Ataque contra o Pinheirinho, 22 de janeiro: violência contra as massas é a tônica do gerenciamento de turno
En 16 de enero, cerca de 10 mil personas que vivían hace 8 años en un terreno de São José dos Campos, São Paulo, recibieron una notificación de la justicia provincial ordenando que todos saliesen del local. Las familias de la favela Pinheirinho se prepararon para resistir a la reintegración de posesión suscrita por la jueza Márcia Loureiro, de la 6ª Vara Civil de São José dos Campos. Desde entonces el barrio pobre – localizado en un área de 1,3 millones de metros cuadrados en la zona Sur de la ciudad – se hizo conocido en todo el país. Incontables imágenes fueron divulgadas por internet en los días siguientes mostrando los preparativos para la resistencia: habitantes con palos y escudos improvisados, irguiendo barricadas y esparciendo banderas rojas por la favela.
Durante dos semanas, miles de personas vivieron bajo la expectativa de que, a cualquier momento, fuesen atacadas por las fuerzas de represión del viejo Estado. En ese periodo, el Pinheirinho ocupó los titulares del monopolio mediático y fue tema de debates acalorados en internet y en los vehículos del monopolio de los medios de comunicación.
El día 17 de enero – día marcado para el desalojo – durante toda la madrugada, los habitantes se mantuvieron en vigilia y grupos se alternaban en la seguridad del área. Cerca de 2 mil policías cerraban el cerco a la favela, cuando, a las 5h de la mañana, el abogado de las familias, Antonio Donizete Ferreira, llegó al local con la información de que la Justicia Federal había invalidado la orden de reintegración de posesión.
Dentro y fuera de la favela, la decisión fue ampliamente celebrada como una victoria definitiva de los habitantes del Pinheirinho, mientras oportunistas electoreros de todos los matices se congratulaban. La entrada de la Justicia Federal en la jugada, en una maniobra del PT orientada a afrentar el PSDB en año electoral, desmovilizó los habitantes, que antes se mostraban decididos a resistir. “De pronto”, el día 22, aprovechando la desmovilización de la masa, el gerente estadual Geraldo Alckimin (PSDB) y el alcalde Eduardo Cury (PSDB) ordenaron una acción policial que movilizó más de 2 mil agentes de represión.
A las 6h de la mañana de domingo, policías en 220 patrulleros, un vehículo blindado y dos helicópteros Águila, además de 40 perros y 100 caballos, invadieron el área, aterrorizando los miles de trabajadores pobres que vivían en el local.
Durante el cerco, según denuncias de habitantes, la policía disparó con armas de fuego y, como muestran imágenes divulgadas en internet, lanzó bombas, gas de pimienta y tiros de bala de goma contra las familias, que resistieron con palos, piedras y montando barricadas para impedir la entrada de la PM y de la Guardia Civil Metropolitana en el área.
Un vehículo de la TELE Vanguardia, afiliada de la Globo, y por lo menos 14 coches más fueron incendiados durante la acción policial. Decenas de personas fueron heridas por las fuerzas de represión, incluyendo mujeres, niños, ancianos y deficientes físicos. Varias de ellas fueron atendidas en puestos de salud y hospitales próximos, con excepción de la Unidad de Pronto Atendimento del Campo de los Alemanes, al lado del Pinheirinho, cerrada por orden del alcalde Eduardo Cury. Un muchacho que fue zurrado por policías junto con el hermano relató a nuestro reportaje los momentos de terror que vivió durante el desalojo.
Moradores tiveram suas casas invadidas e demolidas sob a mira de armas
– Nosotros estábamos parados en el portón, cuando llegaron dos coches de policía de la ROTA. Los policías ya descendieron colocando el rifle en nuestra cara. Mi cuñado y yo fuimos agarrados, nos colocaron arrinconados en la pared y comenzaron a golpearnos con la culata del arma. Uno de ellos me dio un puñetazo en las costillas, que me hizo caer. Cuando me levanté ya llorando, él me dio otro puñetazo. Uno de los policías dijo que, si él quisiera, podía colocar el arma en mi boca y estallar mi cerebro que nada le iba a acontecer. Colocaron todo el mundo para fuera de casa. Los niños y mi esposa salieron llorando. Y los policías insultándonos, diciendo que la ROTA estaba allí para limpiarnos, pues nosotros éramos la basura de São José dos Campos. Yo quiero justicia, pues ni trabajar yo estoy consiguiendo de tanto dolor – cuenta el muchacho que prefirió no identificarse.
Por lo menos 18 personas fueron detenidas durante el primer día de la invasión policial, entre ellas, un dirigente del Movimiento de los Trabajadores Sin-Techo, arrastrado por los cabellos por un policía hasta el coche patrullero.
A finales de la tarde, habitantes de la vecina favela del Campo de los Alemanes mantuvieron la resistencia del lado de fuera del Pinheirinho. En el inicio de la noche del día 22, después de más de 15 horas de rebelión, las fuerzas de represión ya habían controlado el área. Desesperados, habitantes buscaron refugio en la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y en el Centro Poliesportivo, a pocos metros del Pinheirinho. Minutos después, la policía llegó a ambos locales lanzando bombas de gas y tiros de bala de goma contra los abrigados. En la ocasión, el ayudante de albañil David Washington Castor Furtado, 32 años, fue alcanzado en la espalda por un tiro de revólver calibre 38 disparado por un guardia civil. El trabajador continúa hospitalizado en estado grave. Hace seis años viviendo en Pinheirinho, la madre de David, Regiane Furtado, de 64 años, conversó con nuestro reportaje.
– Fue un terror. Encerraron las personas dentro de casa. Las golpearon. Nunca vi nada igual. Yo vi en la televisión que alguien había sido baleado. Después vinieron a decirme que fue mi hijo. Mi nuera dijo que, cuando la guardia municipal comenzó a tirar, él se agachó y abrazó a ella y a mi nieto para protegerlos. Entonces el tiro lo acertó en la espalda. Fue una cobardía. Él estaba corriendo riesgo de quedarse parapléjico, pero ahora estabilizó. Yo voy a buscar justicia, porque nosotros no somos bichos – protesta
Cuando el reportaje de A Nova Democracia estuvo en el local, habitantes del Pinheirinho también denunciaron la muerte de tres hombres – conocidos en la favela como Cerol, Buiú y Pelé – y un niño de cuatro años. Sin embargo, los fallecimientos aún no fueron confirmados por las autoridades locales. Según las denuncias, el niño habría muerto sofocado con el gas lacrimógeno disparado por la Guardia Civil durante el ataque al Centro Poliesportivo. Además, los habitantes denunciaron también la desaparición del anciano Ivo Teles dos Santos, de 72 años, visto por la última vez muy herido arrastrándose por las calles del Pinheirinho durante el violento desalojo llevado a cabo por la policía el día 22. Nuestro reportaje conversó con la esposa del señor desaparecido, doña Ororina dos Santos.
– Yo estaba en Bahia. Cuando llegué, nuestra casa estaba demolida con todas nuestras cosas dentro. Nuestros vecinos dijeron que lo vieron correr baleado en la pierna. Dijeron que estaba sangrando mucho. Después, otro vecino lo vio arrastrándose en la calle 2 [principal acceso al Pinheirinho]. Aunque él haya salido del Pinheirinho, fue sólo con la ropa que vestía. Dijeron que los policías lo amarraron antes de dispararle en la pierna. Dijeron que él estaba muy nervioso con la invasión. Ya fui a todos los hospitales y puestos de salud, pero nadie tiene noticias. Aún con las personas diciéndome eso, todavía tengo esperanza de encontrarlo con vida – cuenta doña Ororina, muy emocionada.
En la mañana del día 23 ocurrieron nuevos enfrentamientos. Una vez más la policía lanzó bombas contra las familias que resistían. Treinta personas más fueron detenidas. Bajo la mira de las armas de la policía, algunas familias comenzaron a retirar sus pertenencias de las casas, pero en medio de la tarde del día 24, las viviendas comenzaron a ser demolidas con todo lo que había dentro. Habitantes contaron a nuestro reportaje que perdieron todo lo que tenían, incluyendo ropas, documentos y muebles.
Prosiguiendo con el ataque, la PM prendió otras 11 personas durante la noche del día 24 y la madrugada del día 25. Vídeos amateurs divulgados en internet repercutieron escenas de las atrocidades policiales en el Pinheirinho: habitantes siendo agredidos, policías lanzando bombas en alojamientos improvisados, habitantes denunciando el robo de sus bienes por la policía y la guardia civil.
Las gerencias municipal y estadual iniciaron el proceso de consolidación de la expulsión de las familias suministrando pasajes de autobuses para aquellos que poseen familias, inclusive fuera del estado. El pago de una bolsa-alquiler de míseros 500 reales mensuales para las familias expulsadas también fue anunciado por la gerencia Alckmin. Pero, la mayoría absoluta de las familias expulsadas no tiene para donde ir y están dispuestas a proseguir en la lucha en defensa de sus casas.
Uno habla del otro
Después del desalojo, aprovechando para calificarse electoralmente, la gerencia Dilma Roussef y sus aliados vomitaron incontables críticas al PSDB, partido del gerente estadual Geraldo Alckimin y del alcalde Eduardo Cury, declarados enemigos del pueblo. Sin embargo, vale recordar que esa no es una política exclusiva del PSDB. Al contrario de eso, en Río de Janeiro, el secretario de habitación de la gerencia Cabral, Jorge Bittar (PT), bajo pretexto de la Copa del Mundo en 2014 y de las Olimpiadas en 2016, ha comandado una violenta política de desalojos que ya removió más de 40 favelas de las áreas de interés de la especulación inmobiliaria en la ciudad.
En Pará, en 2007, la entonces gobernadora Ana Júlia Carepa – del mismo PT que hoy critica el violento desalojo de las familias del Pinheirinho – comandó la famosa operación “Paz en el Campo”, que removió, prendió, torturó y asesinó campesinos que ocupaban la hacienda Forkilha, en el sur del estado. En Rondônia, en el fin de 2011, una fuerza de tarea compuesta por el ouvidor agrario nacional Gercino da Silva Filho, representantes del Incra, de la judicatura, delegados, policías militares y del ejército fue movilizada para amenazar y, en caso de resistencia, promover una nueva masacre en las tierras bañadas por la sangre campesino en la Batalla de Santa Elina, en 1995. Las familias decidieron salir y aguardar en un terreno al lado de la hacienda. Ninguna de las promesas hechas por los representantes del Estado fue cumplida.
¿Quién es Naji Nahas?
Para el monopolio de la prensa, ahora, Naji Nahas es un “inversor”. Pero no es la primera vez que Nahas encabeza los noticieros de las páginas policiales, en las cuáles figuró como ladrón, diversas veces.
Nahas nació en el Líbano, en 1947. Se casó con una brasileña y llegó al país con 50 millones de dólares, en la década de 70. El dinero, dicen, fue regalo de la madre, y correspondía a una parte de lo que había sobrado de las empresas de la familia, confiscadas en Egipto, en la década de 50. Con el dinero y mucha especulación montó un conglomerado de empresas.
En 1989, fue acusado de ser el responsable por la quiebra de la bolsa de valores de Río de Janeiro, generando un perjuicio de cerca de R$ 400 millones de dólares. Él ya había sido procesado, en USA, por especulaciones en negociaciones con plata. En 1997, fue condenado a prisión y un día después obtuvo, “milagrosamente”, la revisión de su sentencia y acabó suelto. En 2008, fue detenido nuevamente en la operación Satiagraha – junto con Daniel Dantas y el ex-alcalde de São Paulo, Celso Pitta – acusado de fuga de divisas y lavado de dinero. Fue condenado a 24 años de prisión y multa de 73 mil reales por la quiebra de las bolsas en 89. Pero, Nahas salió de vacaciones para París, Egipto y Líbano, mientras trataba de conseguir la revocación de la sentencia. También fue condenado, en Río, por suspensión de pagos fraudulenta. Recurrió y el proceso está encajonado. En mayo del año pasado, el STF anuló la operación Satiagraha.
El embustero, a veces llamado por el monopolio de la prensa de empresario/inversor y otras de especulador, se vanagloria de sus amistades con la realeza de varios países árabes, que controlan los petrodólares; con Bill Clinton, con celebridades del cine y de la música y, claro, con muchos políticos.
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