La influencia de Norteamérica sobre los países sudamericanos es evidente desde las primeras décadas del siglo XX, cuando ésta desplazó de la hegemonía económica al imperio británico. Esta predominancia se consolidó en el periodo post Segunda Guerra Mundial.
En lo económico, el dominio norteamericano se asienta en el carácter primario exportador e incipiente grado de industrialización de la mayoría de países sudamericanos, salvo Brasil que fue el país que llegó más lejos en seguir la propuesta del Consejo Económico para América Latina y El Caribe (CEPAL) sobre industrialización y sustitución de importaciones, desde la década de 1950, y en menor medida Argentina que concentró sus industrias entre las ciudades de Buenos Aires y Rosario.
De hecho, los rasgos económicos muestran con nitidez que los países sudamericanos, en mayor o menor medida, continúan siendo estados-nación inconclusos, con economías internamente desintegradas, que son funcionales al movimiento internacional de capitales — principalmente el liderado por Norteamérica —, más no precisamente al movimiento interno de capitales que les permitan tener economías nacionales plenamente cohesionadas e integradas, que por el contrario se supeditan a los intereses externos.
Por ellos, resulta absurdo plantear que han desaparecido los estados-nación, como manifiestan Negri y Hardt con su tesis del Imperio, cuando aún existen estados-nación en ciernes (ni siquiera bien estructurados), que permanecen atrapados en la maraña económica del capitalismo mundial. Consideramos que sigue siendo válido llamar imperialismo a este fenómeno y no imperio, pues el término imperio implica magnificar y dar mucha relevancia al papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que tan sólo es una herramienta más del imperialismo
También, este dominio tiene como piedra de toque la vieja historia de encuentros y desencuentros entre los países sudamericanos. Aquí nos referimos a la geopolítica militar del sub-continente.
Sudamérica: Entre la balcanización y el desencuentro
Un breve repaso del mapa sudamericano permite observar al Brasil como el país más grande de la región, rodeado de 10 países sudamericanos, la gran mayoría de estos países hispanoamericanos. Lo que demuestra que el imperio lusitano primero y luego la República de Brasil pudieron conservar la unidad del actual inmenso territorio brasileño; mientras las ex colonias bajo influencia hispánica se fueron desintegrando en un proceso de creciente balcanización que las atomizó en países cada vez más pequeños, producto de las fuertes disputas de caudillos regionales que ocasionaron un paulatino proceso de implosión que trajo como resultado un gran número de países hispanoblantes.
De hecho, los permanentes conflictos coloniales lusitano-hispánicos prolongados hasta tiempos republicanos, fueron resueltos con la creación entre Argentina y Brasil de estados tapón (buffer states) Paraguay y la República Oriental del Uruguay, pues mientras Paraguay limitó el acceso a la cuenca amazónica a la Argentina, Uruguay 1 limitó el acceso a Brasil al Río de la Plata.
Por otro lado, los conflictos fronterizos de los países sudamericanos es un peligro latente que aún no está del resuelto y cada cierto tiempo atizan los problemas limítrofes. Un caso paradigmático es la República de Chile que mantiene vivos los problemas con los tres países con los que limita, es decir con Argentina, Bolivia y Perú, con estos dos últimos mantiene una disputa desde el año 1879, cuando estas tres naciones protagonizaron la Guerra del Pacífico, de la que resultó triunfante la República de Chile.
La mencionada guerra dejó a Bolivia en la mediterraneidad, sin acceso al mar, al mutilarse Antofagasta del territorio boliviano como botín de guerra chileno, zona que a finales del siglo XIX contaba con recursos naturales como los cotizados guano y salitre, además del cobre que aún siendo una de las principales fuentes de ingreso a la economía chilena. En tanto, la guerra del Pacífico desprendió del territorio peruano la zonas de Arica e Iquique.
En la década de 1970, Chile y Argentina tuvieron un altercado limítrofe en la zona austral, más específicamente por el Canal de Beagle. Conflicto que fue resuelto arbitralmente por Inglaterra a favor de Chile, el laudo fue rechazado por Argentina, quien realizó maniobras militares en las inmediaciones de la zona austral. Se dice que Inglaterra actuó en favor de Chile, de manera premeditada, pues a comienzos de la década de 1980 se enfrascó con Argentina, en la denominada Guerra de Las Malvinas.
La desventajosa situación diplomática argentina, con un resultado del laudo desfavorable y la coyuntura de la política internacional, donde estaba latente el conflicto con Brasil de Itaipú-Corpus, hizo desistir a Argentina de la idea de una conflagración bélica con Chile. Un conflicto militar argentino-chileno con seguridad hubiera arrastrado a otros países del sub-continente, pues temprano o tarde, Bolivia y Perú intervendrían en alianza con Argentina, a fin de ajustar viejas cuentas del siglo XIX con Chile.
De hecho, el ex presidente peruano Gral. Juan Velasco Alvarado permanentemente azuzó en la década de 1970 a la recuperación de Arica e Iquique, para lo cual hizo que la República del Perú ingresara en una carrera armamentista. El conflicto limítrofe peruano-chileno aparentemente llegó a su fin en la década de 1990, con un acuerdo suscrito por Alberto Fujimori con su homólogo chileno Eduardo Frei. Sin embargo, está latente la disputa por la soberanía marítima, la misma que se matiza con discursos chauvinistas fomentados por las élites de ambos países, referidos a las patentes sobre ciertas creaciones gastronómicas, además de tener en medio del "fuego cruzado" de una "guerra fría" a empresas aéreas.
Las élites peruanas mantienen también una vieja disputa con el Ecuador, basada en la conformación de la Audiencia de Quito que dio lugar a Ecuador y del Virreinato del Perú en la época colonial. El reclamo de las élites ecuatorianas es que Ecuador debería tener acceso a la región amazónica. Estas disputas no sólo han sido de carácter diplomático sino que también lo fueron de carácter bélico. Así, en 1941 detonó una pequeña conflagración peruano-ecuatoriana, la que a comienzos de la década de 1980 se reavivó en la zona de la Cordillera del Cóndor, en un lugar llamado Paquisha. Finalmente, en 1995, hubo otra confrontación bélica entre ecuatorianos y peruanos por la disputa de la zona llamada Tiwinza, que culminó con un Tratado de Paz, que aparentemente habría resuelto esta vieja disputa, al mantener la República del Perú la soberanía de la zona en disputa y la República de Ecuador tener la propiedad privada sobre el mismo.
Perú también tuvo un viejo problema con Colombia, en la zona selvática del río Putumayo, en la zona de Leticia, que terminó por definirse como territorio colombiano a través de un Tratado entre los dos países, en el año de 1930, luego de un enfrentamiento bélico entre ambos países.
La situación de Bolivia, tiene como punto nodal en su política exterior la recuperación del acceso marítimo, que le fue mutilado luego de la guerra con Chile en 1879. Sin embargo, este país [Bolivia] sufrió permanentes desgajes territoriales por sus distintos vecinos; así, además de haber perdido el acceso al mar, Bolivia ha sufrido merma territorial en disputas con el Perú durante el siglo XIX, al iniciarse el siglo XX con Brasil, luego de la llamada Guerra del Acre; además, de continuas avanzadas de Brasil más allá de los territorios fijados por el colonial Tratado de Tordesillas. También Argentina se hizo de territorios bolivianos e incluso Paraguay luego de la Guerra del Chaco (1932-1935) cercenó territorio a la República de Bolivia.
También Paraguay está signado por la misma fatalidad de la pérdida territorial, con el apunte que este pequeño país se enfrentó bélicamente contra Argentina Brasil y Uruguay (la llamada Guerra de la Triple Alianza), donde el territorio paraguayo perdido superó los 142.500 kilómetros cuadrados. Pese a que la guerra culminó en 1870, Paraguay permaneció ocupado por el Brasil hasta el año 1876.
Economía, migración, recursos naturales y medio ambiente
En la actualidad, si bien se mantienen supérstites algunas disputas territoriales, como las ya anotadas, temas económicos, sobre gestión de recursos naturales y de medio ambiente ocasionan enconadas discusiones entre los países sudamericanos.
De hecho, entre Bolivia y Chile, existe un serio problema sobre el uso del agua dulce del río Silala, un río que está ubicado en la frontera de ambos países, cuyo curso de agua fue desviado hacia territorio chileno, lo que ha abierto un conflicto entre ambos países, que luego tuvo sus repercusiones para que el estado boliviano, presionado por el pueblo de ese país, tome la decisión de no exportar gas de Bolivia a Chile, quitando a este último país una de las alternativas más factibles de solucionar su permanente déficit energético. Esta situación facilitó que este gas sea trasladado a Brasil y Argentina, aunque por empresas transnacionales, que no precisamente responden a los intereses del pueblo argentino y brasileño.
Como contrapartida, Bolivia no sólo exporta gas a Brasil (Petrobras) y Argentina (YPF), sino principalmente mano de obra de miles de bolivianos que se encuentran esparcidos en todo el territorio argentino 2, en tanto que se concentran centenares de miles en la ciudad de Saõ Paulo, muchos de manera ilegal, víctimas de estigmatización y xenofobia, sobre todo en la Capital Federal de Buenos Aires.
Situación similar viven algunos ciudadanos peruanos residentes en las ciudades del eje de Bolivia (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz), xenofobia que amerita un análisis mucho más exhaustivo; igual suerte atraviesan los residentes brasileños en el Departamento de Pando limítrofe con el Estado de Acre, quienes recientemente fueron reprochados por residir dentro de 50 los kilómetros de la frontera boliviano-brasileña, hecho prohibido por la Constitución Política de Bolivia.
El tema del medio ambiente está presente en una disputa entre Uruguay y Argentina por la instalación de empresas papeleras transnacionales en territorio uruguayo, que explotan celulosa extraída de zonas forestales cercanas a la zona Fray Bentos, muy cercana al Río de La Plata. Esta situación ha provocado un movimiento muy vigoroso de ambientalistas argentinos de Gualeguaychú junto a un grupo de ambientalistas uruguayos para frenar el deterioro del medio ambiente por estas empresas con capitales transnacionales finlandeses, españoles y norteamericanos.
El tema fue a mayores cuando el gobierno del presidente uruguayo Tabaré Vásquez, pese a su imagen de izquierdista, optó por defender a las transnacionales y emprender una arremetida nacionalista, con evidentes tintes chauvinistas anti argentinos, que arrastra ideológicamente a ciertos sectores del pueblo uruguayo. Esta situación se evidenció con la visita de George W. Bush, donde mientras Tabaré Vásquez recibía amistosamente al presidente norteamericano y despotricaba de Argentina y el MERCOSUR; mientras el presidente argentino Néstor Kirchner recibía en Buenos Aires al presidente venezolano Hugo Chávez, quien arremetía contra Norteamérica.
Este orden de cosas demuestra que pese a la crítica situación del imperialismo norteamericano pretende retomar posiciones perdidas en Sudamérica, luego de su desastre económico patentizado con la paulatina caída del dólar y sus fracasos militares en Medio Oriente. Es decir neutraliza la avanzada de la Unión Europea, Japón y de la emergente economía china en Sudamérica, y aprovechando hábilmente las viejas disputas sudamericanas retoma su sitial para emprender una lucha con la mayor capacidad de regateo sudamericana, patentizada en la figura de Hugo Chávez, quien si bien no se desprendió del imperialismo con el cual sigue dependiendo para hacer negocios, si apela a una mayor capacidad de regateo.
La última visita de Bush a Sudamérica evidencia esta situación, donde centró en visitar a Brasil, más específicamente a la élite liderada por Luiz Inácio Da Silva, con la que los acercamientos están desde hace mucho consolidados y por ello deposita su confianza en Lula para preservar sus intereses en el sub-continente; así como en Colombia, país al que luego del Plan Colombia el imperialismo norteamericano ha penetrado por todos los costados.
1 Por este motivo, se le denominaba a Uruguay como república cisplática. 2 Se dice que llegan a 3 millones los ciudadanos que radican en Argentina.