Deize luta para justiçar seu filho Andreu
Tres años tras perder su hijo Andreu Luís (torturado hasta la muerte por agentes del Estado en 2009), Deize Silva de Carvalho, habitante del Morro del Cantagalo, en la zona Sur de Río de Janeiro sigue luchando por justicia y, por eso, viene sufriendo dura persecución de policías de la UPP en el Morro del Cantagalo. En marzo sus otros dos hijos fueron agredidos por policías y su sobrino zurrado y detenido arbitrariamente.
El día 21 de marzo, el reportaje de AND conversó con la habitante del Morro del Cantagalo Deize Silva de Carvalho, que tuvo su hijo golpeado hasta la muerte por agentes del Degase dentro de un presidio para menores de 18 años, en 2009. Hoy, la lucha de Deize es contra los incontables abusos de policías de la Unidad de Policía Pacificadora contra habitantes del Cantagalo. La militarización de la favela comenzó el día 23 de diciembre de 2009 y, desde entonces, AND ya denunció incontables casos de zurras, torturas y hasta el asesinato de un joven de 19 años en junio del año pasado.
Los hijos de Deize están entre las víctimas de la militarización. El mes de marzo, su hijo de 15 años y su hija de 19 fueron agredidos por policías cuando volvían para casa. Según ella, su hijo estaría con marcas de agresiones por todo el cuerpo.
– Mi hijo volvía de la escuela con otros adolescentes y uno de ellos estaba cantando funk. Al policía no le gustó y preguntó qué él estaba cantando, él dijo ‘funk’ y, en ese momento, le dieron un sopapo. Mandó todos colocarse contra la pared. Después él pateó la pierna de mi hijo. Mi hijo dijo que casi lo hizo caer. Ahí comenzó la golpiza. Lo lastimaron mucho. Él tenía marcas de agresión en la rodilla, en las costillas y hasta en las partes íntimas. Yo fui hasta el comandante de la UPP, capitán Senna, e hice queja de lo que aconteció. Yo le dije que no confiaba más en el Estado. A él no le gustó y pidió para yo me retirase porque él estaba allí representando el Estado – cuenta Deize.
Ya su hija de 19 años fue agredida y humillada por policías de la UPP cuando volvía del trabajo en una red de hostelería en Copacabana. De acuerdo con Deize, por causa del episodio, su hija habría dejado la favela e ido a dormir en la casa de una amiga por miedo de circular de noche por las callejuelas del Cantagalo.
– Mi hija estaba volviendo del trabajo cuando un policía la abordó diciendo que estaba con drogas. Él quiso revisarla, pero ella no dejó y dijo que sólo sería revistada por una policial femenina. Él se sintió indignado y dio un empujón en mi hija. Ella cayó sentada y él agarró la cartera de ella y tiró todo lo que tenía dentro en el suelo. Ropas íntimas, cosas de higiene personal, todo. Ella comenzó a llorar y pedir que ellos parasen y uno de ellos dijo que si ella hablase más iba a ser detenida por desacato a la autoridad. Un muchacho aún la defendió, diciendo que era una chica derecha, trabajadora, que no merecía ese tratamiento, pero el PM no quiso saber. Ese día, ella ni durmió en casa. Fue dormir en la casa de una amiga fuera de la favela – cuenta.
En el más reciente episodio de abuso de policías contra habitantes del Cantagalo, el sobrino de Deize, Roberto Carvalho, de 18 años, fue detenido, mientras trabajaba, por porte de animal silvestre – un pequeño pajarito. El joven contó al reportaje de AND como todo aconteció.
– Yo estaba trabajando y los policías aparecieron en la azotea diciendo que lanzaron piedras en ellos desde la terraza enfrente y que yo iba a tener que decir quien fue. Yo les dije que no sabía y ellos comenzaron a agredirme. Yo continué diciendo que no sabía, que no sabía, pero ellos continuaron agrediéndome. Cuando uno de ellos vio mi pajarito, dijo que iba a llevarme preso a causa del bicho. Dijo que aquel pájaro es salvaje, que yo tengo que tener autorización para criar. Ahí me llevaron detenido. Yo estoy indignado. Yo estaba trabajando con la azada. Soy trabajador. ¿Cómo es que voy a saber quién tiró una piedra? Mi pájaro no tiene anilla porque yo no tengo dinero. ¿Quiere decir que rico puede tener animal de estimación y pobre no? – protesta el trabajador.
Deize dijo que los recientes abusos sufridos por sus familiares ciertamente son una represalia a su aguerrida militancia por los derechos del pueblo pobre y por justicia para los agentes del Degase que asesinaron su hijo. Pero ella dice que no irá a intimidarse.
– Ya percibí que eso es una persecución política. Mi hijo es agredido en un viernes y mi hija el sábado. En el martes, mi sobrino es detenido por causa de un pájaro. Yo ya tuve una reunión con el capitán Senna para reclamar de esos abusos, pero sólo ha empeorado. Si es persecución, yo sólo digo una cosa: sólo lo que va a impedirme de continuar luchando es la muerte. En cuanto continúe viva, como madre de víctima de la violencia del Estado, voy a continuar luchando. Si la UPP está en la favela para reprimir el tráfico, buena suerte. Pero que no ataque los derechos del ciudadano. Nosotros estamos cercados dentro de la comunidad. Antes, nosotros vivíamos bajo el poder del narcotráfico. Hoy, nosotros vivimos bajo la tiranía del Estado. ¿El Estado no debería celar por nuestra dignidad? Él está quitando nuestra dignidad – acusa.
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