Guaranís Kaiowá en Mato Grosso do Sul: indígenas resisten a ataques en serie del latifundio

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Guaranís Kaiowá en Mato Grosso do Sul: indígenas resisten a ataques en serie del latifundio

“Yo digo que no vamos a desistir (de nuestra tierra). Moriremos todos aquí, pueden pedir para la Funai traer féretros.” Fue de esta manera que el cacique Elpídeo Pires definió la posición de los indios frente a la embestida violenta que grandes haciendas están realizando contra asentamientos guaranis-kaiowás y guaranis-nhandevas en Mato Grosso do Sul (MS).

Manifestação dos Guarani Kaiowá em Brasília

Esas agresiones recientes, que vienen resultando en incendios de comunidades indígenas, además de guaranís muertos y heridos por tiros o zurras, constituyen una serie. Iniciada en el fin de agosto, proseguía hasta 18 y 19 de septiembre, fechas próximas al cierre de esta edición de AND.

La tekohá /aldea de Potrero  Guaçu (municipio de Paranhos), a la cual Elpídeo Pires pertenencia, fue declarada en el año 2000 como tierra tradicional/antigua de los nhandevas, así como un área circundante con cerca de 4  mil hectáreas. Sin embargo, fue ocupada por la hacienda Ouro Verde. Su devolución a los indígenas (parcial, solamente 6,5% de su extensión) ocurrió en 2012, cuando fueron brutalmente agredidos. Muchas amenazas se siguieron.

El cacique fue uno de los heridos a bala ahora en la madrugada del día 19. Informó que los autores fueron hacenderos y acusó la gerencia federal PT/PMDB/PCdoB de ser connivente con los crímenes.

Según él, en la noche de 18 de septiembre camionetas conocidas cercaron la tekohá . Poco después, conforme el sitio de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) en internet, Elpídeo vio hacenderos agrupados en las proximidades. “Algunos de ellos dispararon, entonces yo fui baleado. Querían matarme. Siento vergüenza. El gobierno parece decir: mata y ataca esos indios, vamos a ver si desisten. Yo digo que no vamos a desistir. Moriremos todos aquí, pide para la Funai traer féretros.”

¿Desbravando qué, cara pálida?

Conforme estudios históricos y antropológicos, los nhandevas vivían en Potrero Guaçu hasta la década de 1930, cuando fueron expulsados por colonos blancos (que formaron haciendas o vendieron áreas para gente poderosa que más tarde constituiría el llamado “agronegócio”, que es el principal agresor de los indios en los tiempos actuales).

Otra víctima de la violencia continuada más reciente fue la tekohá  Pyelito Cue/Mbarakay, en el municipio de Iguatemi, de los guaranis-kaiowás.

Invadida en 18 de septiembre por matones de las haciendas Maringá y Santa Rita (en consonancia con algunos sitios en internet, entre ellos el del Cimi, Consejo Indigenista Missionário, y el del Cedefes, Centro de Documentación Eloy Ferreira da Silva), la aldea registró 10 personas heridas, incluyendo una mujer embarazada y un paje.

Chocada con el episodio, la periodista Elaine Tavares escribió el artículo La dolorosa resistencia de los Guarani Kaiowá, publicado al día siguiente (19 de septiembre) en el portal Daquinarede, de Florianópolis.

Dice Elaine, en el texto, haber visto el vídeo de una hacendera de MS donde esta afirmaba que ella y su grupo de aliados eran los verdaderos dueños de aquellas tierras, y no los indígenas. Eso porque, conforme la mujer, habrían sido “los desbravadores”.

La periodista, entonces, analiza: “Si ellos desbravaron significa que limpiaron el paisaje, hicieron mansos, civilizaron. Es lo que dice el diccionario. Si así es, sólo hacemos mansos o civilizamos, a alguien. ¿Y quién era ese alguien? Los indios. Ese es el resumen de la ópera bufa de los hacenderos de Mato Grosso do Sul.”

Y concluye Elaine: “Luego, ella (la mujer del vídeo) confirma que el territorio hoy ocupado por sus familiares y por ella misma era originalmente de los Guarani.”

¿“Tapados” o vivarachos?

Llega a ser cómico, y también trágico, verificar que cómo si fueran bovinos entontecidos (o un engranaje automatizado), las clases dominantes, sea en el campo o ciudades, adoptan un discurso igual y repetitivo, cuando se refieren al indígena y sus disputas con él.

Sea en Mato Grosso, São Paulo, Amazônia o Santa Catarina, sin importar el escenario y la ocasión, la oratoria parece ensayada, de tan idéntica. Cuyo tenor es más o menos el siguiente: “Aquí en esta área no había indio” (o NUNCA hubo indio); “Aquí puede haber indio hoy, pero ellos no son de la misma tribu de antiguamente”; “Fuimos nosotros que llegamos primero” (o que desbravamos); “Nosotros tenemos documentos de la tierra, ellos no”; “Es mucha tierra para poco indio”; “Nodos construimos todo eso, ellos son perezosos”… y por ahí va…

Otra coincidencia revelada en el discurso es la ignorancia de la Historia, o el absoluto desprecio por los hechos históricos. La impresión que se tiene es que toda esa gente  huyó de la escuela.

¿Pero será que tales señores (y señoras) son efectivamente los “tapados” que muestran ser o que dejan trasparecer que son?

Desconfío que no sea nada de eso.

Creo que esos supuestos burritos, en realidad, son figuras vivarachas que fingen no poseer conocimientos básicos, primarios inclusive porque eso los beneficia. Prefieren pasar por ignorantes esos caraduras. O son “alastrões”, como dicen los llamados manezinhos-de la-Isla, habitantes humildes acá de Florianópolis, en su curioso “idioma” traído en parte de Azores en los años 1700. Alastrão es la persona sin vergüenza.

En el caso de la hacendera del vídeo, decir que “fuimos los desbravadores” confirma lo que acabo de decir. La mujer parece no conocer una línea de la Historia del estado donde vive. O entonces sufre de egocentrismo cegador.

Sí, porque antes de ella y sus compadres, el MS tuvo decenas de naciones indígenas (entre ellas algunas de altísima calificación agrícola, como los chanés/terenas, los guaranís y los incas, visitantes más o menos asiduos), antiguos colonizadores, padres misioneros, colonos españoles y/o paraguayos, soldados imperiales brasileños, soldados republicanos, etc.

Ni era Brasil

La señora no sabe o no quiso contar, por ejemplo, que cerca de ¼ de MS, justamente el territorio del sur-sudeste donde existen diversas tekohás guaranis, hasta 1870 ni siquiera era Brasil. Era Paraguay.

Antes de la guerra, toda un área hoy reivindicada por hacenderos nacionales “desbravadores” en municipios como Paranhos, Iguatemi, Antonio João, Dorados, Punta Porã, Aral Moreira, Amambai, pertenecía al gobierno paraguayo.

MS no era un vacío demográfico, geográfico y administrativo como la mujer quiso hacer creer.

Uno de los tipos de suelo presentes en el sudeste-este del estado fue designado por la ciencia como arenito… caiuá. Exactamente: arenito kaiowá.

¿Será que la hacendera del vídeo va a negar ese hecho científico vinculado al nombre de los enemigos guaranís, estos sí auténticos pioneros? ¿Tendría ella coraje de contraponerse a eso?   

A propósito, debido al mal uso del suelo por parte del agronegócio, la zona del arenito en el MS está corriendo riesgo de tornarse desierto. Cerca de 50 mil hectáreas ya están presentando señales avanzadas de degradación, conforme datos de la Comisión Nacional de Combate a la Desertización.

¿Es para eso que los hacenderos están queriendo tomar las tierras de los indios?    

¿Para transformar en desierto, en sólo 85 años, un territorio que durante siglos y siglos estuvo bien preservado?

Genocidio indígena bajo la gerencia del PT

El informe “Violencia contra los Pueblos Indígenas en Brasil”, elaborado y divulgado por el Cimi (Consejo Indigenista Missionário) en el mes de junio pasado apuntó el crecimiento del 130% en el número de indios asesinados en 2014.

En 2013 el Cimi contabilizó 53 asesinatos de indígenas y, en 2014, 138 indígenas fueron asesinados. Las muertes están relacionadas, en su mayoría, en casos de invasión de latifundistas y sus bandos de pistoleros y grandes madereros de los territorios originarios de esos pueblos.

El informe del Cimi  denuncia también ataques de pistoleros contra las comunidades indígenas de pyelito  kue, en Mato Grosso do Sur, y de los tupinambás, en Bahía. Hubo también registro de ataque y expulsión de indios kaingang, que estaban acampados en una carretera provincial en el municipio de Erval Grande, en Río Grande do Sul. Esa acción contó con la participación de la policía militar.

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