80 mil obreros se rebelan contra esclavitud en las obras del PAC
“Del río que lo arrastra todo, se dice que es violento. Pero nadie dice que son violentas las márgenes que lo comprimen”. La célebre frase del poeta y dramaturgo revolucionario alemán Bertolt Brecht describe con exactitud el cuadro actual de las revueltas obreras en las obras de construcción de las usinas hidroeléctricas de Jirau y Santo Antônio, en el Río Madeira, Rondônia; en la usina de São Domingos, en Mato Grosso do Sul; en la termoeléctrica de Pecém, en Ceará, y en el complejo industrial petroquímico de Suape, en Pernambuco.
Revolta em Jirau: operários incendeiam instalações da empreiteira Camargo Corrêa
En el martes 15 de marzo explotó una revuelta obrera en las gigantescas instalaciones de la obra de la usina hidroeléctrica de Jirau, donde se concentran aproximadamente 22 mil trabajadores. El monopolio de las comunicaciones vendió la noticia de que la revuelta en Jirau comenzó con una pelea entre obreros y choferes de ómnibus. Los hechos y denuncias que se siguieron desmontaron la mentira y revelaron la existencia de verdaderos cautiverios de obreros sometidos a condiciones inhumanas de trabajo.
Las obras de la usina hidroeléctrica Jirau están situadas a cerca de 150 km de la capital de Rondônia, Porto Velho. Según denuncias de trabajadores y habitantes de la región, para allá se dirigen miles de obreros reclutados por intermediarios conocidos como “gatos”, enganchados en varios estados, principalmente en el Nordeste, atraídos por las promesas de buenos salarios y de excelentes condiciones de vida y de trabajo. Llegando allá, ellos son puestos en alojamientos precarios, sometidos a todo tipo de humillaciones en las obras, habiendo inclusive denuncias de castigos físicos, pésima alimentación, jornada de trabajo extenuante, entre otras arbitrariedades. Las obras de la usina hidroeléctrica de Jirau son realizadas por el llamado Consorcio Energía Sustentable del Brasil, compuesto por Suez Energy, Camargo Correa Inversiones, Eletrosul Céntrales Eléctricas y Compañía Hidro Eléctrica del São Francisco.
Después de meses de falta de respeto, humillaciones y agresiones, los obreros desataron una gran protesta. Más de 40 ómnibus fueron quemados, así como almacenes y alojamientos. La fuerza nacional de seguridad fue enviada por la gerencia semicolonial para reprimir la protesta.
Cautiverios de obreros
En 23 de marzo, el periodista Leonardo Sakamoto publicó en su blog en internet blogdosakamoto.uol.con.br:
“Conversé con periodistas que fueron a cubrir la situación causada por las protestas en las obras de la hidroeléctrica de Jirau, en Rondônia. Casi todos fueron con la idea de escribir sobre vandalismo, pero volvieron con un número mayor de materias tratando de graves problemas laborales y de seria falta de respeto a los derechos fundamentales.
Aún pasando el necesario filtro en los rumores y cuentos que corren de un lado para el otro en esas horas calientes, aun así lo que sobra es muy preocupante.
Denuncias de malos tratos, condiciones degradantes, violencia física. Cosas que a los accionistas de grandes empresas no les gusta ver expuesto por ahí y, por eso, son repetidas veces negadas por los servicios de relaciones públicas a lo largo de años.
Lo que aconteció en Jirau tiene un mérito: abrió la caja negra de las grandes obras vinculadas al Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), trayendo a público lo que viene siendo denunciado hace tiempo por movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil: que esas obras se hicieron máquinas de moler gente – además de los impactos ambientales y en las poblaciones locales.
Y aquí no estoy refiriéndome al caso de trabajo esclavo en Jirau en 2009, cuando 38 personas traídas del Maranhão fueron rescatadas mientras trabajaban para la Constructora BS, que prestaba servicio al consorcio responsable por la construcción de la fábrica. Pero sí de un proceso estructural causado por la prisa en terminar y generar energía, por los cortes de gastos y por la necesidad de mantener la rentabilidad del emprendimiento.”
Sakamoto también repercute denuncias de relaciones semifeudales de explotación en las obras de Jirau:
“No estoy queriendo justificar la destrucción de la farmacia que atendía los trabajadores, por ejemplo. Pero es imposible entender todo el contexto si no se explica que esa farmacia actuaba obligando a que las personas comprasen solo allí, haciendo con que trabajadores contrajeran deudas ilegales. Periodismo tiene que tratar de causas y consecuencias.”
Revueltas obreras
En el día 11 de febrero, por las mismas razones que llevaron a la revuelta de los obreros de Jirau, explotó en Pernambuco, en las obras de la refinería Abreu y Lima, en el complejo industrial petroquímico de Suape, una gran rebelión de los obreros, que fue brutalmente reprimida y resultó en la muerte de un obrero, quedando otro gravemente herido por tiros disparados, según denuncias, por uno de los guardianes del sindicato oportunista “de los trabajadores”. En 18 de marzo, los obreros de la Abreu y Lima deflagraron una huelga que ya dura dos semanas. Ellos exigen el pago del 100% de las horas extras, reajuste del vale-alimentación, entre otras reivindicaciones. La paralización de las obras en el complejo de Suape, donde también opera la Odebrecht, envuelve 34 mil obreros y se extiende hasta la fecha del cierre de esta edición de AND.
Operários tratados como bandidos sob a mira da Força Nacional de Segurança
En 18 de marzo, 16 mil obreros de las obras de la hidroeléctrica Santo Antônio, en el estado de Rondônia y en las mismas aguas del Río Madeira, también deflagraron huelga. Las obras son realizadas por el Consorcio Constructor Santo Antônio, compuesto por las contratistas Andrade Gutierrez y Constructora Norberto Odebrecht. De acuerdo la publicación Valor Económico de 23 de marzo, “el sindicato de los trabajadores de la construcción civil, que opera bajo una especie de intervención blanca de dirigentes de la Central Única de los Trabajadores (CUT), improvisó una asamblea en el patio de Santo Antônio y decidió, en acuerdo con la Odebrecht, vaciar las dependencias de la usina”. Los obreros reivindican reajustes de hasta 35%, mayor participación en los logros, alteraciones en los planes de salud, revisión de descuentos indebidos y el pago de las horas extras, además de la reducción de los precios en los restaurantes privados de la obra.
En la secuencia de esas luchas, los trabajadores de la Usina Termoeléctrica de Pecém, en el Ceará, entraron en huelga exigiendo mejores condiciones de trabajo. Más de dos mil trabajadores de esas obras, oriundos del interior, fueron transferidos para las obras en el litoral y también exigen el derecho de visitar periódicamente los familiares. A pesar del Tribunal Regional del Trabajo de la 7ª Región haber declarado la huelga ilegal, los trabajadores mantuvieron los piquetes y las movilizaciones.
En 24 de marzo, los trabajadores de la fábrica de São Domingos, localizada entre los municipios de Ribas del Río Pardo y Agua Clara, a 250 km de Campo Grande, Mato Grosso do Sul, indignados con las pésimas condiciones de trabajo desataron una combativa protesta después de un obrero ser agredido por un guardián de las obras. El consorcio responsable por las obras de São Domingos es formado por las empresas Engevix y Galvão. Hace semanas que los trabajadores denunciaban el no pago de las horas extras y las pésimas condiciones de los alojamientos. Durante la revuelta de los cerca de mil trabajadores, parte de los alojamientos e instalaciones de la fábrica fueron incendiados. Ochenta obreros fueron prendidos durante las protestas y cinco continuaban detenidos hasta el cierre de esta edición de AND.
Todas esas grandes obras forman parte del promocionado Programa de Aceleración del Crecimiento – PAC, utilizado como gran triunfo en la campaña petista para la elección de Roussef. Las construcciones son ejecutadas por grandes contratistas como la Camargo Corrêa, Odebrecht, Andrade Gutierrez, OAS, entre otras. Esos grupos y contratistas fueron los principales financiadores de la campaña electoral de Roussef y Serra y todas recibieron vultuosos recursos federales en los últimos años para la ejecución de obras. Todos también contaron con recursos millonarios del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social – BNDES. Juntas, las obras de Jirau y Santo Antônio recibieron más de R$ 13.000 millones del banco y, aun así, incumplen la legislación laboral y mantienen las condiciones infrahumanas denunciadas por los trabajadores en sus lugares de trabajo.
Según la Agencia Estado, hasta el día 23 de marzo, “cerca de 80 mil trabajadores de la construcción civil estaban en huelga en las obras de construcción de las usinas hidroeléctricas de Jirau y Santo Antonio y en los complejos portuarios de Suape (PE) y Pecém (CE)”.
Estado de sitio
En 18 de marzo, el Ministerio de la Justicia publicó una portaría en el Diario Oficial de la Unión autorizando el empleo de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública “en carácter episódico y planeado” para reprimir la lucha de los obreros de Jirau. Las fuerzas de represión fueron enviadas para Rondônia para quedarse durante 30 días, “prorrogables si necesario”.
En 22 de marzo, estudiantes de la Universidad Federal de Rondônia – UNIR, fueron hasta las obras de la usina de Santo Antônio prestar solidaridad a los obreros en huelga. Ellos distribuían un panfleto de apoyo a la lucha cuando fueron abordados por “matones vinculados al consorcio constructor Santo Antônio” que intentaron expulsarlos del local. [fuente: nota del Centro Académico de Ciencias Sociales de la UNIR publicada en rondoniaaovivo.con en 22 de marzo de 2010]
De acuerdo con la denuncia vehiculada por el Centro Académico de Ciencias Sociales de la UNIR, los matones habrían agredido verbalmente los estudiantes, hecho provocaciones y los agredido físicamente, provocando heridas y un hematoma en la cabeza de uno de ellos.
Mientras esos hechos ocurrían, centenares de obreros de la fábrica de Jirau fueron transferidos por la constructora Camargo Corrêa para un alojamiento precario, cercado por las fuerzas nacionales de represión.
El periódico Estado de S. Paulo, portavoz de la gran burguesía esclarecida, no defendió los obreros, lejos de eso, pero aún así, él demostró mayor interés por el asunto que los dirigentes de la CUT. En 22 de marzo el portal estadao.con.br publicó:
“Mientras que más de 300 trabajadores de las obras de la fábrica de Jirau todavía se amontonaban en alojamientos precarios, la Central Única de los Trabajadores (CUT) discutía, en la mañana de ayer, en un hotel de Porto Velho, el espacio político en el gobierno y el comando sindical en las obras de las márgenes del Río Madeira.
La conversación del tesorero de la CUT, Vagner Freitas, y sindicalistas locales parecía diálogo de empresarios y representantes del Planalto. En 30 minutos de conversación oída por el equipo del Estado, Freitas no citó la situación de los trabajadores.”
Otro brazo del monopolio mediático, la Folha de S. Paulo de 21 de marzo, publicó una serie de denuncias de obreros de las obras de Jirau. Ellos protestaban y decían estar siendo tratados como bandidos por las fuerzas policiales.
“Sin identificarse, un trabajador de Ipatinga (MG), 49, se quejó de la cantidad de policías fuertemente armados que hacía la vigilancia de los abrigos. Para él, los policías estaban allí para proteger la ciudad y no los trabajadores.”
La Camargo Corrêa fletó ómnibus y vuelos en una verdadera operación de deportación de los obreros desalojados de la fábrica de Jirau. En una tentativa fallida de embarque de 150 trabajadores para Belén – PA, en 20 de marzo, los trabajadores quedaron, tal cual prisioneros, bajo las asestas de las armas de la Fuerza Nacional de Seguridad.
“Es la mayor humillación que ya sufrí en la vida. Vea cuántos policías. Todos en el aeropuerto mirándonos cómo si fuéramos bandidos. Y la única cosa que yo quiero hacer es irme”, dice un trabajador de 35 años, oriundo de Tucuruí (PA). [folha.con de 21 de marzo de 2010]
Obras del PAC: Zonas de muerte
Un estudio reciente realizado en 21 grandes obras que suman R$ 105.600 millones de inversiones, reveló 40 muertes de obreros desde 2008. Seis de esas muertes sólo en las usinas de Jirau y Santo Antônio, en Rondônia.
El estudio engloba desde grandes obras como hidroeléctricas hasta las obras del programa “Mi Casa, Mi Vida”.
El periódico Lucha Classista de febrero de 2011, disponible en lutaclassista.wordpress.con, ya apuntaba que:
“La actual expansión del sector de la construcción viene acompañada de un aumento inaceptable de “accidentes” y de pésimas condiciones de trabajo. En 2008, fueron 49 mil accidentes en el sector, 70% mayor que el registrado en 2004 según los datos de la Seguridad Social. Los números relativos a los años de 2009 y 2010 aún no están disponibles, pero estudios hechos por los sindicatos y las notificaciones del Ministerio del Trabajo indican que los accidentes aumentaron de forma muy grave. Esos accidentes crecen a medida en que aumenta la precarización de las condiciones de trabajo y las contrataciones en el sector.
La construcción lidera la mayor tasa de mortalidad entre todos sectores económicos del Brasil. La totalidad de esos accidentes es consecuencia directa del sistema de explotación y precarización del trabajo obrero. La falta de equipamientos de protección y seguridad colectiva e individual, ausencia de entrenamientos adecuados y de alimentación, son algunas de las principales causas. La fuerte competición entre las constructoras y la presión por el cumplimiento de los apretados cronogramas, además de los bajos salarios, obligan los obreros a hacer horas extras y a que cumplan excesivas, exhaustivas y peligrosas jornadas de trabajo. Los obreros son tratados como meros objetos descartables.”
Concilio pro patronal
En 29 de marzo la gestión semicolonical convocó, a toque de caja, una reunión con las centrales sindicales chapa blanca para atacar la lucha de los obreros en las obras del PAC.
La reunión, presidida por el ministro Gilberto Carvalho, definió a favor de la creación de una comisión compuesta por patrones y “trabajadores” para “gestionar la crisis en las obras”. Participaron de la sección de conciliación de clase: la Central Única de los Trabajadores – CUT; Fuerza Sindical; Central General de los Trabajadores del Brasil – CGTB; Central de los Trabajadores y Trabajadoras del Brasil – CTB; Unión General de los Trabajadores – UGT; Nueva Central Sindical de Trabajadores – NCST; y Coordinación Nacional de Luchas – Conlutas.
Entre los insultos contra la clase obrera proferidos en el citado encuentro están declaraciones como la del presidente del Sindicato Nacional de la Industria de la Construcción Pesada – Sinicon, Luiz Fernando Santos Reis, que sin mover un músculo de la faz “aseguró que existen parámetros de calidad en las obras, que ofrecen seguridad y cursos profesionalizadores” y aún garantizó que “no existe actividad más fiscalizada en el país de que la construcción pesada.” [www.secretariageral.gov.br]
El director de Comunicación de la Camargo Corrêa, Marcello D’Angelo, afirmó categóricamente que “la infraestructura de las obras de Jirau se destaca por la calidad de los alojamientos, separados en alas femeninas y masculinas, con aire acondicionado, cuartos de baño y refectorio”. [www.secretariageral.gov.br]
Abriendo el coro patronal, días antes, Vagner Freitas, tesorero de la CUT ya había dicho, entre otras declaraciones, que los obreros “tienen que volver a trabajar. Yo soy brasileño, quiero ver esa usina funcionando”, dijo. Enseguida, usó un discurso típico del gobierno: “Brasil necesita de energía limpia. La obra de la usina necesita volver a funcionar, porque la sociedad está siendo perjudicada”. En la misma ocasión “él orientó a los compañeros del Sindicato de los Trabajadores de la Construcción Civil (Sticcero) a continuar a pelear en la Justicia para garantizar la representatividad de los obreros de las obras de Jirau y de Santo Antônio. El Sticcero es acusado de ‘colaboracionista’ por los trabajadores. ‘Si la Camargo (Corrêa) quiere conversar con ustedes en São Paulo, no hay problema. Nosotros podemos ayudar en las negociaciones'” [fuente: www.estadão.con.br en 22 de marzo de 2010]
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