¡Gran resistencia campesina! Campamento Manoel Ribeiro combate cerco militar ilegal y nueva tentativa de masacre

¡Gran resistencia campesina! Campamento Manoel Ribeiro combate cerco militar ilegal y nueva tentativa de masacre

¡Toda la Santa Elina nosotros vamos a retomar! Delante de esta afirmación, los campesinos siguen repeliendo con heroísmo el ataque promovido desde el fin del mes de marzo, en medio a una operación ilegal arquitectada por las fuerzas reaccionarias del viejo Estado, en el Campamento Manoel Ribeiro, en la región de Chupinguaia, RO. El ataque a las masas campesinas es realizado con carta blanca del gobernador Marcos Roca y su objetivo es criminalizar las masas campesinas y ceder la tierra pública al latifundista. Preparándose para una nueva masacre, los reaccionarios quieren, sobre todo, frenar la lucha por la tierra en todo país – táctica que ya nace predestinada al fracaso.

Las tierras hoy ocupadas por centenares de familias en el Campamento Manoel Ribeiro son las mismas que, en 1995, fueron escenario de la Heroica Resistencia Campesina de Santa Elina, en Corumbiara (“Masacre de Corumbiara”). Delante de crímenes odiosos de la reacción cometidos a través de una violenta masacre, los campesinos que allí lucharon y resistieron prometieron retomar aquella y todas las tierras de la antigua “Hacienda de Santa Elina” – una gigantesca tierra publica apoderada por el latifundio.

Nuevamente, la historia se repite, sin embargo en un nuevo nivel de crisis del imperialismo, en particular crisis del capitalismo burocrático que sigue en nuestro país, sostenido por las viejas amarras del latifundio fundador de la vieja orden. Bajo tales condiciones, se genera una contradicción insoluble: la pelea contra la miseria lanza las masas para la única salida posible, que es la lucha por la tierra, dada la saña insaciable de los explotadores latifundistas. En su desarrollo belicoso, se gesta cada paso para una situación irremediable, en que, para uno existir, el otro necesita ceder.

En este contexto, en una farsa orquestada por la columna vertebral del viejo Estado (Fuerzas Armadas reaccionarias), bajo el nombre de Operación “Paz en el Campo”, se prepara una nueva masacre, un cerco ilegal que perdura desde 29/03. Buscando dispersar las masas campesinas en lucha, las fuerzas militares quieren minar su ánimo y disposición de lucha, a través de prácticas de privación del sueño, fustigar, cerco ilegal y abordajes. El fracaso, sin embargo, ya es retumbante.

La operación de guerra viene siendo coordinada por el mismo carnicero de Santa Elina, el coronel de la Policía Militar (PM) José Hélio Cysneiros Pachá, uno de los oficiales de la PM que comandó los asesinatos y torturas contra los campesinos en la hacienda Santa Elina en los años 90. Aún hoy, Cysneiros sigue impunemente como secretario de seguridad de Rondônia. Antes de ese cerco, se encubría en el local la actividad de militares cómo guaxebas (pistoleros), que actuaban contra los campesinos y a servicio del latifundio, hecho diversas veces denunciado por los trabajadores y revelado a través de la prisión de ocho de ellos, ocurrida en 23/03.

Los cobardes, contrariando el propio “poder” judicial, declararon que harían el desalojo antes del plazo determinado. En el curso de sus ataques impidieron inclusive la atención médica y vacunación para los trabajadores en el peor momento de la pandemia.

Sin embargo, esa misma podrida reacción se depara nuevamente con las valientes y decididas masas campesinas, ahora aún más conscientes y dispuestas a dar cabo a la más genuina democracia de que carece este viejo país, de tierra para quién en ella vive y trabaja. Democratización del acceso a la tierra, nunca consagrado en toda nuestra historia, que representará un paso esencial para una justicia finalmente realizada por aquellos que hacen la historia, contra los que explotan. En este contexto, todas las dificultades se revelaron vanas delante de las banderas rojas empuñadas, de las barricadas levantadas, de las palabras que estampan pancartas y gritan con las voces: ¡No saldremos de aquí!

En consonancia con nota emitida por la Comisión Nacional de las Ligas de Campesinos Pobres (LCP), frente a eso, además de mantener cerco al campamento, durante todo el día, noche e inclusive durante la madrugada, los militares han fustigado las familias. Con objetivo de realizar tortura psicológica y mantener la tensión, están utilizando de detonación de bombas de efecto moral, gas lacrimógeno, pimienta y fuegos artifíciales, así como disparos de balas de goma, realizando también sobrevuelos de helicóptero sobre el campamento.

En todas las embestidas fueron derrotados, pues se vieron obligados a recular delante de la feroz resistencia de los campesinos del Manoel Ribeiro. Ni sus aparatos y armamentos, o las amenazas proferidas donde afirmaban que irían a hacer “otra masacre”, que irían “a matar más”; ni aún las balas disparadas contra las familias y tantas otras actitudes típicas de ese bando fueron capaces de intimidar los campesinos que “replegaron su furia delante de la injusticia y cobardía y repelieron todos los ataques a palos y piedras”.

Decididas a resistir, las familias, así como en otras recientes tentativas de invasión de las fuerzas reaccionarias, con rostros protegidos y, bajo fuego de sus enemigos, entonan lemas, como: Ni que la tierra engrosa, esta tierra es nuestra!, Uno, dos, tres, cuatro, cinco, mil! Avanza la Liga por todo Brasil! y ¡Para mujer liberarse de toda opresión, sólo con la lucha proletaria y la revolución!.

Por todo el país y en el mundo, los verdaderos demócratas se posicionan y denuncian los crímenes e intenciones de los carniceros, que intentan realizar en Rondônia lo que sueñan todos los otros esparcidos por el territorio nacional. Es delante del constante apoyo y vigilancia a los campesinos, que realizan los que luchan por la verdadera democracia, que el desmoralizado gobierno militar ve sus planes desmoronarse.

En una pancarta erguida por campesinos en el área, se lee: ¡Las tierras de Santa Elina están encharcadas de sangre campesino! ¡No saldremos de aquí!. Es bajo esa afirmación y los diversos actos ocurridos allí desde de mediados de 2020 y, especialmente, en los últimos días, que esas masas campesinas dan demostración de firmeza y coraje, expresando una vez más en la historia de lucha del pueblo brasileño que la necesidad de una grandiosa transformación se encuentra con los mejores hijos del pueblo dispuestos que ya ven a su frente los pasos que llevarán a un futuro luminoso,  quiera o no el moribundo imperialismo y sus lacayos internos.

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