Estudos da Funai reconhecem a posse de terras pelos povos Guarani Kaiowá e Guarani Nhandéva
Estudios de la Funai reconocen la posesión de tierras por los pueblos Guaraní Kaiowá y Guaraní Nhandéva
Dos áreas con más de 40 mil hectáreas, situadas en Iguatemi (MS) y ocupadas hace décadas por el latifundio, no pertenecen a esos hacenderos blancos y sí a los indios guaranís-kaiowás.
La conclusión es del Informe Circunstanciado de la Tierra Indígena Iguatemipegua I (comunidades de Mbarakay y Pyelito Kue), publicado en 8 de enero en el Diario Oficial.
El documento, elaborado por la antropóloga Alexandra B. da Silva y equipo, por solicitud de la Funai, es el primer paso para legalizarse y devolver ese territorio indígena a sus verdaderos dueños.
Aunque los guaranís estén contentos, saben que el proceso legal es lerdo, lleno de obstáculos, y que la lucha de la tribu aún tendrá que continuar viva y fuerte, como ha sido hasta aquí. Publicamos abajo un resumen del Informe, que contiene importantes datos sobre la historia indígena en aquellas áreas y la de sus usurpadores.
Los pueblos indígenas Guaraní Kaiowá y Guaraní Nhandéva, en Mato Grosso do Sul, se distribuyen en 33 localidades (entre tierras indígenas y campamentos).
Desde la conquista europea, los relatos orales indígenas, así como registros y documentación escrita comprueban el uso y la ocupación tradicional Kaiowá de la margen izquierda del río Iguatemi. Se trata de un amplio territorio, donde esos indígenas ocupaban los márgenes y cabeceras de cursos de agua que convergen para el Iguatemi. (Nota de AND: el término “Iguatemipeguá” significa “aquello que procede del [río] Iguatemi”.)
Desde el punto de vista histórico, está patente que a partir de las últimas décadas del siglo XIX, migrantes paulistas, de Minas Gerais, Rio Grande do Sul y Pará comenzaron a fijarse en medio a las plantaciones de yerba nativos del sur de MS, iniciando la agropecuaria, disputando tierras con la Cia. Matte Larangeira y estableciendo serios obstáculos a la ocupación indígena.
De acuerdo con documentación existente en la Funai, en las décadas de 1910 y 1920 el Servicio de Protección a los Indios (SPI) definió 8 lotes, con superficie de 3.600 hectáreas cada, para ser reservados a los Kaiowa y a los Nhandéva, en el sur del estado.
Bajo la perspectiva asimilacionista, en esos lotes vinieron a ser instalados puestos administrativos, con la atracción de indígenas de diferentes tekoha (aldeas), con el objetivo de integrarlos al modo de vida “civilizado”, liberando así vastas extensiones territoriales para la colonización. Ese proyecto, así, impuso a los indígenas un proceso paulatino de expropiación territorial al cual nunca hubo conformación.
La demarcación de esas áreas se dio efectivamente con extensiones inferiores a los 3.600 ha y corresponden a la T.I.s Benjamim Constant y Limón Verde, en Amambai; Caarapó, en Caarapó; Dorados, en Dorados; Takuapery, en Coronel Sapucaia; Porto Lindo, en Japorã; Pirajuy, en Paranhos, y Sassoró , en Tacuru.
Además de documentación escrita, historias de vida de algunos liderazgos contemporáneos ilustran el proceso de expropiación territorial practicado contra las familias Kaiowa.
En relación la Mbarakay , se sabe que, a mediados de los años 1950, en la microrregión denominada Mba’y guay , se instaló el no-indio de nombre Vidal Amaral.
No demoró para Vidal soltar sus bueyes en el lugar, en una estrategia bastante común en la época. De acuerdo con la memoria oral de los indígenas, antes de Vidal allí llegar, los Kaiowa poseían algún ganado vacuno y cerdos, además de algunos caballos, a los cuales Vidal Amaral juntó sus propios animales, de modo a mezclarlos y confundirlos con aquellos de los indígenas. Ante el descontento de los guaranís, el hacendero afirmaba que si estos estuvieran descontentes, podrían mudarse.
(Nota de AND: A partir de este punto, el Informe lista una serie de invasores blancos, que fueron tomando las tierras de los indios en Mbarakay y Pyelito desde las décadas de 1940 y 1950. Hoy esas áreas indígenas están ocupadas por 46 haciendas, varias de ellas tenidas como latifundios.)
En que pese el proceso de expropiación, se verificó que los Kaiowa continuaron acessando puntos de esos tekoha de origen. Así, aunque no hayan logrado mantener la posesión plena sobre la totalidad de las áreas tradicionales, los indígenas continuaron usando y ocupando esas áreas de las maneras que les fueron facultadas: recolectando, cazando, pescando, aunque con grandes cercenamientos.
En el presente se observan iniciativas colectivas de recuperación de los espacios indígenas expropiados, bajo la forma de campamentos, estando comprobado que la colonización no fue capaz de destruir el vínculo indisoluble que esas familias mantienen con la Iguatemipeguá I, la cual continúa a estructurar su visión de mundo y organización sociopolítica.
Las tierras que componen Iguatemipegua I se encuentran en el hoy municipio de Iguatemi, caracterizado por una economía con base en la agropecuaria, encuadrándose en el llamado “agronegocio”, en que la pecuaria extensiva y la producción motocultora son determinantes.
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