Gobierno Joe Biden y su íntima relación con los señores de la guerra y multimillonarios.

Gobierno Joe Biden y su íntima relación con los señores de la guerra y multimillonarios.

En la edición  236 de AND, en la materia  Los dólares y militares por detrás del   Poder Político, se demostró, como dice el dictado, que “quién paga la banda, escoge la música”. El equipo de transición  del más tarde  electo presidente de Estados Unidos (USA) Joe Biden, formada en 7 de noviembre  y en  vigor hasta el día 21 de enero, revela que lo que todos los centenares de nombres  escogidos tienen en común son sus servicios antipueblo prestados a los monopolios de las industrias de armas, grandes bancos y a los  monopolios de tecnología  e información. Cabe resaltar que esas mismas industrias fueron las principales donadoras para las campañas electorales de los dos candidatos a la presidencia.

 

En consonancia  con la revista estadunidense In  These Times, un tercio del equipo de transición  del Pentágono de Biden  es proveniente de organizaciones  patrocinadas por la industria  de armas, entre ellas la Raytheon , proveedora clave de bombas para  USA y la Lockheed  Martin, la empresa responsable por la fabricación  de la bomba que alcanzó un autobús escolar en el norte de Yemen en agosto de 2018, matando por lo menos 26 niños.

 

Industria de la guerra rige el Departamento de Seguridad.

 

En 10/11, Biden anunció las líneas generales del equipo de transición  a través de las agencias del gobierno, que son las responsables por coordinar el trabajo de él y de su  vice, Kamala Harris, con el objetivo de asegurar  una “transferencia de poder tranquila” entre el futuro gobierno y el antiguo, de Donald Trump.

 

La investigación  parcial hecha por la revista In  These Times muestra que,  entre las 23 personas que componen el equipo de transición  de la agencia del Departamento de Defensa, existe la actuación  de tres  grupos principales: el Center for Strategic and International Studies (CSIS), el Center for New American Security (CNAS) y la RAND Corporation. Esos grupos, por su parte,   funcionan como “think tanks”, de la expresión en inglés traducida literalmente por “tanques de pensamiento” y conocidos  en portugués como laboratorios de ideas  o gabinetes de pensamiento. Tratan de “un cuerpo de especialistas que suministran consejos e ideas sobre problemas políticos o económicos  específicos”. Tales organizaciones poseen lazos directos con empresas conectadas a la industria armamentista y/o el Pentágono. Por ejemplo, algunas de ellas reciben financiación de la General Dynamics Corporation, Raytheon, Northrop Grumman Corporation, Lockheed Martin Corporation y otras  fabricantes de armas, así como de empresas petrolíferas.

 

Además de  ofertar servicios de asesoría, esas compañías también actúan como pieza clave en la guerra de rapiña  a través de sus  financiadoras, como la Raytheon, gran proveedora de bombas para la lacaya Arabia Saudí en Yemen. Esa misma empresa ha hecho lobby para impedir cualquier restricción en la venta de armas para Arabia Saudí, con el objetivo de fortalecer militarmente el país aliado yanqui.

 

Ya la otra  financiadora, la Northrop  Grumman, posee drones entre las armas que fabrica. Esa tecnología avanzada es usada como armamento por los militares yanquis en Afganistán, Irak, Somalia, entre otros locales.

 

Por causa de su  actuación indirecta en la guerra de agresión  promovida por el imperialismo yanqui, el think tank CSIS también recibe dinero de   una serie de gobiernos, además del  propio USA: es el caso del Emiratos Árabes Unidos, que se unió al USA y a Arabia Saudí  en la guerra de agresión  contra Yemen y que, juntos, sirve como base para el eje anti Irán. El CSIS, además de eso, recibe indirectamente dinero del gobierno saudita, a través de la empresa petrolífera estatal saudita Aramco, en consonancia  con la In  These Times.

 

Otras tres personas del equipo son provenientes de la RAND Corporation, un think tank que recibe financiación significativa del Ejército yanqui y del Departamento de Seguridad  Nacional (DSN).

 

Ben Freeman, de la Foreign Influence Transparency Initiative, que recientemente elaboró un informe sobre la financiación  de los grupos de consejeros, afirma que la CSIS, el CNAS (que cuenta con dos individuos nombrados por Biden para el equipo de transición  del Departamento de Defensa) y la RAND Corporation están entre los principales destinatarios de la financiación y de los contratantes del Departamento de Defensa del USA.

 

“El CNAS y el CSIS son literalmente número uno y número dos en términos de  donaciones recibidas de contratistas  de defensa del USA en los últimos seis años. La RAND es, de lejos, el principal beneficiario de la financiación del Departamento de Defensa de   cualquier think tank”, declaró Freeman.

 

Para tener una idea de lo que representan esos “consejeros” en el actual gobierno, es ejemplar el caso de Sharon Burke, del equipo de Biden, individuo que trabaja para la New America , que se autodenomina una “red nacional de solucionadores de problemas innovadores”. La organización  recibe financiación del Colegio de Armas del Ejército del USA, la Raytheon, Northrop Grumman y la General Atomics Aeronautical Systems.

 

En otro caso, el funcionario del equipo de Biden, Shawn Skelly, fue más recientemente empleado por la CACI International, que suministra tecnología de la información para sistemas de armas militares del USA. La CACI fue procesada por iraquíes anteriormente detenidos en la famosa  prisión militar yanqui Abu Ghraib, con el argumento de que la empresa desempeñó un papel directo en sus torturas.

 

A partir de eso, claramente se entiende como los representantes de esas industrias de guerra tienen su  lugar ya garantizado y sus  súper lucros bien protegidos a través del DSN. Gobierno después de gobierno, sea él demócrata o republicano, el Pentágono paga los servicios suministrados por esos señores de guerra y utiliza sus productos de destrucción  masiva. Además de eso, los más experimentados, confiables y amaestrados  representantes de la industria de la guerra asumen altos y muy  bien remunerados puestos en el Estado imperialista yanqui.

 

Monopolios de TI y las Fuerzas Armadas

 

El equipo de transición  de Joe  Biden fue siendo acrecido silenciosamente de grandes ejecutivos de los monopolios Facebook y Google. Sin embargo, cuando los nombres de los centenares de funcionarios  del equipo fueron divulgados oficialmente el día 10/11, tales ejecutivos no constaban en la lista..

 

Rachel Lieber, una directora del Facebook y consejera  general asociada, fue acrecida al equipo de la Comunidad de Inteligencia. Deon Scott, un gerente del programa Google y ex-alumno del Departamento de Seguridad  Interna (DSI) de la administración Obama, por su parte,   fue asignado en el equipo del DSI de Biden.

 

También la consejera  general de la transición, Jessica Hertz, que hasta recientemente era, además, directora del Facebook. Hertz inclusive ayudó el monopolio en su defensa en la investigación  de la Comisión Federal de Comercio  sobre privacidad de datos y en el caso de la empresa Cambridge Analytica. La empresa – dirigida en la época por el entonces consejero clave de Trump, Steve Bannon –, por su parte,   utilizó informaciones personales quitadas sin autorización de perfiles  de 50 millones de usuarios  de la aplicación Facebook, en el inicio de 2014, para construir un sistema que pudiera trazar el perfil de cada elector americano,  con el objetivo  direccionarlos con propagandas políticas personalizadas.

 

Además Louisa Terrell, ex liderazgo de lobby para el Facebook, que fue añadida al liderazgo de las relaciones con el congreso del equipo de transición. Terrell ayudó a construir la primera  oficina de lobby del Facebook en Washington durante un periodo de dos  años. Anteriormente, ella fue directora sénior de “política y estrategia  federal” del Yahoo!.

 

Los más altos representantes y beneficiarios  de esos trust  y monopolios  ya habían hecho donaciones millonarias a las campañas electorales de Biden  y Trump  meses antes. Dustin Moskovitz (cofundador del Facebook) y Eric Schmidt (antiguo presidente del Google), fueron algunos de ellos.

 

Para demostrar la relación  umbilical de tales  monopolios de la información y el Departamento de “Defensa” del USA se puede tomar el ejemplo de Eric Schmidt, que, en 2016, se hizo líder del Consejo de Innovación  en Defensa del Pentágono (consejo del cual  el fundador de la Amazon, Jeff Bezos, había participado en el pasado).

 

Google, Facebook, Microsoft, Apple y Amazon, las “Grandes Cinco”, son consideradas por el Estado yanqui indispensables para la “seguridad nacional”, debido a la  obtención de datos privados y privilegiados de las masas de todo el mundo. Esas grandes corporaciones, por su parte,   lucran con las tecnologías e investigaciones militares cedidas a ellas  por el servicio prestado, cuyo ejemplo más nítido es el reconocimiento facial, de origen  y finalidad  militares, incorporado a los smartphones – criticada mundialmente por mascarar, con  la utilización de la tecnología de información  supuestamente “neutra”, la actuación  de reprimir, controlar y alcanzar solamente pueblos marginalizados y oprimidos en sus operaciones, como comprobado con los pueblos negro y palestino. Naturalmente, esa mutua relación entre los aparatos del Estado imperialista y tales  mega corporaciones monopolistas es mediada por las elecciones, por los gobiernos de turno y, consecuentemente, por sus  escusas relaciones.

 

Los bancos también tienen su vez

 

Al investigar el nuevo papel de los bancos, Lenin, en Imperialismo: fase superior del capitalismo, parte de que los bancos crean la forma de la organización económica de toda la sociedad, definiendo los trazos de  una “contabilidad general y de   una distribución general de los medios de producción”. Él atenta para el error que consiste en subestimar el papel que tienen y subraya  la particularidad  de la actuación de los bancos bajo la fase monopolista del capitalismo: “Un puñado de monopolistas subordina las operaciones comerciales e industriales de toda la sociedad  capitalista, colocándose en condiciones primero de conocer  con exactitud la situación  de los diferentes capitalistas, tras  controlarlos, ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación  o la restricción   del crédito, facilitándolo o dificultándolo, y, finalmente, de decidir enteramente sobre su  destino (…)”.

 

Eso se expresa en el embrión del gobierno de Joe  Biden. A mediados de  diciembre de 2020 fue publicado por la revista Politico que dos grandes ex ejecutivos de Goldman Sachs (supergrupo financiero yanqui) estaban en su equipo de transición. Otros también ya habían trabajado para megaempresas de “consultoría” financiera como McKinsey & Co. y Boston  Consulting Group, unas de las mayores del país. Junto de otros  ejecutivos de monopolios, sus nombres sólo aparecieron en la lista de componentes del equipo después de su  divulgación oficial, añadidos de forma silenciosa.

 

Goldman Sachs, por su parte,  es antigua en las prácticas de manipulación  a través del mercado financiero. La propia  empresa admitió, en 2016, que estafó inversores durante la crisis  de superprodução  de 2008. En 2011, la Subcomisión  Permanente de Investigaciones  de Senado del USA divulgó un informe que alegaba que el banco habría engañado los inversores, al asegurarles (falsamente) que los títulos que vendía eran apoyados por hipotecas sólidas, cuando, en realidad, la firma sabía que había títulos de hipotecas que inmediatamente fracasarían y buscó  lucrar con el colapso del mercado hipotecario a cuestas de los inversores.

 

No obstante, luego después, el banco de inversiones recibió cerca de 13 mil millones de dólares – más que otra empresa – de los pagos de contrapartida de la American InternationalGroup, monopolio de seguros; otros 10 mil millones de dólares en dinero fueron recibidos, a través del Programa de Alivio  de Activos  en Problemas (TARP, en inglés) del gobierno1 y un  récord de 11,4 mil millones de dólares fueron entregados para bonos de los altos funcionarios en el primer semestre de 2009.

 

Goldman también fue acusada de   una serie de otros  delitos, inclusive de relaciones  promiscuas con  el gobierno federal yanqui a través de   una “puerta giratoria” de funcionarios. Esa es la expresión  que indica movimiento de ejecutivos entre las funciones de legislador y regulador, por  un lado, y los miembros de las industrias afectadas por la legislación  y reglamentación, por otro.

 

Eric Goldstein, que forma parte del equipo de transición del DSN de Biden , y Monica  Maher, que forma parte del equipo de transición  del Consejo Nacional de Seguridad , ya asumieron altos cargos en la empresa..

 

El hecho de que miembros  de Goldman Sachs (que fuera fundada en 1869) formen parte de los gobiernos de turno del partido único de la burguesía, demócrata o republicano, inclusive, ya es una práctica secular.

 

Ya la McKinsey, también entre las mayores y que existe hace casi un siglo, trabaja actualmente con compañías de seguros de salud , fabricantes de medicamentos, prisiones, instituciones de fiscalización  de inmigración  para  USA y gobiernos  ultra reaccionarios en todo el mundo.

 

Como parte de su  conexión con prisiones e instituciones de fiscalización  de inmigración  para  USA, el monopolio de inversiones propuso cortes en los gastos con alimentación, cuidados médicos y supervisión  de los detenidos en los campos de detención  de migrantes en USA.

 

Delante de eso, queda claro que Joe Biden, que ahora ocupa el más alto puesto del imperialismo yanqui como “presidente democráticamente electo”, no es, al contrario de lo que afirman los oportunistas, revisionistas o desavisados de toda suerte, “menos reaccionario” en relación a Donald Trump. Como anteriormente afirmado en la edición  236, Joe Biden o Donald  Trump, “demócrata” o “republicano”,  tendrá que cumplir las nuevas tareas reaccionarias que se presentan delante de esa crisis sin precedentes. Entre ellas, la de que sólo por medio de   un dominio impar de las fuentes y rutas mundiales energéticas y de otras  materias primas podrán los imperialistas yanquis enfrentar la colosal  crisis económica, social, política y moral que amenaza explotar todo el sistema capitalista.

 

 

 

 Nota:

 

    El Programa de Alivio  de Activos  en Problemas (TARP, sigla en inglés) es un programa del gobierno de Estados Unidos para adquirir “activos tóxicos” y patrimonio  de instituciones  financieras para fortalecer su sector financiero. El programa fue aprobado por el Congreso y firmado  en ley por el Presidente George W. Bush en 3 de octubre  de 2008. Fue un componente de las medidas del gobierno en 2008 para enfrentar la crisis  de las hipotecas subprime.

 

Un “activo tóxico” es un activo financiero que cayó significativamente de valor y para el cual  no hay más un mercado en funcionamiento. Tales activos no pueden ser “vendidos a un  precio satisfactorio para el detentor”. Básicamente, el gobierno del USA compra los activos fracasados de las instituciones financieras para ahorrarlas del perjuicio en caso de crisis.

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