“Golpearon la cabeza del pibe contra la pared”

“Golpearon la cabeza del pibe contra la pared”

Mãe de Paulo Roberto denunciou as atrocidades policiais.

En la tarde del día 18 de octubre, habitantes de la favela de Manguinhos, en la zona Norte de Río de Janeiro, se sublevaron contra policías de la Unidad de Policía Pacificadora. El motivo de la revuelta fue el asesinato del joven Paulo Roberto Pinho de Menezes, de 18 años, por policías de la UPP en la noche anterior. Mientras la policía dice que el joven “tropezó y se cayó”, habitantes y la madre del muchacho dicen que él fue zurrado hasta la muerte por policías. El equipo de AND fue conducido por vecinos hasta la callejuela donde Paulo Roberto fue asesinado. Todos gritaban y señalaban la pared mostrando las marcas de sangre que, más tarde, los peritos confirmaron ser humano. Un habitante contó como todo aconteció.

— (Policías) Golpearon la cabeza del pibe contra la pared. Él gritó y ellos se quedaron mirando. Ni siquiera permitieron que los vecinos hiciesen nada. Había gente desde la ventana implorando para socorrerlo, pero los policías no dejaron. Ellos mandaban cerrar la puerta y salir de la ventana — reveló la testigo que no se identificó.

Madre del joven, la ama de casa Fátima dos Santos, de 54 años, dijo tener certeza que su hijo fue asesinado por agentes de la Unidad de Policía Pacificadora. Desde el día 16 de enero de este año, la UPP ocupa las favelas de Manguinhos, Jacaré y Mandela, que componen el Complejo de Manguinhos.

—  ¿Porque mataron sólamente mi hijo? Él no estaba solo. Lo escogieron y lo golpearon. Cerraron la calle y no dejaron nadie pasar para poder hacer aquella cobardía sin que nadie viese. Cuando llegué, yo dije: ‘¡Yo soy la madre de él y voy a pasar sí!’. Cuando tomé mi hijo en mis brazos él aún estaba dando sus últimos suspiros. Los policías dijeron que habían llamado la ambulancia, pero no había más esperanza. Ellos mataron mi hijo. Si él estaba haciendo alguna cosa equivocada, tendrían que haberlo llevado para la comisaría. Uno de los jóvenes que vio todo, que estaba con él, dijo que él levantó las manos y la camisa y dijo “sin violencia, señor”, pero ellos [policías] comenzaron a agredirlo. Las personas tomaron el cuerpo y lo llevaron hasta la plaza para colocarlo en un taxi, pero un patrullero llegó antes y lo llevó. Aun así, fue tarde. Él ya estaba muerto — lamenta la madre.

Cuando AND llegó al local, ouvidores de derechos humanos exigían respuestas de los oficiales de la UPP y habitantes gritaban por justicia. Piedras fueron lanzadas en los policías. En la protesta, habitantes dijeron que, más temprano, policías habrían disparado munición real contra manifestantes y recordaron el caso del joven Matheus, muerto en Manguinhos en marzo tras ser alcanzado por un tiro de pistola taser disparado por un policial. El joven no resistió a la descarga eléctrica y falleció en el local. En la ocasión, las masas también se rebelaron contra las fuerzas de militarización.

— ¿Y el caso de Matheus? Nadie hizo nada. La familia fue amenazada, quedó con miedo y no denunció nada. Ellos intimidan las personas. Pero el caso de Amarildo es una prueba de que las personas no pueden quedarse calladas. Ellas tienen que luchar para dar por lo menos un entierro digno para sus hijos — dijo un joven habitante que también denunció el régimen de excepción impuesto por la dicha policía pacificadora.

— Ellos dijeron que, cuando el reportaje y los derechos humanos se vayan, ellos van a agarrar la gente en el medio de la favela. Ellos están oprimiendo la gente. ¿Van a entrar en la favela para matar habitante? ¿Qué pacificación es esa? Ellos quieren revistar niños y hombres, quieren revistar mujeres. Todo el mundo es bandido. Hoy la gente protestó más temprano y ellos tiraron e hirieron otra niña en la pierna. Una señora también quedó herida en el rostro con un tiro de bala de goma. Todos los días sufrimos algún tipo de opresión — denuncia.

Al día siguiente, aconteció el velorio de Paulo Roberto en la asociación de habitantes de Manguinhos. Integrantes de colectivos de defensa de los derechos del pueblo, abogados y decenas de habitantes ampararon la familia, hasta que la revuelta explotó. Un grupo de 200 habitantes cercó la sede de la UPP y apedreó los conteiner de las fuerzas de represión del viejo Estado. En el entierro, en el cementerio de Irajá, parientes de Paulo Roberto dijeron que irán hasta el fin en la lucha por justicia para los asesinos del joven.

Traducciones: [email protected]

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