Final de la Copa de las Confederaciones es marcada por violentas protestas

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Final de la Copa de las Confederaciones es marcada por violentas protestas

Traducción Enrique F. Chiappa

Eran 7h de la mañana, cuando 11 mil hombres de las tropas de represión del viejo Estado llegaron al estadio Maracanã durante la final de la Copa de las Confederaciones, entre Brasil y España. Habitantes de la región nunca habían visto tamaño contingente de policías militares del Bope, batallón de choque, ejército, fuerza nacional y guardia municipal. Todo para realizar una nueva masacre de manifestantes, algo que a la PM (policía militar) de Río le gusta realizar con especial celo.

A las 10h de la mañana, un grupo dirigido por sindicatos, organizaciones y partidos oportunistas caminó de la Plaza Saens Peña, en la Tijuca, hasta la Plaza Afonso Pena, en el mismo barrio.

Importante destacar que PSOL, PSTU fingieron aceptar la deliberación de la plenaria del Fórum de Lucha Contra el Aumento de los Pasajes, en 25 de junio, que aprobó la propuesta de esas siglas para una manifestación de mañana, desde que se comprometiesen a movilizar las personas para la segunda protesta, a la tarde. Sin embargo, así como en la manifestación de 27 de junio, esos renegados traicionaron vergonzosamente los demás manifestantes, desmovilizando sus militantes. La masa, sin embargo, afluyó en mayor número a la protesta de la tarde, haciendo este acto significativamente mayor y más representativo de los anhelos populares.

Horas más tarde, otro grupo se concentró también en la plaza Saens Peña para un acto, ese sí, rumbo al Maracanã, no importando el coste de la osadía de aproximarse del escenario de la millonaria final de la Copa de las Confederaciones. La manifestación reunió cerca de diez mil personas y recibió saludos por donde pasó, de personas caminando por la calle, habitantes de la región que gesticulaban desde sus ventanas y parpadeaban las luces de sus apartamentos.

Reporteros de la facción dominante de los medios de comunicación intentaron aproximarse y, diferente de lo que ocurrió en el acto de las 10h, manifestantes partieron para cima de los ‘urubúes’ y los forzaron a dejar el local bajo escolta de la PM. Un manifestante llegó a ser detenido, pero fue liberado bajo los gritos de la masa: “suelta, suelta!”.

A cerca de cien metros del estadio, manifestantes se depararon con una barrera formada por más de mil policías, tropa de choque, “caveirão” [nombre dado al blindado asesino de pobres en las favelas de la PM en el Río], perros, agentes de la fuerza nacional de seguridad de Dilma Roussef, Bope, un verdadero esquema de guerra montado por los gerentes de turno que han ido frecuentemente a la televisión a decir que “las manifestaciones tienen que ser pacíficas y ordenadas”.
La masa no se intimidó y se concentró frente a la tropa de la PM, entonando cánticos como: “No va a haber copa!”, “Basta de masacres, policía asesina”, “Fuera Cabral”, etc.

Minutos antes del inicio de la partida dentro del estadio, como si hubiera hora marcada para disolver la protesta, la PM atacó cobardemente. Bombas de gas y balas de goma fueron tiradas contra los manifestantes que resistieron con piedras, petardos y cocteles molotov. Uno de esos artefactos acertó un policía que tuvo la pierna quemada. Después del primer ataque de la policía, lo que se vio fue una gran cacería a los grupos de manifestantes que se dispersaban por las calles vecinas. En diversos momentos manifestantes quedaron encorralados en calles estrechas, siendo atacados con balas de goma y bombas de efecto moral y gas lacrimógeno. Policías pasaron a atacar quién estuviera en la calle indiscriminadamente. Un profesor de la red estadual fue alcanzado en el rostro por un tiro de bala de goma.

– Nosotros estábamos protestando pacíficamente. Sólo queríamos pasaje y ellos comenzaron a tirar bombas en la gente. Mira mi rostro. Yo soy profesor y ese es el tratamiento que yo recibo del gobierno del estado – dijo el trabajador sangrando mucho y limpiando la herida con una camisa con la frase “Respeto a la educación”.

– Nadie estaba haciendo nada malo. Sólo queríamos pasar y ellos nos atacaron. Es eso que ustedes tienen que filmar. Porque quebrar las cosas por la ciudad no es nada. Vandalismo es eso que ellos hacen con la gente – dijo un estudiante.

Incontables denuncias e imágenes demuestran policías tirando con pistola para el alto o portando palos con clavos. Además de eso, la policía inició el ataque próximo a dos estaciones de servicio, colocando en riesgo la vida de los manifestantes y habitantes de la región.

En la Calle São Francisco Xavier, próxima al Maracanã, una villa residencial fue cercada por centenares de policías, después de algunos de sus habitantes acoger manifestantes. Además de los residentes, la represión no respetó abogados que acompañaban la acción, invadieron varias casas y revistaron las personas arbitrariamente. Durante mucho tiempo, helicópteros de la policía dirigían reflectores a los pequeños grupos de manifestantes que volvían para casa.

Al final del juego, a pesar del Brasil haber vencido a España, el clima del lado de fuera no era de fiesta. Hinchas y jugadores sintieron efectos del gas dentro del estadio y habitantes de la región quedaron intoxicados. Hay imágenes de por lo menos cuatro edificios alcanzados por los policías, uno de ellos en un área de ocio donde niños asistían al juego con sus padres. Manifestantes que intentaron llegar al Metro fueron atacados cobardemente por policías. La Red Globo dijo en su reportaje al día siguiente que “manifestantes insistieron en atacar policías”. Sin embargo, imágenes registradas por el equipo de AND muestran que el grupo, que tenía cerca de 200 personas, sólo quería llegar al Metro cuando policías, sin más ni menos, comenzaron a tirar y lanzar bombas. En la ocasión, ningún manifestante fue detenido. Nueve personas y cuatro policías quedaron heridos.

Los vídeos hechos por AND con imágenes de la manifestación pueden ser vistos en el blog de la redacción del periódico: anovademocracia.con.br/blog.

Traducciones: [email protected]

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