de unidades carcelarias en el estado subió de ocho para catorce, siguiendo el modelo de política habitacional del capitalismo empodrecido. En la ciudad de Assis, en el interior de São Paulo, los desempleados están siendo encuadrados en la vieja Ley de Vadiagem (vagabundaje). Un mes de furor reaccionario, 51 personas sin trabajo fueron parar atrás de las rejas. Van para la cadena a cumplir por el Estado burgués la pena de la precariedad generalizada de las condiciones de vida en la semicolonia.
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