Los pacifistas, apaciguadores, conciliadores y colaboracionistas de toda orden andan bastante ocupados con sus gritos de ‘para con eso’ y levantando sus muchas banderas de la despolitización. Con la primera década del siglo XXI llegando al fin, las potencias imperialistas continúan siendo responsables por agresiones, invasiones y provocaciones militares alrededor del mundo. No obstante, los pacifistas – muchos de ellos patrocinados por el alto poder económico – insisten en convocar “ambos lados” al aprieto de manos, como si los conflictos actuales fueran fruto de discordia entre iguales, y no brutales agresiones que parten de los poderosos de siempre.
Es preciso desmentir estos que intentan equiparar agresores y agredidos, reconociendo el derecho de los pueblos del mundo de defenderse contra las ofensivas del capital en forma de tanques, helicópteros, misiles y soldados bajo el mando del USA y de Europa.
Las ofensivas militares imperialistas más notorias de nuestros tiempos vienen siendo llevadas a cabo por USA en Irak y en Afganistán, dos países cuyas localizaciones son estratégicas para la carrera por el reparto del mundo.
En Irak, el pueblo continúa resistiendo bravamente a la agresión yanqui, que ya dura más de cinco años. La Resistencia Iraquí viene imponiendo dificultades cada vez mayores al USA, que viene necesitando inclusive recurrir cada vez más a los servicios de firmas de contratación de mercenarios (ver materia en esta edición de AND). A finales del año pasado, el gobierno títere de Bagdad necesitó correr para aprobar en el Parlamento una resolución para prorrogar la permanencia de soldados no americanos en el país. Si no lo hiciera antes del día 31 de diciembre, la presencia de soldados británicos y de otras nacionalidades en Irak se haría ilegal – como si la invasión ya no constituyera los medios de todos los crímenes contra el pueblo iraquí.
En Afganistán la matanza continúa, pero los problemas enfrentados por la máquina de muerte de la Otan no son menores. Aun así, Francia de Sarkozy y USA ahora comandado por Obama prometen intensificar los esfuerzos de guerra por allá. Obama ya avisó que más 10 mil soldados yanquis irán a desembarcar en Cabul.
La presencia de los invasores extranjeros en Afganistán viene creando tensiones militaristas en la región. El pueblo del vecino Pakistán sufre las consecuencias de la hipócrita “guerra contra el terror” movida por USA, cuya presión sobre las autoridades paquistanís para que aniquilen los talibanes que están en su territorio está desestabilizando el país y sus estructuras a punto de que Islamabad arriesgue meterse en un conflicto atómico con India, que acusa los paquistanís de ser complacientes con los ataques a Bombay, en noviembre del año pasado.
En África, el legado del reparto del continente entre las potencias imperialistas los siglos XIX y XX y de la posterior “descolonización” es bien conocido: guerra civil. Actualmente, los pueblos de países como Zimbábue, Somália, Congo, Sudán y Chad padecen bajo el fuego cruzado cuyo origen está en la división de las fronteras hecho según los intereses de las ex metrópolis.
Además de vivir bajo el miedo de ser muertos por las hordas de la etnia rival, los africanos son asolados también por epidemias de AIDS, malaria y cólera. En el Zimbabue, el desempleo castiga 80% de la población, y la inflación es de nada menos que del 100.000%. Cien millones de personas están pasando hambre. Es un caos económico y social cuya responsabilidad histórica es de países como Francia y Gran Bretaña, que hoy se explayan en la demagogia barata, lamentando lo que llaman de crisis “humanitaria”.
No obstante, el neocolonialismo viene operando en África a todo vapor, especialmente porque la Unión Europea está de ojo en el inconmensurable potencial de energías renovables del continente. Europa del capital, capitaneada exactamente por Francia y por Gran Bretaña, viene articulándose para “invertir” en parques de energía solar en África Subsahariana y en la producción de energía geotérmica en el Valle del Rift, en África Oriental – una región que va del mar Rojo hasta Mozambique.
En el Cáucaso y en Europa del Este, el deseo de la élite mafiosa rusa de entrar de vez en la carrera por el reparto del mundo ora protagonizado pelo USA y por la Unión Europea viene amenazando la región con el fantasma de la guerra.
Un fantasma que recientemente apareció, en agosto del año pasado, cuando el ejército de Vladimir Putin y Dimitri Medvedev invadió la Ossetia del Sur y trabó una guerra de nervios con las demás potencias imperialistas, y de armas con la Georgia, que hace tiempos oprimía los ossetianos con el apoyo de yanquis y europeos. En juego estuvo – está – la región geoestratégica localizada entre el mar Negro y el Caspio, en una disputa que aún no conoció su desfecho.
Más al oeste, el gobierno de Polonia se mancomunó con USA y firmó el acuerdo para la instalación del escudo antimisiles yanqui en su territorio, creando aún más tensión en la región. En el inicio del año, Rusia avanzó con su “diplomacia del gas”, cortando parte del suministro a Europa en pleno invierno del hemisferio norte, con sus temperaturas de -20ºC.
Ya por aquí, en los trópicos, el oportunista Hugo Chávez, presidente de Venezuela y Luiz Inácio vienen abriendo las puertas de América del Sur para Rusia, así como el gerente Álvaro Uribe, presidente de Colombia, hace tiempos ya dejó entrar el ejército del USA.
En el pasaje de 2008 para 2009, el Estado fraudulento y criminal de Israel, patrocinado por el imperialismo yanqui, inició una nueva embestida con fuerza total contra el pueblo palestino, visando su aniquilación, aunque los demagogos de turno insistan que se trata de una legítima defensa contra los cohetes del Hamas. Es del ejército sionista la artillería más reciente de horror y muerte que tiene el imperialismo como tela de fondo.
Ahora, con Obama asumiendo el mando de las acciones yanquis, los pacifistas se hartarán en intentar esconder las verdaderas razones de las guerras emprendidas o patrocinadas por USA por detrás de la apariencia de buen hombre con la que se viste el nuevo “comandante en jefe” de la máquina de opresión imperialista. Es preciso no iludirse con esta falsa propaganda, que levanta una falsa bandera blanca.
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