Oro y dólar
Hace tiempo que advertimos: mantenerse atado al “sistema financiero internacional” costará caro a todos los pueblos, y tanto más caro cuánto mayor, en cada país, su integración con este “sistema” y mientras más tiempo esto dure.
En el artículo Derivatives Collapse and the China Gold and Silver Markets – publicado por Global Research, 10.09.2009 – Bob Chapman muestra que el imperio anglo-norteamericano prendió en una trampa a los países detentores de créditos en dólares, ejerciendo sobre ellos presión político-militar y/o engañando y cooptando sus dirigentes políticos.
Entre otros, chinos, japoneses, alemanes y árabes. China, uno de los pocos países con poder para tomar represalias y exigir compensaciones, fue inducida a no sólo acumular dólares en cantidad descomunal, pero también a hacer apuestas erradas en los mercados financieros, adquiriendo títulos – con la obligación de, en el futuro, entregar oro y plata – derivados de contratos de bancos extranjeros.
Dada la tendencia, cada vez más clara, a la valorización de los metales preciosos, quienes se quedaron con esos derivativos sufrirán enormes perjuicios, pues, para entregar esos metales, tendrán que comprarlos a precios más elevados. Esos contratos, llamados forward, son, en la mayoría, negociados fuera de las Bolsas y exigen el cumplimiento de la obligación al final del plazo establecido.
Como otros, los chinos tardaron a percibir la dimensión del enredo en que cayeron al comprar títulos denominados en dólares. Ellos vienen, los últimos meses, tratando de venderlos y comprar oro y metales preciosos. Además de eso, el gobierno de China está aconsejando sus ciudadanos a hacer el mismo. Además, prohibió las exportaciones de plata.
Aún más preocupante para los concentradores anglo-americanos, controladores de las finanzas mundiales: delante de la escalada en los precios de los metales preciosos, el gobierno chino hizo saber que medita renegar contratos forward , por fuerza de los cuales tendría que entregar cantidades enormes de oro y plata.
Uno de los objetivos de los anglo-americanos al inducir los chinos y otros a adquirir esos derivativos fue obligar los detentores de títulos de los EUA a no soltarlos en el mercado, pues, si así lo hicieran, harán elevar el precio de los metales preciosos, sufriendo, en consecuencia, formidables perjuicios.
En septiembre, el oro volvió a ultrapasar US$ 1.000,00 por onza*, a pesar de las jugadas y presiones de los concentradores financieros anglo-americanos, coadyuvados por sus satélites europeos, para mantener bajo el precio. En ese contexto, los bancos céntrales se han deshecho, los últimos años, de sus reservas en oro, lo que beneficia adicionalmente los oligarcas, que lo han podido adquirir a precio bajo.
Es interesante notar que esos oligarcas, sobre todo los británicos, son los mayores detentores del oro existente en el mundo, tanto en cofres de bancos, como en minas de todos los continentes.
Se pueden esperar, por lo tanto, grandes embates en el juego de poder mundial en el último trimestre del año, cuando debe quedar desmoralizada la farsa de que la “crisis” está terminando.
Nuevas burbujas van explotar, como las mencionadas en mis artículos recientes. Sólo en los EUA, hasta ahora, el Estado gastó con ellas US$ 23 billones. Las emisiones monetarias para cubrir los nuevos agujeros ciertamente harán intensificar la descreencia de los fondos soberanos chinos y de otros países en preservar el valor de sus abultadas bolsas de títulos norteamericanos.
Depresión, desempleo y guerra
Con la confirmación, en breve, de que el colapso financiero mundial y la depresión se profundizarán, el escenario de confrontación se hará más explícito, llevando a conflictos armados y/o la soluciones de compromiso entre países dotados de poder real, o sea, militar – inclusive nuclear – , industrial y tecnológico.
El desempleo, en proporciones jamás vistas, acarreará luchas sociales a las cuales los gobiernos títeres de la oligarquía reaccionarán por medio de represión y, en parte, de inversiones económicas y sociales.
Estos, sin embargo, serán inexequibles si mantenidas las actuales monedas y no se cancelar los títulos tóxicos y liquidar los bancos que los poseen. Eso porque la dimensión de los déficits públicos es incontrolable, aún sin grandes iniciativas sociales. Más que eso, elevar, en favor de estas, las emisiones de moneda, que ya son estratosféricas, desencadenará la hiperinflación. La salida clásica, para las poderosas dinastías, es la guerra de grandes proporciones.
De cualquier forma, el pueblo norteamericano es participativo, y las protestas y manifestaciones ya cuentan con decenas de millones de personas, aunque los grupos estén, en general, desorientados e ideológicamente divididos.
El desempleo, altísimo y creciente, también en Europa, aumentó en más de 10 millones en los EUA, en estos dos años, incluyendo los que deciden parar de buscar trabajo, y la cifra sigue creciendo a ritmo mensual entre 600.000 y 1 millón.
La tasa oficial, grandemente manipulada, de casi 10%, más que dobló desde 2007. El desempleo que incluye los trabajadores a título precario y los de tiempo reducido, está cerca del 21% de la fuerza de trabajo.
Florida pasó a ser el 19º estado a recurrir a crédito para pagar beneficios sociales. En California, donde están sin empleo 40% de las personas en edad de trabajar, el gobierno, en estado de falencia, cortará, este mes, 140.000 beneficiarios.
Brasil
He repetido que los efectos en Brasil ya son graves y que no pasa de paliativo la tentativa de elevar los gastos sociales y las inversiones, vía BNDES, inclusive elevando, para eso, la deuda pública. El juego de poder mundial, siempre pesado, va a serlo aún más, y para Brasil es preferible que se prolongue el conflicto entre países con poder real a que ellos se entiendan.
Para países destituidos de poder, la oportunidad de cambiar de rumbo depende del desorden en el sistema imperial, infinitamente mejor que el orden mundial pretendido por la oligarquía. Son condiciones favorables a la organización de la sociedad brasileña para dotarse de instituciones capaces de a llevar a evolucionar: 1) el impacto de la depresión; 2) el choque causado por la transformación en caos del sistema financiero internacional; 3) la confrontación entre las potencias.
Urge, en suma, para Brasil, encontrar el rumbo de la independencia, saliendo del servilismo en que hunde desde 1954, con el Estado financiando y subsidiando las transnacionales. Ellas se hicieron la clase dominante en el País, han tenido acceso gratuito a sus fabulosas riquezas naturales y hecho chafar las actividades industriales y tecnológicas de los brasileños.
* Adriano Benayon es Doctor en Economía. Autor de “ Globalização versus Desenvolvimento ”, editora Escrituras. [email protected]
1) Onza (oz) unidad de medida equivalente a 31,1035g.
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